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Llega la lucha, llega el mejor, llega Mijaín López

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EFE

Cinco títulos de campeón mundial, cuatro de campeón panamericano y tres de campeón olímpico. No se pasea por la Villa Panamericana de Lima ningún otro deportista que tenga un tesoro tan valioso.

El poseedor de este currículum es cubano y se llama Mijaín López. Pero le llaman ‘el Niño’.

La lucha debuta este miércoles en los Juegos Panamericanos y un día después, el reservado para la división mayor, Mijaín saldrá al colchón con la intención declarada de ganar su quinto oro en Juegos Panamericanos en grecorromana, esa modalidad en la que los adversarios solo pueden utilizar y atacar la parte superior del cuerpo.

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Abanderado de su país, ?quién si no?, en la ceremonia inaugural del pasado 26 de julio, López es un veterano gladiador que nació en San Cristóbal hace casi 37 años, que cumplirá el 20 de agosto. Mide 191 centímetros y pesa en torno a los 130 kilos.

Aproximadamente, porque el gladiador considera que “el principal rival es el peso” y lucha a diario para mantenerlo a raya.

A tres días del pesaje en Lima estaba aún a un kilo del límite, por lo que las horas previas a la competición serán de hambre y privaciones.

Uno de los mejores de todos los tiempos (aunque en la modalidad de lucha libre), el soviético Aleksandr Medved, tres veces campeón olímpico entre 1964 y 1972, dijo que un luchador debe tener “la fuerza de un levantador de pesas, la agilidad de un acróbata, la resistencia de un corredor y la destreza táctica de un ajedrecista”.

Todas esas virtudes reúne sin duda Mijaín, pero la que prima es la resistencia, porque él asiste inmutable al paso por el colchón de rivales de distinto origen y condición que no consiguen ponerle freno.

En los Panamericanos de 2003 ganó el oro al estadounidense Rulon Gardner, en los de 2007 a otro luchador del mismo país, Dremiel Byers; en 2011 al venezolano Rafael Barreno y en 2015 al chileno Andrés Ayub.

El éxito que nunca olvidará López es el primero de todos ellos, el de 2003, por la categoría del rival: derrotó al hombre que tres años antes había hecho historia en la lucha grecorromana al destronar en los Olímpicos de Sydney a ‘Alejandro el Grande’, el ruso Aleksandr Karelin, oro en 1988, 1992 y 1996.

Hermano de otro medallista olímpico, el boxeador Michel, bronce en Atenas 2004, Mijaín ha declarado ya en Lima que está loco por salir al colchón del Coliseo Miguel Grau del Callao.

La única anomalía reside en el hecho de que no ha competido oficialmente desde los Juegos Centroamericanos y del Caribe de hace un año en Barranquilla. Pero considera que los entrenamientos diarios y el estudio minucioso de sus rivales le bastan para volver a aspirar al oro.

El chileno de origen cubano Yasmani Acosta, bronce mundial en 2017, y el estadounidense Adam Coon, plata en 2018, serán sus rivales más temibles en Lima.

Le apodan ‘el niño’ por su sencillez y es célebre entre sus compañeros de concentraciones por su apetito insaciable. Si gana su quinta corona panamericana, algo jamás logrado por nadie en un deporte de combate, se podrá permitir el lujo de abandonar la estricta dieta y celebrarlo con un festín. De comida y de medallas.

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