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El rejoneador Diego Ventura indulta a un toro en su regreso a México

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EFE

El rejoneador Diego Ventura realizó hoy un triunfal regreso a México, indultando un toro de la ganadería de Enrique Fragua frente a más de 40.000 personas que casi llenaban el coso de Insurgentes, en la primera corrida de la Temporada Grande.

Enrique Ponce cortó una oreja protestada y Octavio García “el Payo” fue herido en el muslo derecho.

La decepcionante corrida de Barralva, mal presentada y sin fuerza ni casta, no dio opción a los matadores y contrastó negativamente con la bravura de Fantasma, el toro indultado.

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En más de 70 años de historia no se había indultado un toro de rejones en La Plaza México hasta el 11 de febrero pasado, en la última corrida de la Temporada Grande anterior.

El destino ha querido que en la primera corrida del nuevo ciclo taurino en Ciudad de México se indulte el segundo toro de rejones en la plaza de la capital.

En febrero, Andy Cartagena indultó a un toro noble y de gran carrete, hoy Ventura ha salvado la vida de un animal bravo y de intensa fijeza.

Además, “Fantasma” derrochaba casta en cada embestida, buscando siempre el remate de abajo a arriba, con infinita codicia.

Ventura entendió tanto la fijeza -llevando a “Fantasma” toreado, pegado a la grupa por todo el círculo del albero- como su fiereza, con una gran gama de recortes, algunos atropellados.

El rejoneador estuvo especialmente certero con los castigos. Las banderillas cortas fueron de gran emoción; en las últimas el jinete puso su frente en la cara del toro, lo que arrancó una petición de indulto unánime en los tendidos.

Todavía hubo tiempo para que Ventura dejase su montura y con una muleta a pie diera pases al astado, que parecía no querer irse jamás del ruedo, ni dejar una tela por embestir.

El resto de la corrida quedó condicionada por el mal ganado que el hierro de Querétaro presentó en la tarde de hoy.

Enrique Ponce logró una oreja en su primer toro al que no dio más que una tanda sin rematar.

Una “poncina” algo forzada encendió los tendidos y el torero valenciano mantuvo el júbilo del público con pases sueltos a un toro que, por otro lado, carecía de movilidad alguna y se caía al suelo en cuanto se le bajaba la mano. El mayor mérito de Ponce fue mantenerle en pie.

Una estocada desprendida pero certera provocó una moderada petición de oreja que el juez de plaza atendió. La protesta contra el otorgamiento del trofeo rozó la bronca.

Con su segundo Ponce no pudo hacer nada, un toro bizco y disperso que no servía para lidia alguna.

El Payo estuvo sin sitio con su primer toro y se quedó al descubierto con su segundo, llevándose una cornada en el muslo derecho. Ese toro fue el mejor de los enviados por el hierro de Barralva por su casta y fuerza.

Luis David Adame tampoco pudo hacer gran cosa con sus toros. Sí dejó su banderillero Gustavo Campos dos buenos pares que le valieron para saludar al tendido.

Tarde de expectación cumplida en cuanto a la reaparición tras seis años de Diego Ventura y que deja un nuevo indulto, hecho que en la tauromaquia nunca debe ser norma, sino excepción.

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