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‘Bohemian Rhapsody’ emocionará a los fans, pero no dice nada nuevo sobre Freddie Mercury

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Era probablemente irracional pedir que esto saliera mejor. Y es que “Bohemian Rhapsody”, el ‘biopic’ de Freddie Mercury que se estrena este viernes, encontró muchos obstáculos en el camino, incluyendo la lamentable salida del irreverente comediante Sacha Baron Cohen, quien iba a interpretar originalmente al legendario vocalista del grupo Queen, pero que se retiró del proyecto tras desacuerdos con los productores.

Incluso con el rodaje en marcha, las cosas no se arreglaron, porque Bryan Singer, el reputado director contratado para comandar la aventura (es el autor de la excelente “The Usual Suspects” y de cinco entregas de la saga cinematográfica de X-Men), empezó a faltar constantemente a los foros de filmación, hasta el punto de que fue despedido y reemplazado por el desconocido Dexter Fletcher, aunque su nombre sigue apareciendo como único realizador en los créditos.

Así como está, “Bohemian Rhapsody” es una cinta que emocionará probablemente a los fans, que removerá más de una emoción perdida y que merece verse en la pantalla grande, pero que se encuentra lejos de ser una gran película.

El elemento más valioso es sin duda alguna Rami Malek, quien se pone en la piel de Mercury con un profesionalismo impecable. Pese a que no se parece tanto al icono fallecido -incluso con el agregado de algunas prótesis-, el intérprete de ascendencia egipcia se muestra siempre convincente y apasionado en el difícil reto, ayudado por el hecho de no ser todavía una estrella descomunal en el mundo entero (sin olvidar que ha sido muy celebrado por su papel en la serie televisiva “Mr. Robot”).

Los demás integrantes de Queen aparecen sumamente desdibujados, como para dejar en claro que el centro del proyecto era Mercury, aunque tenemos que admitir que Gwilym Lee, el actor que hace del guitarrista Brian May, es prácticamente un clon del músico real. El problema es que, incluso en lo que respecta al vocalista, la historia se mantiene siempre en un nivel superficial que se reforzado por la decisión inexplicable (y obviamente comercial) de obtener un relato que se prestara para la calificación PG-13.

Afortunadamente, más allá de la encomiable labor de Malik, la película posee unas reconstrucciones absolutamente espectaculares de las memorables presentaciones musicales de Queen, incluyendo la que se dio en el festival Live Aid de 1985. Aunque la voz de Malik no se usó para los momentos de canto, la simulación es perfecta; y esas escenas justifican por sí solas la visión de la cinta.

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