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Controvertida obra teatral despierta debate en Israel

En esta foto del 18 de enero del 2015, Naftali Bennett conversa con periodistas antes de una reunión semanal del gabinete en Jerusalén. Bennett, actualmente ministro de Educación de Israel, ordenó que un teatro deje de presentar una obra polémica inspirada en la vida de un árabe que asesinó a un soldado israelí. (Abir Sultan, Pool Photo via AP, Archivo)

En esta foto del 18 de enero del 2015, Naftali Bennett conversa con periodistas antes de una reunión semanal del gabinete en Jerusalén. Bennett, actualmente ministro de Educación de Israel, ordenó que un teatro deje de presentar una obra polémica inspirada en la vida de un árabe que asesinó a un soldado israelí. (Abir Sultan, Pool Photo via AP, Archivo)

(Abir Sultan / AP)
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La decisión del nuevo ministro de educación de Israel de ordenar que una controvertida obra teatral, inspirada en la vida de un árabe que asesinó a un soldado israelí deje de presentarse ante estudiantes de secundaria, ha generado un fiero debate en el país sobre los límites de la expresión artística.

El ministro, Naftali Bennett, dice que es inapropiado para el estado exponer a los estudiantes a una obra que humaniza a un asesino e irrespeta a la familia de la víctima.

Los críticos, sin embargo, hablan de censura al decir que el nuevo gobierno nacionalista está limitando la libertad y vitalidad de la democracia de Israel.

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El asunto comenzó cuando la familia de Moshe Tamam, un soldado que fue secuestrado, torturado y asesinado en 1984, descubrió que el teatro al-Midan en la ciudad de Haifa estaba montando una obra inspirada en la experiencia que tuvo en prisión su asesino, Walid Daka, un miembro de la minoría árabe israelí, y que la estaban exhibiendo a estudiantes de preparatoria como parte de su programa de cultura y arte financiado por el estado.

Ortal Tamam, la sobrina del soldado asesinado, describió entre lágrimas sus sentimientos hacia la obra, titulada “Un tiempo paralelo”.

“Sólo estamos diciendo algo muy simple: no financien esta obra. Nuestro gobierno no debe ser el que financie esta obra y honestamente no entiendo a todas esas personas que creen que alguien que secuestró a un chico de 19 años debe ser llamado un héroe”, dijo.

Bennett de inmediato ordenó el cese de las presentaciones, argumentando que Israel no debe financiar o promover algo tan ofensivo.

“Apoyo el pluralismo y no tengo deseos de interferir con la cultura y las artes”, dijo Bennett a The Associated Press. “La pregunta aquí es si el Ministerio de Educación de Israel debe pagar para que los niños en las escuelas vayan a ver una obra que muestra compasión hacia un asesino y un terrorista”.

“Y mi respuesta es no. No espero que Estados Unidos envíe a sus niños a ver una obra que muestre piedad hacia Osama Bin Laden y eso mismo no ocurrirá en Israel”, añadió.

La controversia se produce poco después de que la ministra de Cultura Miri Regev amenazó con dejar de financiar a un pequeño grupo de teatro luego que su fundador, un árabe israelí, se negó a presentarse en un asentamiento judío en Cisjordania. Regev dijo que también examinará el apoyo financiero a otras instituciones que atacan al estado.

Tanto Bennett como Regev son figuras prominentes en un nuevo gobierno que está apoyando un número de medidas que los opositores consideran van dirigidas a acallar a la crítica.

Los artistas israelíes se han pronunciado en contra de esas medidas, diciendo que el pluralismo del país es lo suficientemente fuerte para lidiar con interpretaciones artísticas que irritan a algunos.

Salwa Nakkara, asesora artística de al-Midan, dijo que unos 700 estudiantes ya han visto la obra y que tuvieron conversaciones profundas sobre la misma.

Dijo que quienes la atacaban no la habían visto y estaban motivados por intereses políticos dañinos para la libertad de expresión. “Esto contradice a un estado que se considera de por sí democrático”, señaló.

Bashar Murkus, el escritor y director de la obra, la defendió diciendo que muestra el “ángulo humano” del prisionero.

“Ningún lado lo trata como un ser humano, pero en el escenario es hermoso e importante ver la profundidad humana de cada prisionero”, dijo Murkus.

El columnista Ben-Dror Yemini dijo que la libertad de provocar era “el cuerpo y alma de la democracia”. Pero que promover una obra controversial con financiamiento del gobierno era algo distinto y que las acciones de Bennett se justificaban.

“¿Quieren alegar que Israel es criminal? Dejen que lo hagan. ¿Quieren montar una obra inspirada por un terrorista, un asesino o un violador? Dejen que lo hagan. ¿Pero por qué creerían que los ciudadanos de Israel tienen que financiar su vilipendio al estado?”, preguntó en una columna en el sitio de noticias Ynet. “Quieren beber del mismo pozo en el que escupen”.

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