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Las vivencias de la comunidad LGBTQ latina llegan al escenario con risas, lágrimas y reflexión

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Debido a la coyuntura actual, las personas que se interesan en la defensa de las minorías oprimidas en los Estados Unidos se encuentran especialmente interesadas en la situación de los “dreamers”, quienes llegaron de manera indocumentada a este país cuando eran niños y corren ahora el riesgo de ser expulsados ante las acciones políticas de la Casa Blanca.

Pero eso no quiere decir que no haya espacio para las manifestaciones artísticas relacionadas a otros residentes de esta zona que tengan ascendencia latina, como lo prueba desde ayer la nueva temporada de “Brown & Out”, una propuesta anual de CASA 0101 que llega a su cuarta edición y que se centra en la comunidad LGBTQ local y latina (o “Latinx”, como la llaman algunos) para presentar en una misma función 10 obras cortas e inéditas.

El estreno de ayer, realizado en el pequeño pero atractivo auditorio de la organización en la ciudad de Boyle Heights, tuvo un significado particular debido a que se produjo pocos días después del anuncio hecho por Josefina López, directora artística del local y conocida dramaturga (su trabajo más famoso es “Real Women Have Curves”), sobre el posible cierre de las instalaciones ante la falta de los fondos económicos necesarios para seguir pagando la renta, por lo que, antes de la función, Edward Padilla, presidente de la Junta de Directores de CASA 0101, hizo una invocación para que la audiencia se sume a la campaña de recolección de fondos que se encuentra ya implementada.

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Pero hubo algo más: el estreno sirvió también para la entrega de un premio especial a Dan Guerrero, quien además de ser hijo del legendario ‘padre de la música chicana’ Lalo Guerrero, es un respetado actor, productor y escritor que ha fungido además como activista de la comunidad representada por esta obra. Curiosamente, al agradecer el galardón, además de hablar de lo que le pasó como un adolescente de los años ’50 que no había salido del closet y de promover una “América bilingüe, bisexual y gay”, Guerrero lanzó un comentario sarcástico sobre la extensión de la nomenclatura que distingue ahora a sus representados (y que empezó simplemente como LGB) al decir: “¡Ya basta de agregar letras!”

Lo que vino a continuación fue la presentación de la cuarta edición de “Brown & Out”, compuesta por una serie de piezas de tendencias dramáticas diversas y de diferentes niveles de calidad, interpretadas por un grupo de 11 actores y desarrolladas con elementos escenográficas mínimos pero convincentes. Lo importante es que, en medio de sus ocasionales descensos de ritmo, la producción (que se acerca a las 2 horas, con la inclusión del intermedio, y cuenta con tres directores) es casi siempre entretenida y tiene momentos brillantes.

Hay mucho por ver y por debatir, pero a la salida, y en medio de un grato ‘afterparty’ en el que no faltaron la comida ni la bebida, cada uno de los asistentes parecía tener sus fragmentos favoritos. Si tuviéramos que elegir, nosotros colocaríamos en primer lugar a “When Boyz Cry”, el penúltimo segmento, que además de ser el más gracioso de todos, es el más ambicioso en términos de manejo del espacio y es el que permite el lucimiento mayor de los intérpretes masculinos (Rufino Romero, Moisés Castro, Giovanni Navarro, César Carmona y Matthew Benjamin Ramos).

Escrito por Abel Alvarado y dirigido por Claudia Durán, “When Boyz Cry” muestra a cinco amigos gay en sus ’30 que se reúnen en la casa de uno de ellos antes de ir a un club, y que una vez allí, empiezan a pasarla bien, pero también a revelar rencores recientes, conflictos personales e inseguridades sobre el futuro. Pese a que hay situaciones y diálogos tremendamente divertidos (la química entre los intérpretes es notable, lo que sorprende cuando se sabe que se conocieron recién al ser contratados para la obra), se alude igualmente a temáticas serias que forman parte de las vivencias LGBTQ.

Nos gustó también mucho “Baby Mama”, escrita por Benjamin Ramos (sí, uno de los actores) y dirigida por la misma Durán, quien parece ser muy apta para lograr tonos cómicos adecuados. Aquí, un muchacho gay conversa con una amiga ‘straight’ a la que conoce desde hace mucho y que le propone ser madre de un hijo suyo, pese a conocer y respetar su condición. Al igual que “When Boyz Cry”, la pieza combina acertadamente el humor y el drama, aunque es curioso notar que los dos segmentos recurren a la enfermedad más letal que ha afectado a este grupo humano para saltar súbitamente de género.

Otra pieza llamativa, aunque más superficial, es “Angelito”, escrita por Gilbert Salazar y dirigida por Rigo Tejeda. En ella, un joven que acaba de llegar a Los Ángeles tras mudarse de San Francisco se mete en una peluquería y se pone en las manos de un trabajador del local que parece ser inicialmente muy ‘macho’, pero que en el transcurso del corte de pelo va mostrando indicios que podrían llevar a pensar algo distinto. La idea no llega a definirse del todo, pero la conversación de doble sentido es encantadora, y el rol del peluquero resulta memorable gracias a la labor de Giovanni Navarro.

Ya en el cierre, nos encontramos con “Cochino”, escrita por Richard Villegas, Jr.y dirigida nuevamente por Tejeda. La pieza analiza con eficacia las diferencias culturales que pueden afectar la relación entre dos homosexuales de diferentes procedencias, porque el romance planteado se da entre un mexicoamericano y un asiático, y tiene que ver con un pastel de cumpleaños que, al ser empleado como parte de una broma por el primero, termina desatando una pelea en la que se involucran temas de identidad, de religión y de respeto. Karlo S. Ishibashi (quien hace del asiático) está simplemente increíble.

No podemos dejar de lado las obras encomendadas a Corky Domínguez, quien ha colaborado con la fundadora de CASA 0101 desde hace más de dos décadas, y que es el director más experimentado en esta edición de “Brown & Out”. Domínguez se enfrentó voluntariamente a “Young Dudes”, una pieza de su autoría que se basa en una experiencia personal y que recrea las acciones emprendidas por un muchacho de los ’90 para evitar que su mejor amigo, víctima del SIDA, acabe con su vida.

Aunque la historia (completamente dramática) tiene un tinte evidentemente personal para su director y escritor, se siente más como una anécdota que como un relato resuelto; sin embargo, las actuaciones son impecables, la ambientación es ingeniosa (los hechos del pasado se cuentan a través de un vistoso ‘flashback’ que divide el escenario) y el homenaje directo a David Bowie que se lleva a cabo no nos deja indiferentes.

En ese sentido, es importante destacar que Domínguez es el director que logra hacer las puestas en escena más artísticas, como lo prueba también en “L.U.G.”, una pieza escrita por Durán y dirigida por él mismo que no resulta demasiado original en el plano de la historia (muestra a dos chicas que empiezan a revelar sus tendencias lésbicas y que actúan finalmente de acuerdo a ellas), pero que incluye también un fascinante ‘flashback’ con una alta dosis de sensualidad.

Finalmente, en medio de las indudables bondades que posee, la cuarta edición de “Brown & Out” se queda corta en algunos aspectos puntuales que afectan directamente a la comunidad LGBTQ latina y estadounidense, como la falta de referencias a procesos migratorios de cualquier tipo y la ausencia de personajes transgénero. Son tareas pendientes que esperamos se puedan cumplir en los años venideros, y que requieren, por supuesto, de la supervivencia de CASA 0101. A colaborar.

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BROWN & OUT 4

Cuándo: Hasta el 4 de marzo

Dónde: CASA 0101. 2102 E. 1st St., Los Ángeles, CA 90033

Admisión: $20 (general)

Informes: 323.263.7684

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