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Urbanismo centenario aún aleja a minorías de espacios públicos en Denver

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EFE

La “segregación” ha dejado desde inicios del siglo pasado a hispanos y otras minorías residentes en Denver, Colorado, prácticamente sin parques y otros espacios públicos, en una situación “muy difícil revertir”, según un estudio publicado hoy.

“El sistema de fondos para parques tiende a desviar las inversiones a los vecindarios más ricos y a usar los terrenos de una manera racialmente discriminatoria”, afirman en su estudio Alessandro Rigolon, profesor de Recreación, Deportes y Turismo en la Universidad de Illinois, y Jeremy Nemeth, profesor del Colegio de Arquitectura de la Universidad de Colorado en Denver.

Desde 1902, cuando Denver se transformó en ciudad y condado, hasta 2015, el año más reciente estudiado, las autoridades supuestamente usaron “políticas públicas de viviendas para decidir dónde podría vivir la gente de color o de bajos ingresos”.

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El resultado fue “una profunda y muy persistente desigualdad en el acceso a parques”, dicen Rigolon y Nemeth en su estudio, publicado en la revista especializada Journal of Planning Education and Research.

Según el Buró del Censo, a principios del siglo XX, Denver tenía unos 134.000 residentes, aunque en aquella época no se incluía en el censo a los extranjeros ni a los católicos. En la actualidad, cuenta con 700.000 habitantes, de ellos un 53 % son blancos, un 30 % latinos y un 16 % extranjeros.

Información histórica provista por la Oficina de Arte de Denver indica que la planificación de parques en esta ciudad comenzó en 1882, cuando Henry Meryweather diseñó el Parque de la Ciudad, inspirado en jardines en Inglaterra e imitando el diseño del Central Park en Nueva York.

La iniciativa, conocida como “Ciudad Hermosa”, buscaba un aspecto de “ciudad moderna” o europea, por lo que se construyeron nuevos parques.

Robert Speer, alcalde entre 1904 y 1912, hablaba de “una ciudad dentro de un parque”. Entonces se agregaron obras de arte a los espacios abiertos, que quedaron conectados por medio de senderos, caminos y bulevares, muchos de los cuales aún existen.

De acuerdo con los autores del estudio, todavía permanece el “legado de exclusión”, representado por los códigos de edificación que hace que las minorías y las familias de bajos ingresos carezcan de acceso a parques.

El actual alcalde de Denver, Michael Hancock, reconoció esa situación en su discurso “El estado de la ciudad”, el pasado 16 de junio.

“Al legado de la ‘Ciudad Hermosa’ le podremos añadir nuestro aporte impulsando una mayor equidad para nuestra gente y vecindarios. Nuestra meta es que todos los residentes vivan a no más de 10 minutos caminando de un parque”, sostuvo Hancock.

“Nuestras familias merecen acceso sencillo, seguro y divertido a parques en los que niños de todas las edades puedan jugar. Ocho de cada 10 residentes en Denver ya están en esa situación”, puntualizó.

Para que el 20 % restante también tenga acceso a los parques, Hancock prometió destinar 136 millones de dólares a las mejoras de parques en vecindarios.

La semana pasada, el Programa de Arte Público anunció 50.000 dólares para el relativamente nuevo Parque Westwood (de 2014), en el vecindario del mismo nombre del oeste de la ciudad, donde el 80 % de residentes es latino y casi la totalidad del restante 20 % está conformada por vietnamitas, nativos, o afroamericanos.

“El Parque Westwood es el más grande del vecindario. Sin embargo, es difícil de localizar porque está rodeado por viviendas que, con sus cercas, marcan el perímetro del parque. Consecuentemente, los residentes no lo usan a un nivel adecuado”, dijo a Efe en un comunicado Rudi Cerri, administrador de arte público de Denver.

Al analizar registros históricos, Rigolon y Nemeth determinaron que “los distritos acaudalados y mayormente blancos se benefician desproporcionalmente de donaciones de terrenos por parte de empresas constructoras o de bienes raíces...”.

Hasta 1989 existió en Denver una ley que impedía que “personas viviendo en pecado” (matrimonios interraciales, parejas no casadas) residiesen en ciertos vecindarios.

Rigolon y Nemeth consideran que el más reciente plan de desarrollo urbano para Denver, IMAGINE 2020, poco ha hecho para cambiar la situación. “Aunque planificadores con buenas intenciones trataron de hacer cambios positivos, dijeron que esas gestiones fueron constreñidas por el sistema político que le da prioridad al crecimiento económico y no a la justicia social”.

“Va a ser verdaderamente difícil revertir el legado de segregación. Las políticas racistas que le dieron forma a las leyes de Denver en los años de formación de la ciudad todavía determinan quién vive dónde”, aseveró Rigolon.

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