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Los “lustras”, guías turísticos para conocer la “faceta popular” de La Paz

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EFE

Los lustrabotas de la ciudad de La Paz se convierten en “guías alternativos” que muestran otra cara, una más popular, de la ciudad a propios y extraños que quieren conocer la urbe paceña desde otro punto de vista.

Qué mejor hacerlo con un guía que conoce las calles de la ciudad andina como la palma de su mano, sus recovecos, sus alimentos típicos, las historias y a las personas que habitan “ese lado no tan turístico” que muestra la vida cotidiana de un sector popular de La Paz.

Los limpiabotas ofrecen sacarle brillo a los calzados de los viandantes en las esquinas de las calles, cargando su caja de madera con el betún y los trapos propios de su oficio y cubriéndose la cara con un pasamontañas para no ser reconocidos, debido a la estigmatización de la sociedad hacia esta labor.

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“Cuando nos ven tapados algunos se asustan, pero (los turistas) ya saben que este es nuestro uniforme”, contó a Efe Esther Valero, una de las guías que ofrece este recorrido.

Esta ruta turística nace hace al menos siete años gracias al proyecto Hormigón Armado, la Fundación Arte y Cultura y la alianza con Magri Turismo de Bolivia, con la finalidad de darles otras alternativas de trabajo a los “lustras”, como los llaman de cariño, para mejorar su situación económica.

Fue justamente el obtener ese “dinerito extra” lo que le motivó a Valero a capacitarse a través de unos talleres para comenzar a ser guía turística.

“Con la práctica me encantó ser guía, porque hablo de lo que conozco, de mi ciudad, y me gusta bastante”, añadió.

El recorrido comienza en la Estación Central de Teleférico de la línea roja para dirigirse hacia la zona del Cementerio, donde se pasa por uno de los mercados para mostrar a los turistas tubérculos autóctonos como el chuño, la tunta y la qaya.

Valero ya tiene sus “caseras” o vendedoras conocidas y lleva allí a los turistas para que puedan ver de cerca estos alimentos y que conozcan sus colores y texturas.

“No son lugares históricos ni lugares que están en guías de turismo, son los mercados donde pasamos nuestra vida cotidiana, hacemos nuestras compras, donde vamos a pasear o donde compramos nuestra ropa”, enfatizó Valero.

Los “lustras” cuentan con la ayuda de voluntarios extranjeros que cumplen la tarea de traductores que acompañan a los turistas en el recorrido.

Luego se camina hasta llegar a la “calle de los pescados”, donde las vendedoras exhiben las truchas, el pejerrey o los pequeños ispis que están en baldes listos para ser comprados.

La tercera parada es el interior del Cementerio General para visitar algunas de las tumbas de personajes paceños, poetas o políticos, y recorrer los estrechos pasillos para observar los murales pintados en el camposanto.

“El Cementerio les encanta a los turistas, porque me comentan que es muy distinto a los suyos” en sus países, recalcó la guía.

Después de la explicación por algunas de las tumbas, visitan un mercado lleno de flores y pasan por un tradicional lugar donde venden helados de canela.

A continuación se camina hasta el mercado Uruguay, un pintoresco lugar, estrecho, lleno de recovecos y vendedoras que ofrecen desde platos típicos hasta animales.

Después se visita un par de calles donde se venden sombreros y polleras o faldas que visten las cholas paceñas, la emblemática mujer aimara, para que los turistas vean el sinfín de combinaciones de colores que lucen en su vestimenta.

“Me gustaría que los turistas se vayan sabiendo que mi La Paz es grande y hermosa es una de las maravillas del mundo, no solo por lo turístico, sino también en el lado cotidiano”, agregó Valero.

Participar en esta ruta cuesta ochenta bolivianos, unos once dólares por persona, y el dinero llega directamente al guía.

Valero, la única mujer guía, contó que entre los lustras tienen una caja común donde depositan una parte de este dinero y sirve para pagar cualquier emergencia que sufra alguno de sus compañeros.

Cuando ella obtiene ese dinero extra trata de ahorrarlo para pagar la educación de sus hijos y también cocina algo especial para su familia.

Valero señaló que un “lustra” solo limpiando zapatos gana entre cinco a diez dólares al día, por lo que esta alternativa es una buena manera para que ella y sus compañeros puedan subsistir.

La guía agregó que hasta ahora realizaron esta ruta con visitantes de Alemania, Australia, Estados Unidos, Francia y Suiza.

Por su parte, Magdalena Chambilla, trabajadora social del proyecto Hormigón Armado, relató a Efe que trabajan en abrir nuevas rutas y capacitar a más lustras para que sean beneficiados.

“Queremos que la gente también conozca de qué se trata todo este proyecto de Hormigón Armado y por eso pensamos hacer una ruta que muestre esto”, dijo Chambilla.

Los lustras también cuentan con su propio periódico, que incentiva este proyecto para coadyuvar en mejorar su economía.

Hormigón Armado es una iniciativa de asistencia social que trabaja actualmente con al menos treinta “lustras” y sesenta personas en situación de calle.

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