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El argentino Daniel Burman termina de saldar sus cuentas familiares en nueva comedia dramática

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Para él, hacer películas sobre relaciones complicadas entre padres e hijos ha sido una suerte de terapia personal que, además de todo, ha producido algunos de los filmes argentinos más celebrados de los últimos tiempos en lo que respecta a los ámbitos de autor y del cine artístico.

Pero eso no quiere decir que el bonaerense Daniel Burman piense seguir clavado en esto. “No sé lo que pasará en el futuro, pero siento que esto concluye de algún modo una etapa”, nos contó el director y guionista de “The Tenth Man” (“El rey del once” en su título original), la cinta en español que se estrena hoy en Laemmle’s Royal Theatre de L.A. y Town Center 5 de Encino, y que sigue el estilo habitual de este creador, muy distinto al de directores más comerciales de su país, como Juan José Campanella (“El secreto de sus ojos”) y Damián Szifron (“Relatos salvajes”).

Como él mismo nos lo dijo durante una reciente visita a la ciudad de Los Ángeles, lo que le interesa es fijarse en “los pequeños detalles de la vida cotidiana que nos definen. Pero no se trata de algo consciente; uno cuenta desde el lugar desde el que cree que puede hacerlo”.

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En el caso de Burman, uno de esos detalles incluye su interés por desarrollar historias en el entorno judío de Buenos Aires, plasmado en este caso en una toma que muestra una pared en la que se alude al atentado todavía no resuelto de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) y en otra donde el protagonista lleva una camiseta que proclama “Israel is Real” (en referencia a la ya longeva discusión sobre la existencia de un estado que algunos radicales quisieran ver simplemente borrado de la faz de la Tierra).

“Sí, pero eso es un reflejo del modo en que me crié y no trae necesariamente un ánimo de denuncia ni de comentario político”, precisó Burman. “La colectividad judía de allá tiene un aspecto de mucha interactividad que resulta interesante dentro de lo que la sociedad argentina”.

Ariel (Alan Sabbagh), el protagonista de la película, regresa de Nueva York para hacerse cargo de los negocios familiares en la capital gaucha, pese a que la relación que tiene con su padre es evidentemente distante (se comunican solo por teléfono) y a que parece estar bastante alejado de las tradiciones y la religiosidad de la comunidad judía, lo que nos llevó a preguntarle a Burman por su propia conexión con este grupo.

“No sé; mi relación es muy variable. Tiene que ver con la búsqueda de una identidad, que es algo muy primario, y la práctica de esa identidad es algo muy personal”, nos respondió. “Puede ser incluso irrelevante, porque puedes integrarte a algo sin compartir todas sus manifestaciones”.

Pese a que no cuenta con la fama de otros cineastas de su nación, Burman no es precisamente un desconocido por estas tierras, ya que seis de sus diez trabajos se han estrenado en salas estadounidenses, lo que demuestra el atractivo universal de los mismos y el nivel de aceptación que han tenido por parte de las audiencias entendidas.

“Sé que hay muchos anglosajones a los que les gustan mis películas, pero no te puedo hablar específicamente de los que son latinos porque esa idea del ghetto separado para nuestra comunidad ya está siendo superada”, dijo. “Creo que el público latino en Estados Unidos es mucho más sofisticado de lo que se piensa, al menos el que va al cine, y está dispuesto a apreciar cosas que no concuerden exactamente con sus experiencias”.

Burman tiene ya algunos actores “fetiche”, pero esta es la primera vez que trabaja con Sabbagh, dueño de un aire tranquilo y de un físico corpulento que resultan indispensables para la interpretación de un sujeto que es a veces mucho más tolerante de lo que debería.

“Lo había visto en otra película y sabía que quería trabajar con él; es algo que me ocurre frecuentemente”, comentó. “En este caso, el nivel de verdad de Alan me resultaba muy apropiado, debido a que Ariel tiene unas características muy particulares”.

El siguiente proyecto de Burman es “Supermax”, una serie de televisión definida como un ‘thriller’ de aventuras desarrollado en una prisión de alta seguridad que, a simple vista, será algo completamente distinto a todo lo que el argentino ha hecho hasta el momento, y que tiene a bordo a corporaciones de la pantalla chica como Globo de Brasil y TV Azteca de México.

“Estoy muy entusiasmado con esto”, nos dijo Burman, sin animarse a dar más detalles del asunto. “Terminamos de grabar la primera temporada hace algunos días y esperamos estrenarla pronto en diferentes lugares de Latinoamérica”.

Finalmente, con todo lo que le viene pasando, este argentino sabe que el mundo actual no es un precisamente un paraíso. “Es un mundo básicamente injusto no solo en cuanto a la distribución de la riqueza, sino también en el sentido de que la mayoría de la gente no puede hacer lo que quiere”, afirmó. “Por ese lado, yo me siento doblemente privilegiado, porque hago un trabajo que me apasiona y me va muy bien con él”.

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