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Los precios aumentan un 0,2 % en julio impulsados por carestía de la vivienda

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EFE

El índice de precios al consumo (IPC) subió un 0,2 % en julio en Estados Unidos con respecto al mes anterior, principalmente impulsado por el sector inmobiliario, con lo que la tasa interanual se situó en un 2,9 %, informó hoy el Gobierno.

El Departamento de Trabajo, de hecho, atribuyó el 60 % de la subida del IPC en julio al incremento de los precios de la vivienda, que crecieron un 0,3 % en el séptimo mes del año.

La cifra divulgada por el Departamento de Trabajo coincide con la que habían anticipado los analistas.

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El aumento en el coste de las residencias en julio sigue la tendencia alcista que ha registrado ese segmento de la economía estadounidense en el último año, periodo en el que ha incrementado un 3,5 %.

Además del peso del sector inmobiliario en la subida del IPC de julio, la comida (0,1 %) y los automóviles (0,3 %) también aumentaron sus precios, aunque el índice se vio frenado por el descenso en los costes de la gasolina, que bajaron un 0,6 %.

Por su parte, los precios del sector de la energía, que incluye todos los tipos de gasolina, electricidad, gas y otras formas, descendieron un 0,5 %.

La inflación subyacente, que excluye los precios de la energía y alimentos por su volatilidad, se situó también en el 0,2 % en julio, mientras que comparado con julio del año pasado registró un incremento del 2,4 %, el mayor aumento desde septiembre de 2008.

Tras la aguda recesión económica, la inflación en se mantuvo de manera persistente por debajo de la meta anual del 2 % de la Reserva Federal (Fed), pese al enorme estímulo monetario lanzado y el sostenido crecimiento de la primera economía del mundo.

Sin embargo, la línea ascendente de los precios parece haberse finalmente afianzado en los últimos meses.

De hecho, con el crecimiento registrado en julio, el IPC ha subido por cuarto mes consecutivo, aunque los salarios no han registrado el aumento previsto.

Los economistas han mostrado extrañeza en los últimos meses ante el hecho de que los salarios, en un contexto próximo al pleno empleo, no subiesen a un ritmo mayor al anotado y con ello impulsasen aún más la subida de precios.

Esta aceleración de la inflación, no obstante, sugiere que la economía se está comportando como debería después de años de expansión constante que ha llevado al desempleo, situado en el 3,9 %, cerca de sus niveles más bajos desde la década de 1960.

Este contexto económico servirá de argumento para que la Fed siga con su estrategia de elevar los tipos de interés de manera “gradual” en lo que resta de 2018.

La Fed subió en junio los tipos al rango de entre el 1,75 % y el 2 %, después de elevarlos en marzo, y se prevé que lleve a cabo al menos dos subidas adicionales en lo que resta del año dada la solidez de la economía nacional.

De este modo, las condiciones macroeconómicas del país apuntan a que el banco central aumentará los tipos de interés en su próxima reunión del 25 y 26 de septiembre.

Esta hipotética subida en septiembre no gustará al presidente, Donald Trump, que dijo hace varias semanas “no estar entusiasmado” con la política monetaria en el país, en un inesperado ataque a la independencia de la Fed.

“No me gusta todo este trabajo que estamos haciendo en la economía y después ver cómo los tipos están subiendo”, afirmó entonces el mandatario, que señaló que esas subidas podrían poner en riesgo la buena senda económica.

En la última reunión de la Fed, celebrada la semana pasada, el organismo ignoró a Trump y mostró señales claras de que procederá con su plan de ajustes monetarios al reforzar su visión optimista del “fuerte” crecimiento de la actividad económica en Estados Unidos.

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