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El país despide a Bush, el líder que halló “el espacio común” que ahora falta

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EFE

“Las cosas han cambiado tanto que no sé por donde empezar... Bueno sí, la falta de respeto y la división. Ahora no se encuentra un espacio común y él fue capaz de hacerlo”, expresa Cassandra El Amin al salir de la capilla ardiente donde reposan los restos del expresidente George H.W. Bush (1989-1993).

Cassandra es una de las miles de personas que hoy se han acercado al Capitolio para mostrar tributo al expresidente recientemente fallecido.

Bajo la cúpula que corona la sede del Congreso los ciudadanos que lo deseen pueden dar hasta las 07.00 hora local de mañana (12.00 GMT) su último adiós al exmandatario en una sala en la que el público le rinde homenaje junto a periodistas, legisladores, autoridades y antiguos compañeros de fatigas políticas.

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Muchos de los ciudadanos que hacen cola durante más de una hora para entrar en el recinto llegan desde Washington, pero otras como Cassandra han tomado un vuelo a última hora para acceder al Congreso durante esta jornada de luto.

Flemimg El Amin, el marido de Cassandra, comenta a Efe que viajaron anoche desde Carolina del Norte y pasarán el resto de la semana en la capital.

La nostalgia por un tiempo político que consideran “mejor” y el respeto que sienten hacia la figura de George H.W. Bush han sido el impulso que ha llevado a este matrimonio afroamericano a emprender el viaje.

“Fue un ejemplo humano de liderazgo, trajo mucho honor internacional a Estados Unidos, cerró el proceso de la Guerra fría a principios de la década de 1990”, recuerda Fleming vestido junto a su mujer de riguroso negro.

En la fila de tres carriles que lleva hacia el interior del Capitolio predomina el color de luto: en abrigos, bufandas, chalecos y sombreros.

Una madre con sus hijos, los tres con abrigos negros, asegura a Efe mientras espera su turno que ha decidido que los niños se salten sus clases para homenajear al expresidente.

“Es bueno que se involucren y tengan referencias políticas”, resalta convencida antes de indicar que hizo exactamente lo mismo meses atrás después de la muerte del senador John McCain en agosto, ya que “al vivir en el área de Washington pueden aprovechar para ester presentes en estos acontecimientos”.

El ambiente de solemnidad impregna los alrededores del Capitolio, donde no cesa ni un momento la actividad, con personas en fila para entrar que se cruzan con otras que salen y se aproximan a las calles atestadas de tráfico para tomar un taxi y continuar su jornada laboral.

Dos veteranos de guerra hablan con varios medios de comunicación a la salida del Capitolio, llevan traje militar y buscan con la mirada a los periodistas para dar con un micrófono ante el que compartir su buen recuerdo sobre la Administración de Bush.

“Serví como militar bajo su mandato, él fue vicepresidente, director de la CIA, estuvo en las Naciones Unidas... Entendía sobre muchos problemas”, valora George Crewell, exmilitar llegado de Pensilvania.

Según este soldado retirado, que estuvo presente en la reunificación alemana, el conocido como Bush padre (para diferenciarlo de su hijo George W. Bush que fue presidente posteriormente) “no tuvo una agenda secreta” y supo llevar a cabo una “coherente” estrategia en Oriente Medio.

“Las cosas han cambiado a peor, 190 grados, tengo dos hijos que trabajan en el Ejército y estoy muy preocupado por las personas que ocupan ahora la Casa Blanca”, zanja Crewell.

La diferencia entre los tiempos políticos actuales y los del pasado genera opiniones coincidentes entre el público congregado alrededor del Capitolio.

Para Julie Rautio, que llega desde Richmond (Virginia), el recuerdo general del exmandatario es positivo porque en un momento “decisivo” para el mundo, al final de la Guerra Fría, su papel “otorgó estatus internacional a Estados Unidos” en un “ambiente de consenso”.

Sobre su opinión ante la actualidad, Rautio procura ser cauta: “Bueno, diré que los tiempos sencillamente cambian”.

“Este es un momento de homenaje y no queremos ser críticos con asuntos políticos”, expresa su acompañante, Rob Shinn.

Al final de la tarde, la política se hizo presente de la mano de la familia del difunto, cuando Bush hijo y su hermano Jeb, exgobernador de Florida, junto al resto de sus parientes, se acercaron a saludar a los ciudadanos congregados en ese momento en la capilla ardiente.

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