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El subcampeón olímpico Germán Sánchez vigila las costuras de sus clavados

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EFE

Recuperado de un accidente que lo hizo llorar, el subcampeón olímpico mexicano Germán Sánchez asume pasar por su mejor momento de madurez deportiva, con todo para trabajar en las costuras de sus clavados y hacerlos casi perfectos.

“Estoy saliendo de mi zona de confort, con ejercicios específicos para mis saltos con giros y más gimnasia. Tengo más tiempo por no haber participado en los Centroamericanos y del Caribe y lo estoy aprovechando”, asegura en entrevista a Efe.

Sánchez, de 26 años, es uno de los mejores deportistas latinoamericanos de los últimos seis años, subcampeón olímpico en los saltos sincronizados desde la plataforma en Londres 2012 y con el mismo resultado en Río de Janeiro 2016 en el concurso individual.

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Recuperado de una cirugía de hombros, en la primavera pasada el mexicano iba camino de tomar una forma deportiva similar a la de los Olímpicos, pero en un entrenamiento trató de hacer perfecto uno de sus saltos más complejos, el de cuatro vueltas y medio adentro, cayó mal y sufrió una fractura del piso de la órbita del ojo izquierdo.

“Fue un golpe inesperado, en la cama del hospital lloré y me pregunté por qué me sucedía algo así si me había entrenado tan bien. Luego decidí crecer a partir de esta experiencia y así he podido levantarme. Ahora sano, voy otra vez camino de mi mejor forma y creo que vienen dos de los mejores años de mi vida”, asegura.

Germán es un caso de resiliencia, un hombre seguro de que no puede cambiar la vida, sí la manera de verla. En Río se quedó sin medallas en los clavados sincronizados y en vez de lamentarse salió por una presea en la prueba individual y se hizo de la plata, a pesar de competir con una dolencia de hombro.

“Aquella experiencia me sirvió ahora. Si la derrota en sincronizados me ayudó para crecer en individuales en Río, ahora saco la parte buena del accidente; comencé la preparación general antes y me he ocupado de las partes finas del entrenamiento”.

Germán es una especie de alma gemela de Iván García, su compañero de entrenamiento con el que ganó plata en los sincronizados en Londres 2012. Asegura que se trata del saltador de más talento en el mundo a día de hoy y trabajar con él es un atajo hacia los primeros lugares de la lista mundial.

“Es como familia, mi vecino, competimos desde niños. Cuando gané plata en Río fue el primero en abrazarme y yo celebré su victoria en los juegos de Barranquilla. Juntos buscaremos el oro en los Panamericanos de Lima 2019 y ser medallistas olímpicos en Tokio 2020, pero los dos tenemos con qué para buscar preseas individuales en esas dos competencias”, dice.

Según Sánchez, la segunda parte del ciclo olímpico coincide con un gran momento de armonía como persona y eso le permite imaginarse como triunfador, también en los Mundiales del próximo año y otras competencias de primer nivel.

“Llego con más madurez; ya voy a entrar a la mejor parte del camino y estoy mentalizado en conseguir mejores cosas. Los chinos serán favoritos en Tokio 2020, pero no son invencibles, a veces ceden a la presión y ya han sido derrotados, así que nosotros igual podemos”, dice sobre a la posibilidad de ser campeón olímpico.

De momento Germán Sánchez goza del mejor regalo para un competidor profesional, la salud, y aprovecha el tiempo en para vigilar las costuras de sus clavados.

“Ahora trabajo en las tres y media en posición B y no descarto el parado de manos que tan bien hace Iván García. La clave será mantener un elevado grado de dificultad, pero sobre todo cometer pocos errores y sumar unos 90 puntos por salto”, asegura.

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