Anuncio

FICG in LA: ‘La libertad del diablo’ puede parecer una historia de terror ficticia, pero retrata la desgarradora realidad que se vive en México

Share

A estas alturas, hablar de escenas de terror en México parece estar más cercano a la realidad que a la fantasía, y eso es algo que se refleja en “La libertad del diablo”, una película que se proyectará este 3 de noviembre a las 8.30 p.m. en las salas Chinese de Hollywood como parte del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG in LA) y que, en lugar de tocar una temática sobrenatural, se dedica a retratar escalofriantes aspectos de la violencia que se vive en ese país.

Se trata de un documental en el que todos los entrevistados (víctimas de estos actos y sus familiares, miembros de las pandillas e integrantes de las fuerzas armadas) llevan máscaras color carne, lo que además de protegerlos, los une como seres humanos.

Los momentos más contundentes se producen cuando las emociones de los participantes trascienden las máscaras que llevan. “Elegimos a personas que pudieran reaccionar ante su participación en esta espiral de violencia; de otro modo, la película hubiera sido muy simple”, le dijo a HOY Los Ángeles el director Everardo González.

Anuncio

Pese a que González cree que el ser humano es naturalmente violento, considera también que ninguna de las personas presentes en su documental es un sociópata, sino “gente aterrada que obedece”. “Lo que nos dice esto es que todos seríamos capaces de cometer actos atroces bajo las circunstancias adecuadas”, retomó el realizador.

“En ese sentido, me parece muy significativa la escena en la que una niña de 17 años dice que si tuviera al frente a quienes se llevaron a su madre, los torturía y los mataría”, prosiguió el entrevistado. “Esa cadena de venganza es una gran parte del problema de México”.

González no es ajeno a las temáticas sociales en su obra; todo lo contrario. Como él mismo nos lo contó, ha hecho ya un trabajo sobre dos reporteros que solicitaron asilo político en Texas; otro sobre el éxodo que se produce por la violencia en el norte de México; uno más sobre los años previos a la cruenta guerra civil en El Salvador; y otro sobre los vínculos entre el crimen callejero y el servicio secreto mexicano durante los años ‘70.

“Yo me formé básicamente como periodista hace muchos años, y aunque nunca ejercí [esa profesión], los temas de derechos humanos me han importado siempre”, afirmó. “Como documentalista, mi trabajo en general ha recurrido mucho a los géneros narrativos, y en esta ocasión, la película se acerca mucho más a un ensayo que integra el coro de voces presente en una misma posición de terror”.

Anuncio