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OPINIÓN: Hillary Clinton está mejor preparada para la presidencia

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Hace un año, Hillary Clinton parecía que se encaminaba a una cómoda nominación como candidata del partido demócrata a la presidencia de Estados Unidos. Entonces se le veía como la única aspirante a la Casa Blanca con la experiencia y con la proyección nacional como para asumir el cargo de mayor responsabilidad de nuestro país.

En ese entonces no se veía ningún otro candidato con fuerza, e incluso a Bernie Sanders se le ubicaba en un subgrupo de aspirantes con muy pocas posibilidades.

Con sus apasionados llamados contra la globalización económica y contra el “establecimiento” en Washington, Bernie Sanders ha provocado una verdadera revolución política movilizando a millones de estadounidenses, especialmente jóvenes.

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A pesar de que Sanders se ha convertido en un extraordinario rival, consideramos que Hillary Clinton entiende mejor los temas de política doméstica e internacional.

Tal vez una de las principales virtudes de Sanders ha sido poner en el tapete de discusión muchos temas importantes, como el de la educación, el comercio internacional, la exportación de empleos, el estancamiento y la desigualdad económica, entre otros. Sin embargo, sus soluciones frecuentemente son de un gran simplismo, por lo que consideramos que no pasarían una votación en el Congreso o en el Senado.

Sanders ha dado pocas razones para creer que podría convencer a un Congreso recalcitrantemente conservador y republicano acerca de sus prioridades, por lo que se provocaría un grave estancamiento gubernamental, similar al que hemos visto en algunos momentos de la presidencia de Barack Obama.

En contraste, Clinton, a pesar de todos sus errores, está mucho más preparada que Sanders para la presidencia de Estados Unidos.

Por eso, el Consejo Editorial de HOY Los Ángeles le da su respaldo en estas elecciones primarias del 7 de junio.

Para muchos, Hillary parece un personaje distante que no tiene muchas cosas en común con el ciudadano promedio de este país. Pero no nos cabe duda alguna de que ella conoce mejor que cualquier otro candidato en la contienda el teje y maneje del gobierno y de la política.

Desde su s inicios como activista por los derechos de los niños, hasta su papel como primera dama que abogó por una reforma del sistema de salud pública, hasta su papel en el Senado y como secretaria de Estado, Clinton ha demostrado una gran perseverancia y un profundo conocimiento de los diversos temas de política nacional e internacional.

Clinton y Sanders están de acuerdo en muchos temas, incluyendo la expansión del sistema de salud pública; regular el sector financiero; y reducir la dependencia de Estados Unidos en los combustibles de origen fósil.

Pero donde Sanders ofrece soluciones audaces y utópicas, Clinton adopta una posición que tiene más probabilidades de tener éxito en un tiempo en el que la división del sistema político es más evidente que nunca, donde la negociación y el compromiso serán el arma fundamental de la próxima presidencia.

Por ejemplo, Sanders quiere establecer un sistema de salud de pago único, similar al de Inglaterra. Clinton difiere de esa propuesta por algo obvio: si fue difícil para el presidente Obama ganar el apoyo del Congreso para aprobar el Affordable Care Act (el cual todavía muchos republicanos quieren derribar), las probabilidades de tener éxito con otro sistema de salud más amplio y costoso son prácticamente nulas. Desde su perspectiva, es mejor tratar de ampliar y mejorar el Obamacare, que empezar desde cero.

Cuando se trata de la reforma financiera, Sanders ha propuesto un proyecto de ley para disolver las instituciones financieras que considera son demasiado grandes, pero su propuesta no ofrece pistas sobre cómo el Departamento del Tesoro podría ir hacer algo así. Su posición parece más enfocada en exigir un castigo a las empresas que estuvieron en el centro de la última recesión economica, en lugar de abordar y corregir el comportamiento que la causó.

En lo que se refiere a migración, Clinton ha hecho un llamado a una reforma migratoria integral y con un camino a la ciudadanía. Ha dado su respaldo a un incremento de salario mínimo federal de 12 dólares la hora y ha propuesto una serie de iniciativas que mejorarían la representación política de la comunidad latina.

Los dos candidatos ofrecen un marcado contraste cuando se trata de definir los problemas que enfrenta el país.

Sanders se centra en las grandes causas y no se detiene en los detalles. Clinton es muy consciente de los obstáculos políticos y prácticos que deben ser negociados con el fin de lograr un cambio, y eso, en nuestra opinión, le da una gran ventaja.

Clinton de ninguna manera es perfecta. En política exterior, por ejemplo, Sanders ha criticado fuertemente y con razón, su voto a favor de la invasión de Irak del presidente George W. Bush, y ha advertido que con ella en la presidencia, las posibilidades de que las tropas norteamericanas se involucren en algún conflicto externo aumentan notablemente.

Sanders probablemente esté en lo correcto; sin embargo, el tema de cuándo y cómo usar la fuerza militar es siempre una pregunta difícil que cualquier presidente debe enfrentar.

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