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El nuevo Congreso: Investigaciones a Trump y limitados consensos

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EFE

Los republicanos de la Cámara Baja promoverán algunos de sus objetivos inmediatos en los próximos dos meses, antes de que los demócratas tomen el control en enero y, previsiblemente, comiencen una cruzada para proteger la sanidad y los mecanismo de control del poder en el país.

En lo que resta de año, una de las prioridades de la bancada conservadora será la aprobación de los presupuestos para lo que resta de año fiscal, ya que el Congreso decidió postergar parte de los paquetes de financiación para un debate posterior a las elecciones.

El asunto más espinoso en ese escenario será la discusión sobre la dotación de fondos para la prometida construcción del muro con México por parte del presidente, Donald Trump, algo que no ha logrado cumplir desde que llegara a la Casa Blanca.

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No solamente los demócratas se han opuesto a ello, sino también numerosos republicanos que abogaron ante el presidente por dilatar la pelea en el Legislativo a ese respecto y evitar un cierre parcial del Gobierno por falta de fondos, ante las perspectivas de que eso pudiera afectar a sus aspiraciones electorales.

Una vez pasadas las elecciones, es probable que Trump vuelva a la carga en su solicitud de financiación para la causa, por lo que el debate a finales de diciembre podría tensarse incluso antes de que los demócratas tomen posesión de la mayoría en la Cámara Baja: el mandatario podría forzar el cierre si no logra su dinero para el muro.

No obstante, será a partir de enero será cuando el presidente lo tenga más complicado.

La victoria de los demócratas en la Cámara de Representantes augura más tensiones si cabe en el Capitolio, empezando por el nombramiento de las presidencias de los Comités, desde donde se prevé que se abran diversas investigaciones sobre Trump y su gestión dentro y fuera de la Casa Blanca.

En 2015, los republicanos cambiaron las reglas de la Cámara Baja para que la mayoría de los presidentes de esas comisiones pudiera emitir citaciones legales unilateralmente sin consultar al partido en minoría, lo que sin duda los demócratas aprovecharán cuando se pongan al mando.

En ese contexto destaca además la congresista Maxine Waters, una de las más fieras críticas de Trump a la vez que objeto de insultos del mandatario, quien con casi toda certeza se pondrá al frente del Comité de Servicios Financieros, por lo que tendrá la autoridad de iniciar investigaciones sobre las transacciones bancarias de Trump.

Entre las posibles pesquisas que iniciarán los demócratas, más allá de los negocios familiares del mandatario, están los conflictos éticos de varios miembros de su gabinete y algunas de sus órdenes ejecutivas, como la prohibición de entrar a los ciudadanos de ciertos países musulmanes y la separación familiar de inmigrantes.

Por otra parte, dependiendo del curso que tome la investigación del fiscal especial para la trama rusa, Robert Mueller, es probable que el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes refuerce su supervisión de la conducta de la campaña de Trump en las elecciones de 2016 para dilucidar lo ocurrido.

Ante esta eminente perspectiva, el presidente ya advirtió a los demócratas este miércoles de que, en caso de que abran investigaciones sobre su persona, se opondrá a negociar con ellos a nivel legislativo, lo que provocaría un auténtico bloqueo de la agenda política del país.

Aun así, los analistas coinciden en que la nueva presidenta de la Cámara de Representantes, quien salvo sorpresa será la actual líder demócrata Nancy Pelosi, buscará consenso en distintas materias con la Casa Blanca, como la financiación para renovar las infraestructuras o planes para reducir el coste de las medicinas.

Pelosi, sin embargo, ya ha avisado de que uno de sus principales caballos de batalla será la defensa y mejora del acceso a la sanidad a partir de la reforma del expresidente Barack Obama (2009-2017), una ley que los conservadores han tratado de minar desde hace años y que han erosionado en algunas de sus disposiciones.

El nuevo panorama político tras las elecciones de medio mandato será sin duda más dividido, pero garantiza una mayor separación de los poderes y una mayor supervisión del ejecutivo de Trump, quien, tras estos comicios, ya tiene puesta la mira en las presidenciales de 2020.

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