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Cuatro monumentales cariátides africanas dan bienvenida al Met de Nueva York

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EFE

Diosas y humanas, cuatro estatuas colosales de mujeres con rasgos y vestidos africanos y “pintadas a fuego” por la artista keniata-estadounidense Wangechi Mutu dan la bienvenida desde este lunes a los visitantes del centenario Museo Metropolitano de Nueva York (The Met).

Calladas, pero cargadas de mensaje, ocupan por primera vez en la historia del Met las hornacinas vacías de la fachada de este edificio, concluido en 1902, pero que en aquella época se quedó sin fondos para concluir la portada del ambicioso proyecto del museo, que alberga obras de culturas de los cuatro continentes y todas las épocas.

El director del Met, Max Hollein, cuenta a Efe que la idea de lanzar un concurso para ocupar los huecos vacíos nació de su intención de buscar nuevas oportunidades para ver cómo el museo podía “asociarse con el arte contemporáneo de una manera diferente”.

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Las “monumentales embajadoras que ahora dan la bienvenida a los visitantes”, como las describe Hollein, inauguran una nueva iniciativa por la que cada septiembre, con el arranque de la nueva temporada museística, un artista se encargará de ocupar los espacios que la historia había dejado vacíos.

Mutu, nacida en Nairobi en 1972, hunde sus raíces tanto en la tradición africana como en la europea.

“Miró nuestras colecciones, miró nuestra historia, la complejidad de la fachada y creó estas cuatro embajadoras monumentales que ahora dan la bienvenida a los visitantes”, dijo el director del museo que se abre a la Quinta avenida de Nueva York.

Para la comisaria de las piezas, Kelly Baum, las cuatro cariátides sedentes, hechas de bronce y que miden dos metros de alto y pesan 420 kilogramos cada una, “no solamente ocupan el espacio, lo reclaman” y “a pesar de que están en silencio, casi pueden hablar y lo hacen de una manera elocuente”.

La obra, titulada “The NewOnes, will free Us” (Las nuevas, nos liberarán), están cargadas de un mensaje político de lucha femenina.

“Representan la combinación de 20 años de experimentación artística y una investigación rigurosa de la relación entre poder, cultura, representación y el trabajo para el que tanto las mujeres como el cuerpo de las mujeres están hechos”, dice Baum.

Con sus vestidos inspirados en trajes de mujeres de alta sociedad de distintas culturas africanas, transmiten autoridad, determinación y autonomía, mientras desde sus nichos elevados ven pasar los cientos de visitantes que hacen cola para admirarlas y admirar los tesoros que esconde el Met.

Sobre los tubulares y broncíneos vestidos que cubren sus cuerpos, sobresalen sus rostros y una manos de dedos alargados y afilados.

Unas caras de ojos rasgados en las que en las cuatro estatuas destacan sendos círculos dorados, que una lleva en la frente, otra en la boca, otra en los ojos y otra en la parte trasera de la cabeza, y que están inspirados en los discos labiales que emplean mujeres de algunas culturas africanas como ornamento.

El museo lanzó una invitación para rellenar estos espacios “cumpliendo el destino” para el que se habían proyectado las hornacinas de la fachada, como comenta el director del Met a Efe.

Con su proyecto, asegura el Met, Mutu ha liberado a sus cuatro cariátides -figuras de mujer que hacen las veces de columna-, de sus “obligaciones tradicionales y su estatus secundario” para darles un nuevo significado.

Según los organizadores, “sin pertenecer a ningún tiempo o lugar, las figuras híbridas de Mutu permanecen estáticas, resilientes y son dueñas de sí mismas. Anuncian su autoridad y su autonomía. (...) Son las ‘nuevas’ que nos traen palabras desde nuevas perspectivas que hablan de justicia y de mentes abiertas mientras que la gente entra por las puertas de nuestro museo”.

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