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El remake de “El Rey León” de Disney, canta una nueva pero familiar melodía

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Dada su dependencia de la nueva y alucinante tecnología visual, sería tentador decir que el último remake clásico de Disney no es “El Rey León” que tu padre conoció. Excepto que en cierto modo si lo es.

Recuerde, que “El Rey León” no es una película ordinaria de Disney. Esta es una historia que se convirtió en un verdadero monstruo comercial.

La película de animación original de 1994 no sólo ganó dos Oscar, sino que también ingresó lo suficiente en la taquilla (más de 400 millones de dólares) para convertirla en la película número uno de todos los tiempos en la categoría G.

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Luego está el espectáculo de Broadway, que obtuvo seis Tonys y que sigue presente con 9.000 funciones y contando. No es de extrañar que prácticamente lo primero que hubiera dicho el director Jon Favreau en las notas de producción de la película haya sido: “Sentí una tremenda responsabilidad de no estropearla”.

Esta maquinaria diseñada especialmente para mantener el statu quo cinematográfico de “El Rey León” ha adquirido algo que ya era seguro y lo ha hecho más seguro aún, tomando decisiones como retener a James Earl Jones y añadir a Beyoncé Knowles-Carter al talento de la voz y apegarse tanto a la versión original que duplica tanto las imágenes originales como las líneas de diálogo.

Pero aunque el nuevo terreno en el que irrumpe es visual en lugar de dramático o emocional, este es un entretenimiento pulido y satisfactorio.

El director Favreau (en una curiosa coincidencia de carrera, actualmente es coprotagonista en el nuevo “Spider-Man”) ha hecho este tipo de films antes con “The Jungle Book” de 2016. (Robert Legato y Adam Valdez, ganaron Oscar por esa película).

Este nuevo film ha llevado un paso más allá la noción de ambientes construidos digitalmente y animales foto-realistas generados por computadora, creando magníficas imágenes (Caleb Deschanel, nominado seis veces al Oscar, fue el director de fotografía) y haciendo todo lo posible para crear la sensación de que todo fue filmado con una cámara.

Esto es especialmente cierto con los animales, no sólo los leones y otras especies, todos ellos con un aspecto y un movimiento completamente natural. Prácticamente necesitas un libro de texto de zoología de la universidad para identificarlos a todos.

Empezando con un viaje de investigación a África durante el cual se tomaron 12.3 terabytes de fotos (eso es mucho), el equipo de “El Rey León”, que incluye 130 animadores de 30 países, trabajó intensamente para crear situaciones donde los leones pudieran hablar entre sí en conversaciones casuales que parecen completamente reales.

Un área donde Disney es un verdadero experto es el casting de locutores, que además de Jones y Beyoncé incluye a nombres tan importantes como Donald Glover, Chiwetel Ejiofor, Alfre Woodard, Seth Rogen y John Oliver, cada uno de los cuales se ajusta perfectamente a su papel.

Las voces también importan en el canto, donde todos los números musicales conocidos, desde “El león duerme esta noche” hasta los estándares de Tim Rice-Elton John “Circle of Life”, “Hakuna Matata” y “I Just Can’t Wait to Be King” se benefician de la producción fresca de Pharrell Williams con arreglos vocales y corales africanos producidos por Lebo M.

También hay una regrabación de la partitura ganadora del Oscar de Hans Zimmer, una nueva canción de Rice/John, “Never Too Late”, interpretada por John, y Beyoncé cantando su nuevo “Spirit”. Considerar a esta película como una pieza de género musical no sería una exageración.

Aunque esta película es más larga que la original, tal como la escribió Jeff Nathanson es esencialmente la misma historia que se cuenta en el guión original de Irene Mecchi, Jonathan Roberts y Linda Woolverton.

Así que, una vez más, todo comienza con un pre título “Círculo de la vida”, con el líder Mufasa (Jones) y su compañero Sarabi (Woodard) presentando a las multitudes reunidas a Simba, su cachorro recién nacido y futuro rey.

Entre los principales protagonistas del círculo íntimo de Mufasa se encuentran el chamán primate Rafiki (John Kani) y el cálao de pico rojo Zazu (Oliver, que hace algunas de las mismas bromas que Rowan Atkinson hizo en el original), una especie de mayordomo.

Es de resaltar que el celoso y manipulador hermano menor de Mufasa, Scar, un león al que definitivamente no debes darle la espalda en ningún momento, está notablemente ausente.

Ejiofor se ha dado cuenta de este papel fundamental, y aunque es menos malvado teatralmente que Scar, aporta un fuerte nivel de credibilidad.

Después de que Mufasa le muestra al joven Simba (JD McCrary) el estado del terreno (“todo lo que la luz toca es nuestro reino”), el joven comete el error de escuchar a Scar, y muy pronto él y su joven amiga Nala (Shahadi Wright Joseph) cometen otro error.

Ambos deambulan por un territorio controlado por hienas, sin amigos, y dirigidos por el duro Shenzi (Florence Kasumba) con Kamari (Keegan-Michael Key) y Azizi (Eric Andre) proporcionando un poco de alivio cómico.

Sin aprender de sus errores, Simba comete otro que lo lleva a sentir que tiene que abandonar su hogar e incluso su deseo de seguir vivo.

De este malestar es rescatado por el dúo favorito de todos, Pumbaa (Rogen) y Timón (Billy Eichner), amigos improbables y divertidísimos que convencen a Simba de que el lema de “no preocuparse” de la hakuna matata es una filosofía que él debería abrazar.

Un poco como el Príncipe Hal en “Enrique IV” de Shakespeare, el adulto Simba (Glover) sólo puede evitar sus responsabilidades durante un tiempo antes de que una visita de la ya crecida Nala (Knowles-Carter) lo enfrente.

Todo esto, por supuesto, es familiar para cualquiera que haya visto el largometraje animado o el musical de Broadway (o ambos) y ese es exactamente el punto. Al unir material familiar con la tecnología que expande la mente, “El Rey León” sabe cómo atraparte.

El Rey León

Calificación: PG

Duración: 1 hora, 58 minutos

Estrena: 19 de julio en versión general.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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