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ONU y Occidente avisan de una crisis humanitaria en caso de ofensiva en Idleb

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EFE

La ONU y las potencias occidentales avisaron hoy de que una ofensiva a gran escala del Ejército sirio en la provincia de Idleb puede crear una crisis humanitaria sin precedentes en la guerra en el país árabe.

Esa región, en el noroeste de Siria, es el último gran bastión de las fuerzas rebeldes y el próximo objetivo del régimen de Bachar al Asad y sus aliados.

La situación en Idleb centró hoy la reunión mensual del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre la crisis humanitaria que se vive en Siria.

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Según la ONU, si se confirma el “peor de los casos en Idleb”, con una gran ofensiva parecida a las llevadas a cabo contra otros reductos opositores, podría crearse “una emergencia humanitaria de una escala aún no vista durante esta crisis”.

Así lo aseguró el director de Coordinación Humanitaria de la organización, John Ging.

“Las operaciones militares del Ejército sirio en Idleb, en particular con el apoyo militar ruso, empeorarían el conflicto y minarían aún más los esfuerzos de este Consejo para trabajar hacia una solución política al conflicto”, avisó la representante estadounidense, Kelley Currie.

En esa misma línea, la embajadora francesa Anne Gueguen urgió a respetar el alto el fuego que en teoría está en vigor en la zona y advirtió que las vidas de 2,2 millones de personas están en juego.

El Reino Unido, asimismo, calificó de “crítica” la situación en Idleb y urgió al Gobierno sirio a abstenerse de lanzar una ofensiva que lleva semanas preparando.

Las tres potencias occidentales del Consejo de Seguridad reiteraron además sus advertencias sobre un posible uso de armas químicas por parte de las fuerzas sirias en esa provincia y dijeron que responderán en caso de que eso ocurra.

Rusia, el gran aliado de Damasco, se refirió también a la cuestión química, pero para asegurar que son Occidente y grupos rebeldes los que estarían tratando de escenificar un ataque químico.

El objetivo, según Moscú, sería inculpar al régimen de Al Asad y usarlo como pretexto para lanzar ataques aéreos en su contra.

El embajador ruso, Vasili Nebenzia, aludió a ciertas informaciones según las cuales los “cascos blancos” -una organización que opera en zonas rebeldes- habrían trasladado sustancias químicas a Idleb con ese fin y apoyados por “servicios de inteligencia occidentales”.

La acusación fue categóricamente rechazada por la embajadora británica, Karen Pierce, quien consideró que la acusación es “indignante” incluso para los “estándares de la propaganda rusa”.

La diplomática británica defendió que la única explicación posible para las alegaciones de Moscú es que se quiera crear una “cortina de humo” ante un inminente ataque de Damasco y sus aliados.

La cuestión química fue abordada también en consultas a puerta cerrada mantenidas por el Consejo de Seguridad inmediatamente después, convocadas a petición de Rusia.

En la cita, Moscú volvió a denunciar presuntos planes de grupos opositores para llevar a cabo en Idleb una “provocación” con armas químicas con apoyo de países occidentales, según fuentes diplomáticas.

Pierce, que este mes preside el Consejo de Seguridad, dijo a los periodistas que durante las consultas pidió a Rusia que retirase las acusaciones que algunos funcionarios de su Ministerio de Defensa han vertido contra el Reino Unido, al asegurar que el país está participando en esos preparativos para escenificar un ataque con cloro, algo que el representante de Moscú rechazó.

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