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Chencha Berrinches se mantiene vigente tras dos décadas de carrera en la escena latina e independiente de L.A.

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Si creciste con la escena angelina del rock latino que empezó a sonar fuerte a fines de los ’90 y a principios de los años 2000, el nombre de Chencha Berrinches no te será desconocido. Pero, si te quedaste clavado en esa etapa, no esperes reconocer a muchos de los rostros actuales de la agrupación.

Y es que, estos momentos, la banda nacida en South Gate, California, mantiene solo entre sus filas a un integrante original, el baterista Don Diablo Ramos, aunque el vocalista que la encabeza, Danny Cortés, lleva ya 14 años en el equipo, mientras que el bajista, Agustín García, se unió en el 2013. En realidad, el único ‘nuevo’ por aquí es el guitarrista Ernesto Ramírez, quien se integró a mediados del 2016.

Pero el mismo Ramírez está lejos de ser un recién llegado a este negocio, ya que a lo largo de muchos años formó parte de María Fatal, otro conjunto esencial de la movida local. “Yo he estado dedicado a producir discos de otros grupos, como Miércoles de Ceniza y Motita, por lo que andaba muy ocupado”, le dijo el músico a HOY; “pero luego de que Don Diablo me invitó a verlos tocar, me quedé impresionado con el talento, además de que los ‘brothers’ son buenísima onda y de que, por supuesto, alterné muchas veces con Chencha en el pasado gracias a los conciertos en los que participaba con María Fatal”.

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En todo caso, lo importante no es solo que Chencha Berrinches sigue de pie tras 21 años de existencia, sino que acaba de lanzar una nueva producción original, “Hecho en México”, un EP de cuatro temas en el que se atreve a recorrer terrenos insospechados.

“Hubo un momento en el que nos calificaron como ‘skacore’ [una tendencia radical del género], pero ahora, gracias a los aportes de los demás integrantes y la tutela del maestro Sax, de Maldita Vecindad, estamos haciendo algo diferente sin dejar de lado nuestra esencia”, nos contó por su parte Ramos. “Eso nos ha permitido entrar a las baladitas de ska y hasta hacer un tema tranquilo como ‘Take Me to Jamaica’, que hicimos para regresar a nuestras raíces”.

Los que estaban acostumbrados al sonido más rudo de esta banda quedaron probablemente sorprendidos con “Endless Winter”, que es un tema romántico y bastante comercial. “Hay mucha gente que se ha quejado, pero también mucha gente a la que le ha gustado, y de todas las edades; sabíamos que iba a pasar algo así”, afirmó Cortés, que vio su primera luz en Whittier.

“Vamos a hacer ojos cerrados a los comentarios negativos, porque estamos haciendo esto de corazón y, además, el EP es solo el adelanto de un álbum completo que va a ser muy diverso”, retomó Ramos, quien nació en Huapango, Guanajuato, y que participa con sus compañeros en el respectivo videoclip, presente desde el primer día de este año en YouTube.

De todos modos, el adelanto al que se refiere no navega únicamente mares placenteros, como lo demuestra la presencia de “Mercancía”, un corte mucho más fuerte que se inspira “en la corrupción de la policía de México y en la búsqueda de la justicia”.

Los planes de Chencha Berrinches a corto plazo incluyen presentarse al lado de algunas de las bandas emblemáticas con las que el conjunto se formó. “Muchas de ellas están todavía por ahí, buscando una buena razón para reactivarse”, aseguró Ramírez. “De hecho, 15 Letras, Los Olvidados y María Fatal amenazan con regresar, y a nosotros nos encantaría ayudar para darle lugar a la escena local, que nunca se pudo consolidar pese a que lo merecía”.

Ocurra lo que ocurra, Ramos afirma que hay Chencha para rato, lo que no quiere decir que lo que hace con la banda sea demasiado productivo en el plano económico. “La neta, hacemos esto por el amor al arte y al rocanrol; no hay millones por aquí”, enfatizó. “Y tenemos que agradecerle a ‘la pandilla’ [los fans], que siempre ha estado ahí y a la que le debemos todo, ya sean tres o cuatro aplausos los que nos dan”.

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