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El ‘trapero’ C. Tangana asegura que nadie le dice lo que debe hacer

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EFE

Sin renunciar al trap pero buscando una identidad urbana global, y sin dejar de lado España pero a la caza de retos en otras latitudes, C. Tangana se defendió de quienes creen que ha perdido autenticidad y dijo a Efe que no permite a nadie que le diga qué tiene que hacer, tampoco a sus fans.

“Afortunadamente, yo he hecho mi carrera, no he tenido la típica carrera comercial con un contrato en el que te están exigiendo que hagas cosas. Siempre he podido utilizar mi creatividad para moverme y seguir creciendo”, explicó.

“Hago lo que me apetece hacer en cada momento. Y de la misma manera que no le permito a un sello, a una marca, a nadie, decirme qué tengo que hacer con mi arte, no se lo permito a un oyente”, señaló antes de aclarar que entiende las críticas.

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“Es respetable. Pero no persigas a alguien que no te gusta. Ve a por lo que te gusta y gasta ahí tu energía”, indicó.

Antón Álvarez (Madrid, 1990), más conocido como C. Tangana, se encuentra de gira promocional para presentar su nuevo single “Bien duro” y atendió a Efe en unas modernas oficinas de Venice Beach, una de las playas más emblemáticas de Los Ángeles.

Pocos artistas españoles han despertado recientemente tanta admiración y controversia como C. Tangana, toda una referencia del fenómeno trap en España gracias a enormes éxitos como “Mala mujer”.

Con más de diez años de carrera, desde sus comienzos en el “underground” hasta su fichaje por Sony Music, C. Tangana se mostró escéptico por su adscripción al trap, un género que, cuando surgió en los años 90 en barrios marginales de EE.UU., recurría al rap, efectos de sintetizadores y contundentes bajos para narrar historias de drogas, delincuencia y vida en la calle.

“En España sí ha sido como un hándicap. Han englobado dentro del trap cualquier cosa que tuviese que ver con ‘youtubers’, ‘millennials”, apuntó.

“Y, como todas las modas y todo lo que no se profundiza, cuando esa categoría esté muerta el año que viene o no la quieran usar más, todo lo que va dentro lo tiran para abajo”, reflexionó.

Frente a la pose desafiante o chulesca que enseña en algunas canciones, C. Tangana sorprende en las distancias cortas por un discurso reposado y astuto de quien sabe lo que quiere y cómo lo quiere.

En este sentido llama la atención que use conceptos empresariales como “marca” o “firma” cuando habla de su obra musical.

“A mí me parece una visión realista de la vida. Vivimos en un sistema capitalista y cualquier cosa que quiera sobrevivir tiene que asumir el mercado. Te puedes enfrentar a él, puedes hacer lo que quieras, pero tienes que asumir que existe”, afirmó.

Así, a C. Tangana le parece “extraño” que el dinero no forme parte del discurso de muchos artistas.

“La gente se levanta todos los días para ir a trabajar, igual que constantemente echa de menos a sus seres queridos y se enamora. Pues igual que durante toda la historia de la literatura se ha hablado de la violencia, me parece muy raro que ahora (el dinero) no sea un tema fundamental para los artistas”, opinó.

“Tenemos la idea de que el artista es un bohemio que no tiene que pensar en el dinero, y entonces eso es malo porque quiere lucrarse, pero no: El dinero es una cosa que está ahí en tu vida. Y si tú hablas de la supervivencia, de la lucha por salir hacia adelante, de la ambición, simplemente de la vida en general, pues ahí hay muchas cosas que tienen que ver con el dinero”, subrayó.

No obstante, C. Tangana sí admitió su interés por la “performance” y la ironía para modelar su imagen pública y para “llevar el arte a todo”.

Por otro lado, C. Tangana aseguró que “Bien duro” es “un pasito más” que mantiene su esencia artística: “Usar lo urbano, el rap, lo latino, la música de club, todo eso, para inventarme algo nuevo”.

Y frente a quienes le acusan de machista o de haberse vendido al “mainstream”, C. Tangana contrapuso su intención de vivir de su “creatividad”.

“No quiero volver a una oficina, a una cocina, a coger llamadas. Quiero vivir toda la vida inventándome cosas (...). Entonces, el problema de la exposición y que todo el mundo te pueda criticar o decir cosas, es un problema menor comparado con tener que seguir fregando cacharros”, concluyó.

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