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LA Film Fest: el español que hizo ciencia-ficción en Etiopía

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Si nos preguntan por un título de ciencia-ficción y nos colocan frente al actual listado de exhibición cinematográfica, no nos quedará más que señalar de inmediato a “Jurassic Park”, el entretenido y costosísimo mastodonse hollywoodense que viene arrasando en las taquillas de todo el mundo. Pero el mismo género tiene también vertientes discretas, económicas e intelectuales que requieren mucho más esfuerzo por parte del espectador, pero que ostentan a la vez virtudes mucho más artísticas.

Y ése es justamente el caso de “Crumbs”, un alucinado relato post apocalíptico que se exhibe esta noche a las 10 p.m. en las salas Regal del ex LA Live (ahora Microsoft Square) como parte del Festival de Cine de Los Ángeles y que, pese a desarrollarse completamente en Etiopía, es la creación de un artista español, Miguel Llansó, quien se mudó a ese país en el 2008 debido a un trabajo ofrecido por su embajada y terminó integrándose al incipiente movimiento local de producción cinematográfica, sólo que, en su caso, adoptó un estilo completamente distinto al de las comedias intrascendentes que abundan ahora por ahí.

En realidad, la escuela de Llansó es altamente experimental y hasta surrealista, lo que se había plasmado ya en sus cortos anteriores y se exhibe en toda su gloria en “Crumbs”, su primer largometraje, de la mano de su protagonista Daniel Tadesse, un actor de físico ciertamente inusual cuya simple presencia desafía desde el inicio mismo las normas de lo convencional. Por momentos, el filme nos recordó el trabajo del maestro chileno Alejandro Jodorowsky, en el sentido de que la narrativa no va por caminos predecibles ni ofrece explicaciones fáciles.

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Pero tampoco se trata de una obra impenetrable, porque posee un relato lineal en el que termina por entenderse que Candy, el personaje de Tadesse, es un extraterrestre que fue abandonado hace mucho tiempo en la Tierra (sí, a la usanza de “E.T.”) y que busca por ello el modo de tener acceso a la misteriosa nave espacial que pende permanentemente en el cielo, mientras vive con Birdy (Selam Tesfaye), su atractiva esposa terrestre. Claro que hay cosas mucho menos fáciles de definir, como el uniformado con una esvástica que se pasea por todos lados y el Papa Noel transtornado que parece ser descendiente de una vieja estirpe de guerreros, pero luce simplemente como un lugareño disfrazado.

En medio de todos estos desvaríos, los trámites mantienen siempre el interés (es decir, si no se está demasiado contaminado por el ‘mainstream’ industrial), ayudados por el hecho de que estamos ante una película muy corta (dura 68 minutos) y por las frecuentes incursiones de un humor extravagante, como es el caso de los animados interludios en los que un usurero recibe sucesivamente en su tienda a clientes que tratan de venderle objetos supuestamente valiosos del pasado, como un samurai de las Mutant Ninja Turtles y un vinilo de Michael Jackson.

Pero el aspecto más interesante de “Crumbs” -y el que le da unas credenciales inéditas en la ciencia-ficción- es el ingenioso empleo de sus locaciones, aparentemente ubicadas en los alrededores de un “pueblo fantasma” que se presta perfectamente para dar la impresión de un futuro distópico que no tiene nada que temerle al de “The Walking Dead” en términos de edificaciones derruídas y entornos verdes pero amenazantes. Al fin y al cabo, esta cinta no hará probablemente que nadie se interese en visitar los lugares que muestra con fines recreativos de tipo familiar, pero emplea al menos de manera novedosa los recursos de una región que es normalmente presentada como una de las más pobres del mundo.

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