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Nuevo Aeropuerto de México afronta prueba de fuego con consulta popular

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EFE

La consulta ciudadana de esta semana, en la que el voto popular decidirá el futuro del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), supone la última gran turbulencia que afronta la polémica construcción de la terminal aérea.

La consulta popular, que se celebrará entre el jueves y el domingo, se hará en 538 municipios con 1.073 urnas para que los mexicanos decidan si se paraliza la construcción del NAIM, impulsada por el presidente saliente, Enrique Peña Nieto, y criticada por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.

Las opciones son continuar la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco, a 32 kilómetros de la capital mexicana, o cancelarla y, en su lugar, construir dos pistas en la base militar de Santa Lucía, a unos 45 kilómetros de la Ciudad de México, además de utilizar como alternativa el aeropuerto de Toluca, a 60 kilómetros de la capital.

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La resolución final que se adopte será la primera gran decisión del Gobierno de López Obrador, que tomara posesión el próximo 1 de diciembre, por las implicaciones para las inversiones extranjeras y la credibilidad del Ejecutivo ante futuras inversiones en infraestructura.

Sea por su costo en construcción (unos 13.300 millones de dólares), por la asignación de los contratos, los costos de mantenimiento o los distintos impactos en el medioambiente y los municipios cercanos, el proyecto insignia del actual Gobierno comenzó desde el principio con todo tipo de problemas.

Desde que se anunció la construcción del NAIM, en septiembre de 2014, arrancó la escalada de opiniones a favor y en contra de la obra que, según el próximo titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Javier Jiménez Espriú, tiene un avance del 20 % y no de 31 %, como lo había indicado el Gobierno saliente.

Su construcción, según las estimaciones de Jiménez Espriú, se terminaría en 2024, último año del sexenio de López Obrador.

En contra de esa construcción desde su arranque, López Obrador arreció las críticas durante su campaña electoral y en varias ocasiones dijo que, de ganar las elecciones, como finalmente ocurrió, cancelaría el proyecto por estimar que se trata de “una obra faraónica costosísima” que compromete el dinero público.

El nerviosismo de los inversionistas fue evidente y tuvo como respuesta una inusual intervención pública del multimillonario Carlos Slim, quien en abril convocó una conferencia de prensa para respaldar el proyecto y de paso enfrentarse al izquierdista.

Dijo que frenar su construcción sería suspender el crecimiento de México, a lo que López Obrador le respondió que si la construcción de la terminal era “un buen negocio” (para Slim) que lo hiciera “con su dinero”.

Prácticamente un mes después de su triunfo en las urnas el 1 de julio, ambos se reencontraron y López Obrador le encargó al magnate, ingeniero de profesión, y a un grupo de sus colegas, un estudio técnico del nuevo aeropuerto para tomar una decisión sobre su futuro.

Un último guiño lo lanzó López Obrador a inicios de octubre, a través de un video en el que dijo que si Slim y otros empresarios se hacen cargo de la construcción estaría dispuesto a considerar la opción para no cancelar su construcción.

Agregó que en una reunión de representantes del fideicomiso para el NAIM se solicitaron recursos por 88.000 millones de pesos (unos 4.560 millones de dólares) vía presupuesto público, cantidad que se negó a financiar.

El ejercicio de la consulta ciudadana ya ha sido anteriormente la herramienta favorita de López Obrador para tomar decisiones de proyectos controvertidos.

Durante su gestión como jefe de Gobierno del Distrito Federal (2000-2005), López Obrador pidió la opinión de los habitantes de la capital mediante consultas ciudadanas.

En 2001, el izquierdista sometió a consulta la permanencia del horario de verano; en 2002 preguntó a la ciudadanía sobre el aumento en el costo de los viajes del metro, tren ligero y trolebús, de 1,5 pesos a 2 (de 0,08 dólares a 0,10 dólares, en el cambio actual).

En ese mismo año también consultó a los ciudadanos sobre la construcción del segundo piso en el circuito Periférico y puso en manos de la ciudadanía su continuidad al frente del Gobierno capitalino.

Ahora, como presidente electo, lo hará con el Nuevo Aeropuerto Internacional de México y a mitad de su futura Administración, en 2021, preguntará a la ciudadanía si debe seguir o renunciar como presidente.

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