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Rivera: la mujer que busca encarar corrupción en cuarta mayor ciudad de México

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EFE

A poco más de un mes de haber tomado las riendas de la cuarta ciudad más grande y una de las de mayor crecimiento económico de México, la alcaldesa de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, reconoce que enfrenta y enfrentará resistencia, pero afirma que habrá cero tolerancia a la corrupción.

La alcaldesa, integrante del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) del próximo presidente, Andrés Manuel López Obrador, admite que se sacó “la rifa del tigre”, metáfora con la que ilustra la monumental tarea que tiene ante sí después de ganar las elecciones de julio.

Pero aclara que desde su postulación sabía que se trataba de un proceso complejo para emprender la transformación de la ciudad, capital del central estado de Puebla.

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Desde que asumió la alcaldía el 15 de octubre, la segunda mujer en gobernar esta ciudad ha sido duramente criticada en redes sociales por la falta de programas de vialidad o de iluminación pública, pero también por su vestimenta (zapatos deportivos de 2.000 pesos, 99 dólares) y por difundir por Twitter qué tipo de lecturas hace.

“Yo soy una activista en política y desde el activismo se está acostumbrado a estar en luchas sociales”, advierte la académica que llega a la alcaldía sin experiencia previa en administración pública.

La exárbitro de fútbol aficionado asegura que tenía la claridad de la situación que se iba a encontrar.

“Obviamente que hoy (voy a) poner la mano dura, el manotazo en la mesa y decir: Nada de moches (sobornos), nada de diezmos, cero tolerancia a la corrupción. Y eso mueve estas dinámicas de golpeteo mediático, pero sabíamos que el reto era grande. No solamente se demanda valor sino tener convicción y claridad de que se tienen que hacer así las cosas”, agrega.

Considerada desde fuera como cercana a Beatriz Gutiérrez Müller, esposa de Andrés Manuel López Obrador -quien asumirá la Presidencia de México el 1 de diciembre-, dice que desde el primer día de su administración está concentrada en atender lo estructural, en una estrategia interdisciplinaria y transversal.

“Los cambios de administración representan un choque mediático, un conflicto; se empiezan a mover intereses y aspiraciones personales, además de las propia dinámica de las ciudades para dar seguimiento”, afirma.

De cuna izquierdista, que la hizo participar en la toma de la importante avenida Reforma de Ciudad de México durante las protestas por un supuesto fraude contra López Obrador en las presidenciales de 2006, Rivera logró de la mano de Morena poner fin a siete años de hegemonía del conservador Partido Acción Nacional (PAN) en la presidencia municipal de Puebla.

“Hay cosas rescatables (de esas administraciones)”, asegura al reiterar una posición que le ha traído críticas al interior de su partido, que ven con malos ojos que haya dejado en algunas posiciones a excolaboradores de alcaldes anteriores.

Sencilla en su trato, dice que le gusta tener una visión positiva y nada fatalista; de ahí que no tenga empacho en reconocer acciones positivas de gobiernos pasados.

“Esto no es solamente un cambio de gobierno; es un cambio de régimen y, mientras en administraciones pasadas algunos personajes se han encargado de la imagen política, nosotros estamos enfocados en la imagen y trabajo de gobierno”, indica.

Al ganar las elecciones, se reunió con el alcalde saliente Luis Banck y con el gobernador Antonio Gali, lo que le trajo duros posicionamientos en su contra de militantes de Morena.

“Hubo una crítica de una parte de Morena, que recientemente se incorporó a Morena, en esta apertura. Respeto las observaciones, los comentarios; no los comparto, desde luego”, aclara.

La presidenta municipal sostiene que hubo un fraude en la elección de gobernador de Puebla de julio pasado, y espera sea anulada.

En esos comicios, el PAN obtuvo el triunfo con un margen muy reducido frente al candidato de la colación encabezada por Morena, Miguel Barbosa, pero los resultados fueron impugnados ante el Tribunal Electoral federal, que aún no resuelve ni ratifica el triunfo de la candidata conservadora Martha Erika Alonso.

No obstante, Rivera aclara que en su postura institucional es que debe dar garantía a los votantes impulsando un gobierno incluyente, equitativo y transparente.

El talón de Aquiles de la ciudad es la inseguridad, que de acuerdo con Rivera tiene su raíz fundamentalmente en la falta de oportunidades laborales.

“Estamos concentrados en esa parte, tenemos mucho acercamiento con diferentes grupos empresariales, con las universidades. La visión es clara y el trabajo se está haciendo”, declara.

Y admite que será difícil gobernar en una ciudad y un estado que tiene altos índices de feminicidios y el primer lugar en discriminación. “A mí misma me toca”, revela.

Por ello se siente más obligada para hacer posible el acceso a una vida libre de violencia para las mujeres, las niñas y las adultas mayores.

“Nos corresponde, o me corresponde, ser también portavoz de muchas mujeres que han sido silenciadas, privadas no solo de sus vidas sino de sus propios derechos durante mucho tiempo”, acotó.

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