Anuncio

Roden Crater, un observatorio de la luz y el espacio en un volcán de Arizona

Share
EFE

Roden Crater, la magna e indescriptible obra de arte que hace 40 años empezó a construir en un volcán inactivo de Arizona James Turrell, el “escultor de la luz”, se acerca a su conclusión y su encuentro con el público.

“Los precedentes para comparar el trabajo de Roden Crater son Teotihuacán (México) y Machu Picchu (Perú), pero nos referimos a obras grandiosas del pasado, porque actualmente en el arte no hay nada que se compare a Roden Crater, es una maravilla internacional”, dice a Efe Miki García, directora del Museo de Arte de la Universidad Estatal de Arizona (ASU).

Este centro colabora con el artista californiano de 75 años para lograr los fondos necesarios para que Roden Crater abra al público en cinco años y garantizar su preservación en el futuro.

Anuncio

Turrell comenzó hace cuatro décadas a trabajar en un cono volcánico situado en el desierto de Arizona a unos 2.400 metros de altitud para transformarlo en un espacio de interacción con los cuerpos celestes a través de las variaciones de la luz del Sol, la Luna y las estrellas y el espacio.

El artista californiano ha dedicado más de la mitad de su vida a esculpir y construir espacios que juegan con la luz dentro del cráter, algunos con maravillosos efectos como si se tratara de observatorios, telescopios y cámaras.

“La asociación con ASU ha encendido un fuego debajo de mí, se ha acelerado mi visión de que haremos que Roden Crater se complete y tendrá una sostenibilidad en el futuro cuando me haya ido. Esta participación con ASU y su amplio trabajo, de repente, me hace volver a sentir joven, lo que es fantástico”, indica Turell en una declaración enviada a Efe.

La del volcán es la obra más importante de Turrell, quien también ha trabajado en otros proyectos arquitectónicos como la reforma del Mendota Hotel en Ocean Park, cerca de Los Ángeles, su ciudad natal, o el edificio Twilight Epiphany, en la Universidad Rice, en Houston (Texas).

Turrell atesora numerosos galardones, como el recibido en 1984 de la prestigiosa Fundación MacArthur y el premio de arte de la fundación Heinz y Gisela Friedrich en 1992, y ha expuesto en algunos de los mejores museos de arte contemporáneo de todo el mundo, como el Guggenheim de Nueva York y el de Arte Moderno de Fráncfort.

La universidad, junto con Turrell y la Fundación Skystone, prevén recaudar 200 millones en los próximos dos años para concluir los trabajos.

Olga Viso, asesora principal de ASU para alianzas internacionales en las artes, dice después de visitar el cráter, ubicado a 40 millas (64,3 km) al norte de Flagstaff (Arizona), que es una “obra sin precedentes”.

“Es difícil de describirlo con palabras. Está ubicado en una zona cercana al Gran Cañón, conocida por diversos eventos celestiales y geológicos. El cráter cuenta con más de una milla (1,6 kilómetros) de diámetro y lo primero que te encuentras al entrar es un túnel de 900 pies (275 metros) de largo que funciona como un telescopio natural”, explica a Efe.

“Luego te adentras a las demás secciones, donde puedes disfrutar de los espacios abiertos, conocidos como óculos, donde todo lo que piensas que es verdad no lo es. Hay momentos en que crees estar frente a un espejo, pero es solo el paisaje que se introduce dentro del volcán”, relata Viso.

En total, el plan de Turrell contempla más de 20 áreas construidas en el interior del cráter que utilizan la luz y el espacio para crear obras de arte diseñadas para que los espectadores contemplan la luz, los solsticios, el paisaje y el tiempo.

“Se va a considerar una de las grandes maravillas del mundo, un monumento icónico para Arizona, será un lugar para visitantes de todo el mundo. Es que no se trata solo de ver la obra, sino de vivirla, es cómo cuando crees que el cielo es azul, pero dentro del volcán de das cuenta que es de distintos colores”, destaca García.

El proyecto de este artista en el que convergen influencias que van del arte precolombino y el budismo zen hasta el minimalismo va más allá de arte, cuenta con una vertiente educativa, gracias a la cual estudiantes de ASU acuden al cráter y allí aplican su experiencia dentro del volcán en sus diferentes carreras.

“Buscamos crear un programa educativo internacional que tenga un enfoque interdisciplinario. Turrell ha colaborado con astrónomos, matemáticos, filósofos, antropólogos, ingenieros y arquitectos para llevar a cabo su obra”, indicó Viso.

El programa también incluirá laboratorios interdisciplinarios enfocados en luz, volcanes y arte, así como cultura indígena y astronomía.

Anuncio