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Paola Espinosa: “A veces dormí mal por miedo a algún clavado difícil”

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EFE

Iluminada por el estado de gracia que da la maternidad, la mexicana Paola Espinosa, medallista olímpica de saltos, no tiene empacho en confesarse vulnerable y reconoce haber pasado noches de mal sueño por temor a algún clavado de alto riesgo.

“Cuando saltaba de la plataforma a veces dormí mal por miedo a algún clavado difícil. Ahora compito en trampolín, es algo más tranquilo y puedo hacer más repeticiones, el cambio me está gustando y cada vez me adapto mejor”, asegura en entrevista a Efe.

Es Paola una de las deportistas latinoamericanas más exitosas de lo que va de siglo, con bronce en los Olímpicos de Pekín 2008 y plata en Londres 2012 en los saltos sincronizados desde los 10 metros. Además fue campeona mundial de esa prueba en Roma 2009.

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“La plataforma me dio mucho y la dejé sin nostalgia. Todo salió bien, nunca tuve un accidente. A veces caí de panza o de espaldas, pero eso es inevitable en este deporte”, dice

El 31 de julio de 2017, día de cumpleaños 31, Paola se convirtió en madre de una niña que engendró con el subcampeón olímpico de Londres 2012 Iván García. Asume que desde entonces apreció a valorar todo de una mejor manera y se convirtió en una mujer más completa.

“Todo se está juntando para que viva mi mejor momento. Mi hija es una gran motivación y además un nuevo equipo y un nuevo entrenador que me inyecta de energías”, explica.

Después de casarse con García, la campeona se mudó a Guadalajara y empezó a trabajar con el entrenador Iván Bautista, uno de los más reconocidos del mundo, quien diseñó un plan de entrenamientos específico encaminado a poner a la saltadora en su mejor forma para los Panamericanos de Lima 2019 y los Olímpicos de Tokio 2020.

“Es entrenador estudiado. Desde el primer día me dijo cómo íbamos a trabajar semana por semana y confío en él porque en todos los años de mi carrera no había seguido un plan de entrenamiento que me asegurara estar en mi mejor forma en el momento adecuado”, dice.

El paso de Paola a trampolín coincide con algunos cambios decisivos en su vida, ser madre y mudarse de ciudad los más importantes, y lo asume como el refresco necesario luego de más de dos décadas desde que empezó a saltar en La Paz, la ciudad del estado de Baja California Sur donde nació.

“Siempre he sido competitiva. Si voy a un campeonato es para pelear por medallas. Mi cuerpo se sabe los clavados y mi experiencia me puede ayudar”, dice.

Paola acaba de ganar dos medallas de plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Barranquilla, Colombia, y a punto de terminar sus vacaciones, iniciará pronto la última parte de su carrera deportiva.

Debe aumentar unos cinco kilos de peso para con más masa muscular y luego entregarse a su rutina conocida de un montón de saltos al día, pero en la prueba de trampolín.

“Mi vida ha sido un sube y baja. Alguna vez en tres días tuve mi peor competencia y luego la mejor. Estoy agradecida porque esas cosas me hicieron fuerte. Cuando más mal te sientes, la mente hace maravillas”, explica.

Lo dice y confirma estar lista para provocar los dos mejores años de su carrera, o por lo menos los más hermosos porque serán los de mayor alegría.

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