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Matt Damon regresa en la irregular pero entretenida ‘Jason Bourne’

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Olvídense de la poco celebrada entrega del 2012, “The Bourne Legacy”, en la que la estrella de la saga fue reemplazada por el poco carismático Jeremy Renner con el único fin de mantener el flujo de dinero para el estudio productor.

En “Jason Bourne”, que se estrena este viernes, el papel estelar vuelve a estar en manos del irremplazable Matt Damon, ganador del Oscar, y los resultados son tan dignos como llamativos, aunque no necesariamente memorables.

A estas alturas, tras la conclusión de una trilogía original que se encontraba abierta a una continuación pero se sentía de todos modos satisfactoria en sí misma, era de esperar que el retorno del dúo creativo original (conformado por Damon y el director Paul Greengrass, quien se encargó de la segunda y de la tercera entrega) permitiera recuperar los brillos del pasado.

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Y aunque esto es algo que se produce de algún modo, la esperanza siguiente era que los resultados ofrecieran también algo realmente novedoso en términos narrativos, lo que lamentablemente no sucede.

Al inicio de la cinta, el exagente de la CIA Bourne (que se llama realmente David Webb) sigue prófugo de unas autoridades estadounidenses que, como lo sabrán bien quienes han seguido la saga -porque no hay forma de entender esto sin haber visto las películas anteriores-, le han jugado más de una mala pasada desde que perdió la memoria en una misión fallida, y que ahora siguen empeñadas en eliminarlo para que no revele secretos incómodos.

Claro que, al igual que en otras ocasiones, el protagonista cuenta con la ayuda indispensable de algunas damas, empezando por Nicky Parsons (Julia Stiles), quien apareció ya en “The Bourne Ultimatum” (2007), lo que no ayuda precisamente a disminuir la sensación de que estamos ante algo que ya hemos visto (aunque es de lo más grato ver ahora en el reparto a la preciosa Alicia Vikander, otra funcionaria de la CIA que podría estar metida en un doble juego).

Por otro lado, el aspecto caricaturesco de los villanos (empezando por el nuevo jefe de la CIA Robert Dewey, interpretado por el siempre correcto Tommy Lee Jones, y siguiendo por el mercenario Asset, interpretado por Vicent Cassel) remite de algún modo a lo que sucede en las historias de James Bond, que fueron de hecho inspiración de esta saga, aunque no calzan del todo con el estilo realista de Greengrass.

Ocurre que este cineasta se ha caracterizado siempre por plasmar aspectos sociales del momento que se vive dentro de sus obras; en este caso, nos traslada hasta el corazón mismo de las protestas que se dieron recientemente en Grecia debido a la situación económica de ese país.

Por ese lado, Greengrass no decepciona en el plano visual, al menos si es fan de su estilo trepidante con matices de documental, lo que se nota principalmente en una escena de persecución automovilística absolutamente emocionante en la que, sin embargo, no se muestra a las víctimas inevitables de varios de los choques que se producen.

Esto se asemeja a la estrategia adoptada por muchas producciones de superhéroes, cuando se supone que la franquicia de Bourne se encuentra mucho más apegada a la realidad, como lo prueban aquí detalles intencionalmente contemporáneos que se refieren al rol actual de las redes sociales. A fin de cuentas, esperábamos más de este regreso, lo que no significa que se trate de un fracaso.

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JASON BOURNE

Estreno: Viernes

Director: Paul Greengrass

Reparto: Matt Damon, Tommy Lee Jones, Alicia Vikander

*** Buena

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