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Indígenas apuestan por concursos de talento para mostrar al país su cultura

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EFE

Siguiendo los pasos de los populares concursos de canto, baile y habilidades artísticas, jóvenes de tribus indígenas de Estados Unidos compiten no solo con el objetivo de ganar sino mostrar al país con “orgullo” lo más destacado del arte nativo.

En pleno Mes de la Herencia Nativoamericana, se celebró anoche el primer Espectáculo de Talento Indígena realizado en Las Vegas (Nevada), una exhibición de talento atípica en la que los artistas no suelen ver sus nombres en grandes carteleras y, de hecho, no mucha gente piensa en ellos como artistas.

Se trata de once hombres y mujeres, todos jóvenes, quienes además de su amor por la música comparten algo más: todos pertenecen a alguna tribu indígena norteamericana.

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El evento es el primero en su tipo y en una gala única escoge a los mejores artistas de cuatro categorías: solo, grupo, talentos tradicionales, y talentos contemporáneos. Los once participantes representan dieciséis tribus como la Paiute, Navajo, Apache, Cheyenne, Pawnee y Fort Mojave, entre otras.

Fawn Douglas es la organizadora del evento. Su experiencia como maestra de Estudios Indígenas Americanos en la Universidad de Nevada Las Vegas (UNLV) ha sido esencial, según dice, para poner en marcha este proyecto pionero que busca rescatar lo mejor de la cultura nativa norteamericana.

“La gente no sabe nada de nosotros, y esta es una buena forma de mostrarle al mundo que aún estamos aquí, que las tribus indígenas no son cosa del pasado, que entre nosotros hay diversidad y que quienes quieran pueden unirse a nosotros”, explica a Efe Douglas, quien pertenece a la tribu Paiute.

Ese sentimiento de pertenencia, ese orgullo de raza y esas ganas de contarle al mundo que existen, que sus raíces no se han secado, y que por el contrario, siguen dando frutos al cultivar, proteger y compartir su cultura, son evidentes entre cada uno de los participantes en este primer concurso de talento indígena.

Un par de horas antes del inicio del evento comenzaron a llegar los participantes al Centro Cultural Winchester de Las Vegas ataviados con instrumentos autóctonos y vestuario tradicional que representa a su tribu.

Uno de ellos era Sol Martínez, una estudiante de 18 años que ultima sus estudios secundarios en una escuela de Las Vegas y toca la viola y baila Jingle, tal y como muestra en una actuación con una hermana.

Su padre es de origen mexicano y su madre es Paiute, nacida en Las Vegas.

“(Eso) Me define como persona porque vengo de dos raíces indígenas, la mexicana y la nativa-americana y eso me ha llevado a estar en contacto con mucha cultura y muy variada”, cuenta Sol.

Para ella, dice ser “importante” el concurso y formar parte de él porque así puede demostrar que los nativos forman parte del país y que tienen “diferentes talentos”.

La más joven del grupo de artistas tiene 7 años de edad. Kaya-Rei Ke’alolahiahi Kanoelani Duran, pertenece a las tribus Apache y Kanaka Ma’oli, es la encargada de abrir la gala.

“Yo canto y toco el Ukelele desde que tenía 3 años”, cuenta Kaya mientras juega un poco tras bambalinas antes de que la llamen al escenario.

Sobre él se interpretaron melodías y letras en lenguajes imposibles de entender para buena parte de los asistentes, pero eso no importaba.

Ni tampoco el dinero de los ganadores de cada una de las cuatro categorías ni el único vencedor de la velada. En el escenario no se compite por un premio, se hace por el orgullo de dejar en alto el nombre de una tradición, y la historia de un pueblo.

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