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Comienza curso escolar en Texas con más seguridad pero sin miedo tras masacre

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EFE

Los estudiantes de Texas comenzaron hoy el nuevo curso con el trágico recuerdo de la masacre en la escuela secundaria de Santa Fe, en el área de Houston, donde se han incrementado las medidas de seguridad y los alumnos dicen acudir “con nervios pero sin miedo”.

Una fila de coches de casi un kilómetro avanzaba poco a poco hacia la entrada principal 20 minutos después de que sonara la primera campana, mientras unos 100 estudiantes esperaban pacientemente en la puerta para cruzar por los detectores de metales.

En el estacionamiento, otro gran grupo de adolescentes hacía tiempo para entrar abrazando a amigos que no habían visto en semanas o bostezando tras una temporada sin madrugar.

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Esta es la nueva realidad a la que se tendrán que acostumbrar los alumnos tras las iniciativas aplicadas por el Distrito Escolar Independiente (ISD, por sus siglas en inglés) en centros como el de Santa Fe.

Además de detectores de metales en la entrada, las escuelas incorporan este curso nuevas cerraduras electrónicas, botones de pánico en las aulas, diez oficiales de seguridad para vigilar los pasillos a tiempo completo y nueve de forma parcial, sumados a 15 agentes de policía armados.

Incluso los padres organizarán de forma voluntaria un programa de patrullas en el campus, con el objetivo de controlar los accesos en los horarios de entrada y salida para evitar una nueva tragedia.

Una de las madres participantes, Sonia López, se mostró satisfecha con las novedades en materia de seguridad y consideró que “todos” deben avanzar y “dejar pasar” lo ocurrido.

“Estoy contenta con que mi hija Sara -herida durante el tiroteo- no tenga miedo de volver al colegio. Tenemos que avanzar, no podemos tener miedo de forma constante, simplemente tenemos que dejarlo pasar y confiar en que no vuelva a ocurrir”, explicó López en declaraciones a la emisora local KHOU11.

El pasado 18 de mayo, Dimitrios Pagourtzis, de 17 años y alumno de la propia escuela, acudió armado con una escopeta y una pistola, así como con varios artefactos explosivos, con las que abatió a ocho de sus compañeros y a dos profesores.

El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, presentó un proyecto para disminuir la violencia en los centros educativos estatales que contará con una financiación de 120 millones de dólares.

Estas subvenciones estarán destinadas a consolidar un programa de entrenamiento de salud mental para el personal educativo, aumentar la presencia visible de agentes de seguridad y dar más permisos para que los profesores porten armas.

Por su parte, el ISD de Santa Fe ofreció a sus trabajadores un protocolo de entrenamiento, tanto en inglés como en español, para responder a situaciones de emergencia como la de “un tirador activo”.

“No podemos hacer esto solos, pedimos a las familias y a la comunidad que se comprometan a ser parte de estos cambios en nuestras escuelas. Estamos orgullosos de su reacción ante la tragedia, mostraron a toda la nación la unión y el amor por los demás”, manifestó la superintendente Leigh Wall.

En el comunicado emitido, la institución escolar anunció varias jornadas explicativas para que los padres conozcan las medidas de seguridad para el nuevo curso y la creación de un equipo de apoyo psicológico, disponible en “cualquier momento” para los centros del distrito.

En cuanto a los alumnos, todos deberán usar tarjetas de identificación siempre que permanezcan dentro del edificio y, aunque en un principio parecía no estar claro, sí podrán llevar chaquetas que caigan por debajo de la cadera o que tengan bolsillos grandes.

Sin embargo, pese a aprobar estas medidas, algunos padres aseguran que sus hijos no volverán al campus por el momento, sino que optarán por tomar clases a través de internet o asistir a otros centros de distritos cercanos mientras no exista un “mayor control de las armas” que acabe definitivamente con el temor.

Rhonda Hart, cuya hija de 14 años, Kimberly Vaughan, fue una de las víctimas del tiroteo, considera que “mientras se mantengan los líderes actuales de Austin y Washington DC” -en referencia al gobernador Abbott y al presidente Donald Trump- no confía en las escuelas de Texas para proteger a sus hijos.

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