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‘Insidious: The Last Key’ pone al frente a nuestra cazadora favorita de demonios

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Si has seguido lo que ha pasado en la saga de terror “Insidious”, que ha tenido un éxito considerable de taquilla y una recepción bastante positiva por parte de los críticos, sabrás ya que uno de sus personajes más interesantes es el de Elise Rainier, la experta en demonología que apareció desde la primera cinta y que ha regresado para las tres entregas siguientes, incluyendo a “The Last Key”, que se estrena hoy en salas de todo el país.

Es interesante que Rainier haya cobrado tanta importancia, sobre todo porque tenía un papel más reducido en la cinta original del 2010, en la que de hecho moría; y es que hay que precisar que estos títulos no siguen una línea de tiempo convencional, por lo que los dos más recientes (incluyendo a “The Last Key”) son precuelas de los dos primeros.

Estamos conscientes de que todo esto puede sonar muy confuso, y de hecho, la abundancia de franquicias similares surgidas de creadores que muchas veces son los mismos (como es el caso de “The Conjuring” y “Saw”) complica todavía más las cosas; pero eso no parece haber sido un problema para los amantes de esta clase de propuestas, que siguen resultando tremendamente rentables en vista de que cuestan muy poco en hacerse y generan a cambio grandes ganancias.

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En todo caso, lo más llamativo para nosotros en lo que respecta a “The Last Key” es el énfasis que se pone en el personaje citado, lo que tiene probablemente que ver con el respaldo que los mismos fanáticos le han dado a una investigadora paranormal que se sale de la norma desde su aspecto mismo, ya que es una mujer de la tercera edad, es decir, esa clase de figura que pocos se atreven a poner como protagonista en el cine comercial (fuera de las predecibles comedias ‘de viejitos’ que salen de vez en cuando).

Claro que quien se ha ganado a pulso esta preponderancia es la intérprete de Rainier, Lin Shaye, una actriz increíblemente talentosa que, a sus 74 años de edad, obtiene finalmente el rol estelar que merecía desde hace mucho, aunque incluso antes de que se iniciara esta saga, era considerada ya una “scream queen” de lujo (ese término que define a las damas que aparecen en muchos filmes del género) gracias a su participación en producciones como “A Nightmare on Elm Street”, “Critters”, “Dead End” y “Alone in the Dark”, aunque curiosamente, tuvo también un recordado paso por el territorio de las comedias debido a sus actuaciones en “Dumb and Dumber”, “Kingpin” y “There’s Something About Mary”.

En “The Last Key”, Shaye tiene la oportunidad de ahondar en la complicada personalidad de una señora que, además de tener que enfrentarse a fuerzas sobrenaturales que ponen a prueba su entereza mental y física, ha tenido sus propios traumas personales, como lo reveló el duelo por la pérdida de su esposo que se reveló en un episodio anterior.

Aquí, nos acercamos más a las huellas dejadas por su pasado, a causa principalmente de un padre abusivo y de la impresionante muerte de su madre, relacionada de algún modo a sus propias habilidades psíquicas, lo que le ha brindado siempre un sentimiento de culpa. Para ser claros, estas duras circunstancias se narran a través de una larga escena de introducción que la muestra primero de niña y luego de adolescente, y que además de haber sido muy bien filmada por el director Adam Robitel (“The Taking of Deborah Logan”), ofrece algo novedoso para la serie en términos narrativos.

El problema es que este inicio es tan bueno y se encuentra tan cargado de suspenso que nos deja con ganas de seguir apreciando la evolución paulatina de la muchacha, cuando lo que sucede es que se nos traslada de inmediato a la época en la que ella es ya la adulta que conocemos. Por ese lado, y a pesar de que ver a Shaye en acción es siempre es un lujo (porque, claro está, su personaje es encarnado por dos actrices distintas en sus etapas juveniles), la cinta no alcanza el mismo nivel de amenaza, sobre todo porque los asistentes de la parapsicóloga, Specs (Leigh Whannell) y Tucker (Angus Sampson), aprovechan cualquier momento que tienen para hacer bromas y bajar la tensión generada, incurriendo a veces en un tono innecesariamente bufonesco.

Eso no quiere decir que el guión (escrito por Whannell) no trate de ser creativo. Ahora, Rainier se mete de lleno en la revisión de lo que le pasó hace muchos años al regresar a la casa en la que creció, ubicada en Nuevo México, cuyo dueño actual menciona haber sido acosado por toda clase de sucesos sobrenaturales. Como es de esperarse, las cosas no serán fáciles de resolver y las criaturas diabólicas de factura casi casera no tardarán en aparecer; y si bien el miedo que se genera con estrategias de esta clase se ha visto disminuido con el paso del tiempo, quienes gustan de cobras como esta no saldrán probablemente decepcionados.

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