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Los Benavides, dos hermanos bolivianos dispuestos a conquistar Hollywood

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EFE

El joven cineasta boliviano Yecid Benavides, quien dirigió junto a su hermano Yohanan “Engaño a primera vista”, una comedia urbana y moderna que “rompió” la taquilla en su país en 2016, dice a Efe que para triunfar en el cine no importa si hablas inglés o español sino “si hablas Hollywood”.

El mayor de los Benavides, la última pareja de hermanos directores llegada al cine, afirma que el “idioma” de “Engaño a primera vista” es hollywoodense y por eso triunfó en Bolivia y puede conquistar a otros públicos como el estadounidense.

En un país donde un filme nacional logra en promedio unos 7.000 espectadores, esta ópera prima logró 50.000, dice con orgullo Benavides, quien este fin de semana presentará “Engaño a primera vista” en la Florida International University (FIU), donde él estudió actuación entre 2001 y 2005 gracias a una beca.

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“Por buenas calificaciones en mis estudios en Bolivia logré becas de tres universidades en Estados Unidos, como en ninguna había la carrera de cine decidí aprender drama y actuación y aprovechar todo lo que pudiera valerme para acercarme al cine”, señala.

Los Benavides no solo dirigieron “Engaño a primera vista”, su primer largometraje (antes hicieron cortos y vídeos musicales), sino que también escribieron el guión, en este caso junto a su padre, que es a la vez el productor, y actuaron en la película.

La familia al completo, que ha creado la compañía cinematográfica Artistas Latinos, se está radicando en Estados Unidos, desde donde los dos hermanos confían en dar el salto internacional.

Benavides dice que eso no significa que se vayan a desvincular de su país y que su objetivo es hacer películas en Bolivia y Estados Unidos. “Van a ser filmes de mamá boliviana y papá estadounidense”, puntualiza.

“La industria cinematográfica allá (Bolivia) es inexistente, aquí está el centro de la cinematografía”, subraya.

Su segunda película va a seguir en la línea de “Engaño a primera vista”, es decir alejada del “lamento boliviano”, según el mayor de los hermanos Benavides, de 35 años. Yohanan tiene 26.

“Hemos roto paradigmas con esta comedia”, dice el director para explicar que en vez de la “postal rural o andina” o la imagen negativa del narcotráfico, su ópera prima muestra una Bolivia “positiva y moderna”.

El filme trata de un grupo de jóvenes de La Paz aficionados a la tecnología que sueñan con tener un computador portátil Mac y a los que les surge la oportunidad de conseguirlo si logran conquistar en 48 horas a unas jóvenes “despampanantes totalmente fuera de su alcance”.

“Nos parece que el cine latinoamericano está polarizado. O se trata de ‘cinearte’ muy denso o para eruditos o se hace algo sumamente comercial, muy burdo y de baja calidad”, subraya.

Los Benavides buscan hacer un cine “bien logrado”, que llegue “directo a las masas” y con apariencia de ser muy simple sin serlo.

Además se proponen que sus película sean “limpias”, lo que significa que no contengan “mala palabras” ni desnudos para que puedan ser vistas por toda la familia, desde el abuelo al nieto. Que sean taquilleras sin ser cursis, agrega.

Esperan haber cerrado un acuerdo con Netflix en unas semanas para que incluya “Engaño a primera vista” en su catálogo y han hecho ya lo mismo con el canal de cable Cinelatino.

También están negociando su distribución en otros países de América Latina.

Sobre la próxima película, que esperan rodar este año, dice que tratará sobre una estafa pero será también en clave de comedia. Además de estar detrás de la cámara, los Benavides actuarán como hicieron en “Engaño a primera vista”.

Cuando se le pregunta cómo hicieron para conseguir los 250.000 que costó hacer su primer largometraje remite a su padre, Yecid Benavides Sr., cantante de música cristiana e ingeniero mecánico, que fue el productor y coguionista de “Engaño a primera vista”.

Según la revista de FIU, la universidad donde estudió su hijo, Benavides Sr. incluso diseñó un Steadicam (estabilizador de cámara) propio para el filme de sus hijos, que se comercializa con el nombre de Cineglide.

Según Yecid Benavides Jr., en México evaluaron que hacer ese filme allí hubiera costado como mínimo un millón de dólares.

Los Benavides obtuvieron fondos para su película del centro comercial en el que filmaron la mayoría de las escenas y de marcas cuyos productos aparecen en la película, explica Yecid, contento de volver a su universidad con el fruto de sus esfuerzos.

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