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Culture Clash celebró el Día de los Muertos y adelantó las elecciones al lado de grandes invitados latinos

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El martes pasado, cuando faltaba solo una semana para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el trío de comediantes mexicoamericanos de Culture Clash empleó el Valley Performing Arts Center de Northridge como escenario de un evento que, más allá de usar como motivo principal la conmemoración del Día de los Muertos, dedicó la mayor parte de sus bromas a la situación política actual, mientras rechazaba al enemigo en común del momento para la comunidad latina de esta nación: el candidato presidencial Donald Trump.

A diferencia de otros montajes del mismo grupo, empezando por el ya clásico “Chavez Ravine”, este, que se tituló “Vote or Die Laughing: A Post-Modern Political Vaudeville”, se presentó solo una vez y fue mucho menos estructurado, hasta el punto de caer a veces en una improvisación no del todo efectiva; además, no se caracterizó precisamente por su sutileza, como sucedió sobre todo durante la parte en que dos actores de la compañía se disfrazaron de Trump y de su oponente Hillary Clinton para protagonizar un ‘sketch’ entretenido pero poco sofisticado en el que se recurrieron a actitudes y declaraciones reales de los implicados para simular un segmento de concurso televisivo que dejó muy mal parado al primero, pero que tampoco le hizo muchos favores al único participante mexicano, un personaje que desplegaba generosamente su ignorancia al responder todas las preguntas con los nombres de los cómicos Cheech y Chong.

En contraparte, hubo un monólogo realmente conmovedor y sincero en el que Ric Salinas, uno de los integrantes de Culture Clash, reconstruyó con impresionante realismo el día en que fue baleado en la puerta de su casa angelina por un pandillero de 17 años que casi acabó con su vida; pero inmediatamente después, él mismo se dirigió a su esposa para recordar que era su aniversario de bodas y para proclamar la importancia del amor como solución a los problemas.

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También aparecieron solas las comediantes de ascendencia cubana y puertorriqueña Marga Gómez y la tejana Cristela Alonzo, quienes inclinaron sus participaciones al lado estrictamente humorístico con resultados distintos pero de todos modos hilarantes. Gómez, que es abiertamente lesbiana, se enfrascó en un saludable tributo a la jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor, a quien considera un auténtico modelo para la comunidad y a la que le encantaría interpretar algún día; y también destacó su identidad sexual y habló de la marihuana, aunque, por lo general, saltó de un tema a otro sin mantener un hilo demasiado claro.

Por su lado, Alonzo resultó incluso más entretenida, debido principalmente a que empleó las experiencias de su propia madre, una inmigrante mexicana, con el fin de hacer imitaciones y chistes de inmigración de lo más pertinentes, además de aludir a cuestiones de peso para referirse a sí misma y a las duras condiciones de vida que tuvo durante su infancia.

Pero este no fue únicamente un espectáculo de discursos; de hecho, unas de sus virtudes mayores fue que combinó lo dicho con vibrantes actos musicales y ‘performances’, empezando por el de Pacific Dance Company, una compañía local que brindó un logrado número de danzas relacionado directamente al Día de los Muertos y acompañado por unas calaveras inmensas en la tarima.

Más tarde le llegó el turno a Buyepongo, la banda angelina de cumbia y de fusión que se presentó el sábado pasado en el evento masivo del Hollywood Forever, y que a pesar de mostrarse ahora con un formato más reducido, convenció a los asistentes con sus animados ritmos, pese a que nadie se animó a ponerse de pie al lado de sus butacas.

Sin embargo, los que despertaron realmente furor fueron los integrantes de La Santa Cecilia -un combo también originario de nuestra ciudad-, quienes decidieron romper fuegos con un llamativo ‘cover’ de “Mexico Americano”, de Los Lobos, pero que incluyeron también en su repertorio temas de cosecha propia, como “Nunca más” (que vino antecedido por un mensaje sobre el movimiento Black Lives Matter y la violencia en México), “Como Dios manda” (marcado por un final en el que la siempre impresionante vocalista Marisoul dejó de lado el micrófono para cantar a todo pulmón) y “La Negra” (una pieza mucho más festiva).

Tampoco estuvo mal el segmento en el que la pantalla gigante se llenó con imágenes de afroamericanos de distintas clases para darle pie a un pianista y a Yaotl, vocalista del politizado grupo de rock y hip-hop Aztlán Underground, quien presentó un rap de gran intensidad social; y ya para el final, todo el elenco se juntó en una adaptación de “Coming to America” -pieza original de Neil Diamond- con la que se le dio cierre a una fiesta que, como lo revelaron diversos comentarios de los artistas presentes, hubiera sido más alegre de estar todavía Bernie Sanders en competencia, pero que se encontraba definitivamente fuera de la línea de pensamiento del magnate rubio.

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