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Diego Urdiales: los toros pueden desaparecer si se maltrata la esencia

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EFE

Los triunfos de Diego Urdiales de este año en Bilbao y Madrid son los dos momentos más importantes de la tauromaquia de 2018.

El éxtasis que causó a los aficionados con su toreo de frente y templado fue su manera de reivindicarse en un año que empezó difícil para el torero español al estar fuera de las principales ferias.

Diego Urdiales vuelve mañana, domingo, a la Plaza México tras dos temporadas ausente y convertido ahora en la esperanza del toreo puro.

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Pregunta: ?Cuál es su ambición como torero tras los grandes triunfos de Bilbao y Madrid este año?

Respuesta: Torear mejor es lo que me preocupa, buscar dentro de mí y que mi toreo evolucione, que la intensidad que siento toreando se extienda en el tiempo.

P:?Ser el primero del escalafón?

R: Creo que es algo que no puedo controlar tal como veo el toreo, sí puedo controlar lo que hago delante del toro, y sé lo que siento y soy capaz de hacer sentir a la gente.

P: ?El toreo es fiesta o arte?

R: Arte, dentro de un espectáculo con organizador y escenario, pero en el que los protagonista son el arte, el toro y el torero. Cuando los protagonistas no mandan, algo falla. Respeto al toreo, este arte en el que siempre me enseñaron desde que era niño que la esencia es lo que hay que cuidar, si maltratas la esencia es cuando existe peligro de que los toros desaparezcan.

P: ?Rememora mucho lo sucedido en Las Ventas en la Feria de Otoño?

R: Ha sido una temporada extraña, mi primer triunfo fue decidir no ir a Madrid en San Isidro, una decisión muy dura que hizo temblar a mi entorno. En ese momento no tenía nada firmado pero me hizo crecer como torero y como persona.

P: ?Siente que ya respetarán sus peticiones?

R: Creo que ha sido un golpe tal que ya no hay argumentos para lo contrario, independientemente de que al final no haya acuerdos.

P: En 2019 estará en San Isidro, ?qué ganado enfrentará?

R: Aún no hay ganadería decidida, el acuerdo son dos tardes dentro de un abanico de corridas, intentando sea dentro de mi gusto. Iremos al campo a ver.

P: ?Qué número de corridas quiere torear al año?

R: Nunca he podido torear más de 20 corridas al año, me encontré bien cuando lo hice, pero no he ido más allá por lo que no sé hasta dónde puedo llegar. Lo que tengo claro es que cada vez que vaya a la plaza todo tiene que tener sentido, no ir por ir.

P: ?Se dan las condiciones mañana en La México?

R: Si no, no estaría aquí, luego la suerte dirá, vengo con la ilusión de que un toro me permita sacar lo que llevo dentro.

P: Bilbao 2015 parecía el año de su explosión definitiva, ?qué pasó después?

R: 2015 fue un año muy bueno, en 2016 fui a Madrid y Sevilla y no se dieron las cosas como se esperaban. Pero 2017 en Bilbao fue extraordinario y en Madrid cuajé una faena al nivel de la que hice este otoño, pero pinché. Estos años desde el 2015 dan un sentido a lo que ha pasado, ha habido una evolución en mi forma de torear.

P: A veces toreaba con un exceso de presión, como si cada oportunidad fuese la última.

R: Muchas veces, quizás este año ha sido uno de los años más importantes, pero cuando solo toreaba una vez en verano en Madrid fue fundamental. Solo un torero puede imaginar lo que es estar dos años sin torear y vestirte para estar en Madrid, la presión que supone, superarlo ha sido tan importante como este año de triunfo. Ahí es cuando yo me daba cuenta que era torero.

P: ?Después de tantos años no logra aislarse toreando?

R: Me cuesta, lo intento, es una de las luchas que yo llevo antes de una tarde. A mí me afecta la impaciencia del público, como si a un pintor le soplan en el pincel, un comentario a destiempo, eso me afecta.

P: ?Cuál es el camino de la pureza, gustarse o mandar?

R: Primero es dominio sobre el toro, poder con él, reducir su velocidad y luego hervir juntos mando y movimientos, cuando entran en ebullición, eso es la esencia.

P: ?El pase más eterno que recuerda?

R: Recuerdo alguno en el campo, entrar en un estado más allá. En Madrid sentí que se paraba el mundo, sentirlo con el silencio del campo es una cosa pero con el rugir de la plaza es tremendo. Lo he sentido en Madrid, en Bilbao y aquí en México, fue una de las faenas de mi vida.

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