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Descubrimiento de nueva especie de agave arroja luz sobre los Hohokam

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EFE

El descubrimiento de una especie de agave hasta ahora desconocida para los botánicos arroja nueva luz sobre las culturas indígenas de Arizona y cómo subsistían en el inhóspito desierto de la zona sur del estado.

Gracias a este agave, al que se ha llamado “sanpedroensis” por haber sido hallado cerca del río San Pedro, se sabe que la cultura Hohokam (800-1450 después de Cristo) fue capaz de domesticar plantas del desierto, resistentes al calor y las sequías, para que fueran sus fuentes de alimentación.

“Se trata de un descubrimiento significativo porque brinda pruebas vivas, respaldadas por evidencia arqueológica, de que los Hohokam estaban cultivando agaves a gran escala sobre montículos de piedras con sistemas de irrigación sofisticados”,dijo a Efe el botánico Andrew Salywon, descubridor del agave “sanpedroensis” junto a Wendy Hodgson.

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El descubrimiento se dio “por accidente cuando el arqueólogo William Doelle realizaba un estudio de los sitios indígenas. Al ver las fotos nos percatamos de una especie de agave nunca antes vista”, agregó Salywon.

A finales de la década de los años 90, un grupo de arqueólogos comenzó a documentar antiguos campos de cultivo en un área de 60 millas (96 km) a lo largo de la orilla del río San Pedro.

Durante su trabajo encontraron cuchillos de piedra tabulares que se cree que los Hohokam usaban para cosechar y procesar los agaves que luego consumían.

“Es muy similar al típico agave, pero la diferencia es la flor y las ramas que crecen hacia arriba, en verdad la especie es muy rara”, comentó Salywon, quien es curador del Herbolario del Jardín Botánico del Desierto, ubicado en Phoenix (Arizona).

El agave, una monocotiledónea perteneciente a la familia Agavaceae y también llamada pita, maguey o fique, empezó a diversificarse hace 12 millones de años y hoy se conocen más de 300 especies.

Salywon explicó que, de acuerdo a un estudio molecular, la especie “sanpedroensis” es exactamente la misma planta que cultivaban los Hohokam antes de la llegada de los españoles a América.

“Sabemos que ese agave es únicamente producido por humanos, porque la especie silvestre da frutos (...) Esta es una planta domesticada”, detalló.

Hasta ahora únicamente se han encontrado 200 de estas plantas en 12 sitios que han estudiado en el desierto de Arizona.

Dos de estos agaves han sido transportados al Jardín Botánico para continuar con la investigación.

“Es un descubrimiento importante porque es una reliquia arqueológica de la cultura Hohokam, esta investigación se logró por una serie de factores, como el trabajo en equipo del arqueólogo y la astucia de los botánicos”, indicó.

Salywon, quien también es miembro de la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza, explicó que los indígenas cocinaban la cabeza del agave en hornos de los que quedan restos en la zona y también usaban la planta en ritos ceremoniales.

“Debido a que no produce semillas, este agave carece de la capacidad de reponer las poblaciones que perecen por la sequía, así que las plantas sobrevivientes son clones que crecen en los mismos campos donde los agricultores las plantaron hace más de 600 años”, señala el botánico.

El descubrimiento, dice Salywon, les da la oportunidad para recuperar este cultivo al borde de la extinción y aprender más sobre la cultura Hohokam, considerada la más importante en Arizona.

“El arqueólogo Bill Doelle está de acuerdo en que el lado humano de la historia de la planta es significativo. Los arqueólogos han escrito sobre el colapso de la cultura Hohokam en los años 1300 y 1400, pero esta especie de agave resistente representa una contra-narrativa importante”, señala Salywon.

Los Hohokam “encontraron formas de sobrevivir bajo condiciones dramáticamente cambiantes”, señaló.

Fue claro al indicar que la planta parece reproducirse únicamente por compensaciones vegetativas y no por semillas, y dijo que desconocen si existe una especie silvestre similar a la cultivada por los nativos precolombinos.

“Esto nos lleva a la hipótesis de que era un cultivo domesticado, su supervivencia depende de los humanos, como fue el cultivo del maíz en México y otras especies (de plantas) domesticadas en el mundo”, reiteró.

Recordó que una vez que desapareció dicho grupo étnico quedó olvidada la especie “sanpedroensis”.

“Para cuando llegaron los españoles muchas culturas indígenas ya no existían, se perdió la especie a la vista, pero cuando los arqueólogos encontraron los sitios de arquitectura de esa etnia, resurgieron a la vista las especies”, aseguró.

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