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López Obrador designa recursos para zonas más afectadas por robo de gasolina

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EFE

Con la todavía reciente explosión de un oleoducto saqueado que dejó 93 muertos, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, presentó este martes un plan para entregar apoyos económicos a las comunidades más afectadas por el robo de combustibles y evitar nuevas tragedias.

El mandatario detalló el programa en su rueda de prensa matutina y, posteriormente, se desplazó al céntrico Estado de México para explicarlo a los habitantes de municipios por los que pasan oleoductos afectados por el robo de combustible, conocido como huachicoleo en el país.

“Ningún mexicano va a tener la necesidad de dedicarse a estas actividades porque van a tener trabajo, bienestar y apoyo por parte del Gobierno. ?Se acaba el huachicol!”, clamó un López Obrador vitoreado por centenares de habitantes de la población de Acambay, a dos horas de Ciudad de México.

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El plan de ayuda a las comunidades por donde cruzan los oleoductos de la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) contempla 91 municipios y otorgará entre 6.000 pesos (312 dólares) y 8.000 pesos (417 dólares) por familia.

Estas acciones beneficiarán a 1,68 millones de personas y, en su conjunto, suponen una inversión de 3.857 millones de pesos (187 millones de dólares), según informó el Gobierno.

Junto con otros planes que ya se han empezado a aplicar en todo el país, como becas para la formación de jóvenes y pensiones para personas mayores, López Obrador pretende que las personas más desfavorecidas no deban delinquir para poder sobrevivir.

Así el nuevo Gobierno, que asumió el poder el pasado 1 de diciembre, busca evitar tragedias como la de este viernes en Tlahuelilpan, en el céntrico estado de Higaldo, donde explotó una toma clandestina mientras centenares de pobladores robaban gasolina, dejando un saldo hasta el momento de 93 fallecidos y una cuarentena de heridos.

“Como hay mucha pobreza y mucha necesidad y el pueblo no tiene alternativas, se fue creando esta práctica del huachicol”, expresó López Obrador desde una enorme carpa repleta de campesinos de Acambay, donde se han detectado dos tomas clandestinas de gasolina en los últimos días.

Con su habitual tono que oscila entre el de un maestro y el de un párroco, el presidente explicó a los pobladores que “uno solo puede ser feliz si es bueno en la vida” y se mostró convencido de que Acambay “es un pueblo honesto y trabajador”, como el resto de México.

E incluso emplazó a los pobladores a que levantaran la mano si estaban dispuestos a ayudar al Gobierno para que se acabe el robo de combustibles, valorado en 65.000 millones de pesos anuales (unos 3.400 millones de dólares), lo que recibió una respuesta positiva del público.

Ante ellos, López Obrador se comprometió a ser “un guardián” que vigile que el dinero público “se distribuya con justicia” y prometió que no va a ser “cómplice de los corruptos”, porque si los de “arriba” roban, los de “abajo” también.

Para ejemplificar su plan de ayudas económicas, el presidente, experto en comunicación política, rompió el protocolo e hizo subir al escenario a un joven que conoció en la entrada del pueblo y que ha recibido una beca del Gobierno para estudiar ingeniería electrónica.

Su programa de desarrollo de las comunidades recibió incluso el aplauso del gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI).

“Gracias al presidente por su compromiso con las causas de justicia de nuestro país”, dijo el gobernador, quien añadió que “lo recibimos con los brazos abiertos y agradecemos su compromiso con los que más lo necesita y menos tienen”.

Este jueves, el presidente tiene previsto recorrer otros municipios por los que circulan oleoductos de Pemex y donde viven comunidades desfavorecidas que en su mayoría apoyan a López Obrador.

El robo de combustible se ha convertido en la primera gran crisis de su gobierno, después de que López Obrador decidiera erradicar los sabotajes cerrando oleoductos y enviando militares a resguardarlos.

Su estrategia, sin embargo, no pudo evitar la tragedia de Tlahuelilpan y ha provocado, además, un serio desabastecimiento de gasolina en varios estados del país, incluida la capital.

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