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El efecto Mapplethorpe, analizado en el Guggenheim

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EFE

Las instantáneas de Robert Mapplethorpe, uno de los artistas más controvertidos de finales del sigo XX, fueron criticadas y alabadas a la par, pero su innegable influencia en generaciones posteriores queda patente estos días en las galerías del museo Guggenheim de Nueva York.

La destacada institución estadounidense ha dedicado todo 2019 a este fotógrafo, con la exposición de sus obras más destacadas en una primera entrega mostrada hasta hace dos semanas, y una nueva colección, presentada este miércoles al público, que examina su peso sobre posteriores generaciones.

“La nueva exposición no quiere representar la dicotomía del antes y después, la causa y efecto, o el entonces frente al ahora. Explora cómo el trabajo de Mapplethorpe ha sido metabolizado por sus contemporáneos y por artistas posteriores”, explicó Susan Thompson, una de las comisarias de la muestra, en el acto de presentación.

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Así, la segunda entrega de “Implicit Tensions: Mapplethorpe Now”, que podrá verse en el Guggenheim hasta el 5 de enero de 2020, presenta al espectador el trabajo de otros fotógrafos de retrato que, como ya hizo el estadounidense, fallecido en 1989 en su momento de máxima polémica, se cuestionan su identidad, su sexualidad y su raza.

En honor a uno de los roles más importantes que se atribuyeron a Mapplethorpe, el de dar visibilidad a sectores de la sociedad que permanecían ocultos, como el del sadomasoquismo homosexual, el museo neoyorquino ha querido difundir la obra de fotógrafos poco conocidos, y presentar así nuevas visiones.

“La primera parte (de la exhibición) era una celebración de Robert Mapplethorpe, y la segunda es una celebración de cómo la colección de fotos del Guggenheim ha crecido y se ha expandido para incorporar nuevas perspectivas en los últimos años”, apuntó en la presentación Lauren Hinkson, otra de las comisarias.

Por ello, algunas de las fotos más conocidas de Mapplethorpe, como su autorretrato de 1980, se ven acompañadas en la misma sala por impactantes instantáneas de artistas como el nigeriano Rotimi Fani-Kayode, que falleció el mismo año que el estadounidense.

Nacido en Lagos en 1955, Fani-Kayode se trasladó a Londres a los 12 años huyendo de una guerra civil en su país, y se convirtió en una figura importante en el Movimiento de Arte Negro Británico de los años 80 con fotografías en las que se plantea su identidad híbrida y trasnacional como hombre gay de la diáspora africana.

Los retratos del nigeriano, creados principalmente en una corta carrera artística entre 1982 y 1989, incorporan símbolos de su herencia yoruba en celebraciones de espiritualidad, erotismo homosexual y de la figura masculina de raza negra.

La sudafricana Zanele Muholi, una activista visual de 47 años, es otra de las artistas cuyo trabajo celebra el Guggenheim con la exposición de retratos de su serie “Faces and Phases” en la que pone rostro a la comunidad lesbiana negra de su país, extremadamente marginada pero que muestra con gestos desafiantes.

También forma parte de la exhibición la estadounidense Catherine Opie, que con sus incisivas imágenes de autolesiones dermatológicas explora la juventud, el proceso de envejecimiento y la identidad.

Paul Mpagi Sepuya, cuyo trabajo ha sido reconocido este año en la Bienal del Museo Whitney -considerado una muestra que reúne a los artistas estadounidenses más prometedores-, expone su nuevo concepto de fotógrafo de retratos, en el que él mismo aparece en las instantáneas interactuando con amigos o amantes en posiciones comprometedoras para celebrar la comunidad “queer”.

Por su parte, el artista conceptual Glenn Ligon se apropia de imágenes de Mapplethorpe que combina con textos para cuestionar la obra del fotógrafo, mientras que Lyle Ashton crea “collage” con la unión de varias instantáneas para hablar de género y deseo sexual.

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