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Museos vetan aportes de los Sackler, ligados a epidemia de opiáceos en EE.UU.

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EFE

Importantes museos de todo el mundo, entre ellos el Guggenheim de Nueva York y el Tate de Londres, han anunciado que ya no aceptarán más donativos de la familia Sackler, dueña de la farmacéutica Purdue, considerada una de las culpables de la intensificación de la epidemia de opiáceos que azota a EE.UU.

“No se han recibido contribuciones de la familia Sackler desde 2015. No se han planeado futuros obsequios, y el Guggenheim no tiene en mente aceptar ningún obsequio”, anunció la prestigiosa institución en un comunicado enviado a Efe.

La decisión se produce seis semanas después de una llamativa protesta dentro del museo en la que se pedía su desvinculación del nombre de los Sackler, sobre quienes dijeron en una pancarta que deberían sentirse “avergonzados” por la crisis de los opiáceos.

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De acuerdo al Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU., esta lacra se ha cobrado en el país la vida de cerca de 218.000 personas en las dos últimas décadas.

Y es que el Guggenheim, según las cifras que enumera en su misiva, recibió unos 9 millones de dólares entre 1995 y 2015 de los miembros de la familia de Mortimer D. Sackler, de los cuales unos 7 millones se han utilizado para establecer en el museo el “Centro para la Educación de las Artes Sackler”, que recibe a unas 300.000 personas al año.

Al Guggenheim de Nueva York se le adelantó la Tate de Londres, que la semana pasada destacaba en un comunicado la “filantropía histórica” del clan, a la vez que afirmaba que la institución era de la opinión de que “en las circunstancias presentes, no es correcto pedir ni aceptar más donaciones de los Sackler”.

La Galería Nacional Británica de Retratos también afirmó que no iba a recibir una concesión de 1,3 millones de dólares que llevaba tiempo negociando con una de sus fundaciones, mientras que el Museo del Sur de Londres ya devolvió una donación el año pasado.

Galerías del Louvre de París y del Museo Metropolitano de Nueva York, así como departamentos y bibliotecas de la Universidad de Columbia o la de Oxford, llevan el nombre de los Sackler gracias a sus generosas aportaciones económicas.

Sin embargo, el nombre de la familia ha caído en desgracia en las últimas semanas, y se enfrenta a miles de demandas por su supuesto destacado papel en la rápida propagación de la epidemia de adicción a potentes analgésicos con base opiácea.

Los Sackler son dueños de Purdue Pharma, fabricante del medicamento OxyContin, que les ha generado enormes beneficios gracias a una agresiva campaña publicitaria de los años 90, y se les acusa de venderlo pese a ser conscientes de su alto poder adictivo.

En 2007, la compañía y tres de sus ejecutivos fueron condenados a pagar una multa de 634,5 millones de dólares por engañar al público sobre el riesgo adictivo del analgésico, que comercializa desde su aprobación por las autoridades en 1995.

Mientras, los Sackler afirmaron el pasado viernes en un comunicado publicado en la web “Hyperallergic” que “ha sido un privilegio servir al Guggenheim durante casi 20 años y apoyar el esencial trabajo del museo”, y que “desafortunadamente, el actual ambiente de litigios ha creado una falsa imagen” del clan.

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