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Wiseman retrata en la Mostra el microcosmos rural que eligió a Donald Trump

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EFE

No era su única intención, pero en su último documental presentado hoy en Venecia, el director Frederick Wiseman se adentra en un pequeño municipio del Medio Oeste estadounidense para conocer a aquellos que optaron por Donald Trump como presidente de Estados Unidos.

El veterano realizador de 88 años y considerado como uno de los padres del documental moderno, llevó al certamen veneciano fuera de concurso su última cinta “Monrovia, Indiana”, sobre una localidad de 1.063 habitantes, eminentemente rural y que vive aislada de la grandes ciudades.

Wiseman, con total discreción, sin aparecer en pantalla, se adentra en el día a día de sus habitantes, conoce sus campos de cultivo y retrata el modo en el que sus instituciones se organizan prácticamente de manera autónoma y de forma colegiada.

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Da la impresión de que este lugar sea un planeta aparte y así lo confirmó el propio director en la rueda de prensa en la que presentó su obra: “Está desvinculado hasta de la ciudad más cercana”, dijo.

El cineasta ofrece un retrato del mundo rural estadounidense en el que actualmente viven alrededor de 46 millones de personas de un total de 325 millones en todo el país, pero que sigue siendo un nicho importante de valores como la familia o la religión.

Pese a que no es el único motivo, el autor explicó que cuando rodó pretendía también conocer a quienes habían elegido presidente al controvertido Donald Trump en 2016, pues señaló que un 65 % de sus habitantes habían votado por el entonces candidato republicano.

“La película podría ser en un cierto sentido un filme político, podría ser descrita así, pero de un modo muy indirecto”, indicó en Venecia, para después insistir en que el objetivo real era conocer la vida de este microcosmos rural y agrario estadounidense.

La narración sigue una línea cronológica, pues comienza mostrando el colegio local para después presentar a la gente acudiendo a la compra, cortándose el pelo o adquiriendo armas y culminar, como si de una metáfora vital se tratara, con el funeral de una vecina.

Todo en primera línea, un muy alto nivel de proximidad e intimidad que el maestro logró gracias a que su contacto era el dueño de la funeraria del pueblo: “Conocía a todo el mundo porque todos eran clientes potenciales”, resumió, irónico.

En las dos horas que seleccionó de un total de 150 de grabación, muestra un mundo en el que el diálogo se practica, con comisiones de vecinos que debaten largamente sobre temas como la instalación de bancos o permisos para construir y extender la ciudad.

“No tuve la impresión de que la gente estuviera particularmente interesada en el mundo externo”, relató.

Y es que se puede ver a los vecinos charlando de agricultura, de cotilleos o de rifles, pero jamás sobre política: “En Monrovia no se habla de lo que ocurre en Europa, Asia o África, sino de maquinaria agrícola”, explicó, para plasmar “la falta de curiosidad por el mundo externo de sus habitantes”.

La presentación suscitó un gran interés en una Mostra que el año pasado ya incluyó su documental “Ex Libris: The New York Public Library” en competición y que en 2014 le entregó el “León de Oro” por su dilatada y aplaudida trayectoria.

Preguntado por su próximo proyecto, Wiseman, que evitó hablar de política durante toda la conferencia, bromeó con que podría tratar sobre la Casa Blanca.

“Cuando regrese a Estados Unidos la próxima semana lo pensaré. No hablo jamás de los proyectos que llevaré a cabo”, zanjó el realizador de Boston, coronado con un Óscar honorífico en 2017 por su dilatada carrera, entre otros múltiples reconocimientos.

Por Gonzalo Sánchez

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