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En ‘Argentina’, Carlos Saura recorre la escena musical de ese país en un solo escenario

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Conocido básicamente por su trabajo en películas de ficción tan recordadas y distintivas como “Cría Cuervos” (1976), “Deprisa, Deprisa” (1981 ) y“Ay Carmela (1990), Carlos Saura sigue siendo considerado como uno de los cineastas más distinguidos de España a sus 84 años de edad; y sus habilidades han trascendido los límites del relato convencional para interesarse con generosidad en las áreas de la música.

Esto no es algo nuevo para él; de hecho, su primer cortometraje, “Flamenco” (1955), lo decía todo desde su título mismo, y durante los ‘80, emprendió al lado del bailarín Antonio Gades una trilogía plasmada en los largometrajes “Bodas de sangre” (1981), “Carmen” (1983) y “El amor brujo” (1985), lo que le permitió poner en la vitrina internacional el apreciado folklore de sus antepasados.

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Desde entonces, el realizador aragonés, que no ha parado de trabajar, ha retomado de una u otra forma esta modalidad, pero “Argentina”, el film que se estrena hoy en la sala Laemmle Royal de Los Ángeles, es especialmente significativo porque lo saca de su zona de confort para trasladarlo a la nación sudamericana que le da su nombre al trabajo.

En este caso, Saura se adentra en las expresiones culturales más típicas de las tierras gauchas, pero no a la usanza de los documentales tradicionales, que trasladan sus cámaras a los lugares de los hechos para retratar ahí a los artistas, sino a través de una puesta en escena mucho más teatral y cinematográfica, ya que lleva a los involucrados a un escenario que, en medio de su minimalismo, se encuentra especialmente diseñado y fotografiado para ensalzar sus interpretaciones.

De ese modo, aparecen de diferente modo en la pantalla figuras de incuestionable calidad como Mercedes Sosa, El Chaqueño Palavecino, Soledad Pastorutti, Liliana Herrero, Luis Salinas, Jaime Torres, Jairo y Metabombo; y, por supuesto, en consonancia con la admiración de Saura por los movimientos coreografiados, no se deja de lado esa parte, plasmada en la intervención del Ballet Nuevo Arte Nativo de Koki y Pajarín Saavedra. Un deleite.

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