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Biegun, un ejecutivo de la Ford para negociar con Kim Jong-un

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EFE

Con el nombramiento hoy de Steve Biegun como enviado especial para Corea del Norte, el presidente, Donald Trump, vuelve a buscar en el sector privado, en este caso en la Ford, un experto negociador que le ayude a diseñar un nuevo escenario internacional a la medida de sus intereses.

La misión de Biegun se antoja harto complicada ya que su principal objetivo será la plena y verificable desnuclearización de Pionyang, un sueño que viene siendo esquivo a Washington desde que el 9 de octubre de 2006 el Gobierno norcoreano efectuara con éxito su primer ensayo nuclear.

“Los problemas son complejos y serán duros de resolver, pero el presidente ha creado una oportunidad única; una que debemos aprovechar”, declaró Biegun al ser presentado este jueves por el titular de la cartera de Exteriores, Mike Pompeo, en una sobria ceremonia celebrada en la sede del Departamento de Estado.

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Pompeo explicó que la misión del nuevo enviado especial será “dirigir la política de EE.UU. con respecto a Corea del Norte” y liderar los esfuerzos de la Casa Blanca para conseguir que Pionyang renuncie a su programa nuclear, “tal y como aceptó su líder, Kim Jong-un” durante la cumbre que mantuvo con Trump en Singapur el pasado 12 de junio.

El secretario sostuvo que Biegun es una persona especialmente “cualificada” para esta misión debido a su “amplia experiencia”, tanto en política internacional como en “duras negociaciones”.

Nacido en 1963 y licenciado en Ciencias Políticas y Filología Rusa por la Universidad de Michigan, la trayectoria profesional de Biegun ha oscilado entre el sector privado y el servicio público.

Tras haber ocupado en Washington diversos cargos vinculados a las relaciones exteriores y a temas de seguridad, como el de jefe de personal del Comité de Asuntos Exteriores del Senado o el de secretario ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional, Biegun vuelve al servicio público tras su paso por la compañía automotriz Ford.

El nuevo funcionario representaba la tercera generación de la estirpe de los Biegun en trabajar para el gigante automovilístico.

En la actualidad, ostentaba el cargo de vicepresidente de Asuntos Gubernamentales Internacionales de la compañía, puesto del que tenía previsto retirarse el próximo 31 de agosto.

Durante su presentación hoy, Pompeo destacó esta experiencia que le ha llevado a trabajar para alcanzar “acuerdos con Gobiernos de todo el mundo.

“Ahora empleará esa experiencia y dedicación en beneficio del pueblo estadounidense”, aseguró el secretario de Estado, quien anunció, además, que Biegun debutará en el puesto acompañándole la semana que viene en el que será el cuarto viaje de Pompeo a Corea del Norte desde el pasado mes de abril.

No es la primera vez, tampoco, que el nombre de este ciudadano de raíces judías es vinculado a una Casa Blanca republicana, ya que en su día asesoró en asuntos internacionales a la otrora candidata conservadora a la vicepresidencia del país Sarah Palin.

Más recientemente, se especuló con que Biegun fuera el elegido por Trump para reemplazar al general H.R. McMaster como asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, un cargo para el que el elegido fue finalmente John Bolton.

No es la primera vez que la actual Administración recurre al sector privado con el objetivo de encontrar a un experto negociador que le ayude a contar con una ventaja en sus relaciones exteriores.

Al poco de asumir la Presidencia, el propio Trump anunció a bombo y platillo el nombramiento del hasta entonces director ejecutivo de la petrolera ExxonMobil, Rex Tillerson, como secretario del Departamento de Estado.

Al igual que Biegun, que entre 1992 y 1994 trabajó en Moscú como director residente del Instituto Internacional Republicano, Tillerson tenía fuertes lazos con una Rusia que llegó a condecorarle con la “Orden de la Amistad” del país.

Y al igual que en su momento Tillerson, Biegun cuenta con el beneplácito del presidente por ser considerado un experto negociador.

Sin embargo, el tempo y la prudencia de Tillerson acabaron por desesperar a un Trump obsesionado con los resultados inmediatos, que acabó despidiéndole de forma abrupta el pasado 31 de marzo. Está por ver si ambos funcionarios no acabarán compartiendo, además de una trayectoria similar, ese mismo destino.

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