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Qué sugiere el lanzamiento de ‘Roma’ en Netflix acerca de su estrategia de negocio cinematográfico

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Aclamada por la crítica, la película “Roma”, de Alfonso Cuarón —un largometraje íntimo, en blanco y negro y en español, sobre una familia mexicana de clase media y su niñera— parece poco probable de asumir un rol perturbador para Hollywood.

No obstante, el film candidato a los premios y creado con un presupuesto de $15 millones, que Netflix Inc. lanzó en un puñado de cines justo antes del Día de Acción de Gracias, se convirtió en un punto crítico del polémico debate sobre el futuro de la distribución de películas.

“Roma” llegó a las salas tres semanas antes de estar disponible para los suscriptores de Netflix, este 14 de diciembre, un movimiento sin precedentes para una compañía que tradicionalmente rechazó la idea de lanzar películas en cines antes de que estén disponibles para los usuarios de su plataforma de transmisión.

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Al enfrentarse a la creciente competencia de Disney y otros gigantes de los medios de comunicación que ingresan al negocio del streaming, Netflix está cada vez más ansioso por atraer a cineastas que deseen que sus películas sean exhibidas en la pantalla grande y obtengan reconocimientos.

Los expertos en premios predicen ampliamente que “Roma” le otorgará a la firma con sede en Los Gatos, California, su primera nominación al Oscar a la Mejor Película; un triunfo para una compañía que anhela la misma credibilidad en el negocio cinematográfico que ha logrado en la televisión, habiéndose convertido en un jugador habitual de los Emmy con programas como “House of Cards” y “The Crown”. Pero la nueva estrategia de distribución de películas de Netflix se enfrenta a una fuerte oposición. Muchas cadenas de cines se niegan a proyectar “Roma”, alegando que sienta un mal precedente.

Es una batalla que ha enfrentado a los exhibidores que construyeron Hollywood contra el poderoso gigante de la transmisión, que interrumpió radicalmente sus costumbres.

La disputa gira en torno a una práctica de larga data, de lanzar films en fases ordenadas, llamadas ‘ventanas’.

Tradicionalmente, los estudios esperan 90 días después del estreno de un largometraje en los cines antes de que esté disponible para su visualización en el hogar. Los exhibidores sostienen que acortar la ventana exclusiva de tres meses a tres semanas devalúa la experiencia cinematográfica y desalienta a las personas a salir de sus casas para ver una película.

“Aún son ajenos, y no forman parte de nuestra industria en este momento”, consideró Phil Zacheretti, director ejecutivo de la cadena de cines Phoenix Theaters Entertainment, con sede en Knoxville, Tennessee. “Todo exhibidor debería luchar contra ello. Deberíamos trabajar con ellos, pero hacerlo en términos aceptables para la comunidad de los exhibidores”.

Netflix ha intentado caminar sobre una cuerda floja entre sus propios intereses en competencia, lo cual generó tensiones internas sobre la forma en que debe adaptarse a —o cambiar drásticamente— las prácticas tradicionales de la industria cinematográfica.

El director de contenido, Ted Sarandos, criticó durante mucho tiempo la idea de las ventanas, que considera anticuadas. El ejecutivo insistió en lanzar películas a los suscriptores de streaming y en cines al mismo tiempo, argumentando que ello les da más opciones a los consumidores. “No somos pro cines, no somos anti cines; somos pro consumidor”, remarcó en una conferencia de inversionistas realizada en mayo pasado, en Nueva York.

Sin embargo, en el último año, Netflix ha suavizado claramente su enfoque hacia las salas. El director del área de films de Netflix, Scott Stuber, un exejecutivo de Universal Pictures, le aseguró a los principales directores que sus películas recibirán un fuerte impulso cinematográfico, según fuentes cercanas a la compañía.

Este verano, Netflix contrató a la destacada consultora de premios Lisa Taback para dirigir sus campañas, y colocó carteleras a lo largo del Sunset Strip para recordar a los votantes sobre sus títulos.

Según dos ejecutivos de la industria cinematográfica, Netflix busca construir un pequeño equipo de distribución cinematográfica en la empresa, lo cual indicaría una mayor disposición para realizar grandes lanzamientos. La empresa consideró anteriormente comprar una cadena de salas, como Landmark Theatres, pero se alejó de la idea debido al precio.

Netflix no quiso hacer comentarios.

La compañía lucha por equilibrar su aversión a las ventanas con su necesidad de atraer talentos —como Cuarón, los hermanos Coen y Martin Scorsese— así como la gloria de los Oscar. Sus anteriores aspirantes al premio de la Academia, “Beasts of No Nation” y “Mudbound”, fueron estrenadas en algunos cines al tiempo que debutaban en streaming, pero no lograron asegurar la nominación a Mejor Película.

“Ningún cineasta dice: Sí, quiero hacer un film para un iPad. Quieren que la gente lo vea en la pantalla grande, y con razón”, afirmó Karie Bible, analista de taquilla de Exhibitor Relations. “Para que la Academia [cinematográfica] lo tome en serio, tiene que haber un estreno cinematográfico”.

“BlacKkKlansman” director Spike Lee and “Roma” director Alfonso Cuaron lament the decline of cinema on the big screen.

Su rival Amazon Studios obtuvo un reconocimiento para la Mejor Película por su drama de 2016 “Manchester by the Sea”. La estrategia de dicha firma es trabajar con los cines para que sus largometrajes tengan un despliegue prolongado antes de estar disponibles en el servicio de transmisión, Prime Video.

Para calificar para los Oscar, las películas deben exhibirse en cines antes o en el mismo día que por otros métodos de distribución.

Más allá del prestigio, las victorias de los Oscar podrían atraer a más directores a Netflix y animar a los suscriptores a ver sus películas. Cuando anunció el plan de lanzamiento de “Roma”, la empresa también prometió estrenos limitados y exclusivos para “La balada de Buster Scruggs”, de los hermanos Coen, y la película de suspenso “Bird Box”, de Susanne Bier. “Buster Scruggs”, un western con buenas críticas, tuvo una ventana exclusiva de una semana en un pequeño número de salas.

Participant Media, que financió “Roma”, sostuvo conversaciones con varios distribuidores potenciales antes de decidir asociarse con Netflix, influenciada tanto por el compromiso de la compañía con el lanzamiento cinematográfico global como por el vasto alcance de su servicio de transmisión.

“Reconozco totalmente que, en cierta medida, nos estamos acercando a la presentación de manera diferente a como lo habríamos hecho en el pasado”, le dijo recientemente a The Times el director ejecutivo de Participant, David Linde, quien es productor ejecutivo de “Roma”. “Pero creo que eso refleja la audiencia y cómo ésta quiere experimentar las películas. El público quiere alternativas”.

Dado el panorama cambiante, Cuarón sugirió que los cineastas necesitan adaptarse. “Por supuesto, soy un gran defensor de la pantalla grande”, le dijo a The Times en septiembre pasado. “La película fue hecha para la gran pantalla. Pero también soy un gran defensor de las opciones”.

Los cineastas también se sienten atraídos por Netflix debido a su apetito por las películas de rango medio, orientadas a adultos, que los principales estudios han descartado en gran medida. “Hay mucha discusión en torno a la forma en que se muestran los films, tengan o no lanzamientos cinematográficos o simplemente mediante una plataforma”, expuso Joel Coen en una entrevista reciente. “Pero creo que, lo fundamental, es que son personas que están dando un paso al frente y gastando dinero en films que no son cómics de Marvel o grandes franquicias de acción y ese tipo de cosas”.

Sin embargo, la elección de Netflix como vía ha generado frustraciones, porque la mayoría de los cines no quieren participar. Incluso Cuarón se lamentó en Twitter de que “Roma”, inspirada en la propia infancia del director en la Ciudad de México, quedara solo reservada para mostrarse en 40 salas del país —menos, señaló, que en Polonia o Corea del Sur—. Cinépolis, el mayor circuito de México, se negó a proyectarla después de meses de negociaciones.

“La consideramos una joya de la cinematografía moderna”, afirmó Cinépolis México. “Desafortunadamente, ‘Roma’ se vendió a Netflix México, cuyo modelo de negocio aún no considera la exhibición en cines”.

En EE.UU., “Roma” se proyectó en tres pantallas durante el fin de semana del Día de Acción de Gracias, incluidos los Landmark Theatres en Los Ángeles y Nueva York, y el Centro IFC en Greenwich Village. El film llegó a 18 salas estadounidenses el fin de semana pasado, incluida la Playhouse 7 de Laemmle, en Pasadena, y el cine Vista, en Los Feliz.

“Roma” se proyectará en más de 500 salas en todo el mundo una vez que se estrene en Netflix.

A diferencia de otros distribuidores, Netflix se niega a reportar los ingresos brutos de taquilla —otra fuente de frustración para los propietarios de salas de cine, que utilizan esos datos para reservar films—. También retiene las estadísticas de audiencia para sus programas de televisión, algo que, según sus rivales, le permite a la compañía declarar que un programa o una película es un éxito sin datos de respaldo.

Algunos analistas estimaron que “Roma” vendió hasta $120,000 en boletos durante su fin de semana de estreno, de tres días, con un promedio por pantalla de $40,000 en los cines de Estados Unidos; un comienzo impresionante para una película en idioma extranjero. Para otros expertos, esas estimaciones están infladas y la cifra en realidad se acerca a los $25,000 por pantalla.

El CEO de Landmark, Ted Mundorff, se negó a proporcionar cifras de taquilla, pero afirmó estar satisfecho con los resultados. “Siempre pensamos que le iba a ir bien, y teníamos razón”, expresó. “Creo que Netflix ha hecho un gran trabajo con el film, y estamos muy orgullosos de exhibirlo. Tuvimos varias ventas en ambos lados del país”.

De cualquier manera, los críticos argumentan que las prácticas de Netflix le permiten obtener un impulso para los Oscar al tiempo que evitan la vergüenza de un posible fracaso. “Quieren todos los beneficios de un estreno cinematográfico, pero ninguno de los riesgos”, consideró Patrick Corcoran, vocero de la Asociación Nacional de Propietarios de Cines, grupo con sede en Washington D.C. que representa a los exhibidores. “Esperemos a que quiten las rueditas de entrenamiento”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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