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Los Ángeles quiere poner freno a la moda del ‘scooter’ ¿Se acaba la diversión?

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EFE

Aparecieron de la nada y ahora, tras dos meses de auténtico fervor, la moda de los “scooters” (patinetes eléctricos) podría llegar a un fin temporal, al menos en Los Ángeles (California), mientras se aprueban nuevas regulaciones para el uso de estos vehículos.

La segunda ciudad más grande del país estudia desde hace semanas una serie de normas para los “scooters” que la han inundado desde comienzos de julio, pero una reciente propuesta del concejal Paul Koretz pretende prohibir los aparatos hasta que esas reglas se hayan aprobado.

Koretz sostiene que muchos usuarios vienen haciendo uso de los “scooters” de manera inapropiada e insegura, y que la propuesta pretende “proteger a los viajeros y a los peatones” mientras la ciudad ultima los detalles acerca de las regulaciones por las que se deben regir estos vehículos.

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De ser aprobada por el ayuntamiento, la medida obligaría a las compañías propietarias de los “scooters” (Bird y Lime son las de mayor presencia) a retirar los patinetes eléctricos de las calles y aceras hasta que reciban los permisos necesarios para operar en la ciudad sin trabas, unos permisos que actualmente no se expiden.

“Bird ofrece una opción de transporte equitativa y respetuosa con el medio ambiente que beneficia a los angelinos”, dijo un portavoz de la empresa a Efe.

“Estamos trabajando con el Departamento de Transporte de la ciudad y otros funcionarios para desarrollar un marco regulatorio apropiado. Mientras, nos alienta el apoyo público y la acogida de los ‘scooters’ por parte de la población”, agregó.

Koretz, miembro del Comité de Transporte de la ciudad, había expresado su apoyo a la iniciativa del “scooter” en meses anteriores, pero cambió de parecer al ver la realidad de la implantación de los vehículos en su propio barrio.

“Habré visto cientos de patinetes solo en Beverly Boulevard, donde vivo, y no he visto aún a una sola persona usando casco ni circulando por la calzada en vez de la acera”, dijo.

La propuesta de Koretz encontró rápidamente oposición en Mike Bonin, que lidera el Comité de Transporte de la ciudad y quien considera que ésta necesita “regulaciones inteligentes” y no “una completa prohibición”.

Para Bonin, los patinetes eléctricos son un modo de transporte “asequible” y una alternativa adecuada al uso del coche para trayectos cortos.

“Si queremos ser serios a la hora de combatir el cambio climático, reducir las emisiones y el tráfico en la ciudad, debemos pensar en mejorar la movilidad”, señaló.

Los Ángeles pretende seguir así el ejemplo de Beverly Hills, que a finales de julio aprobó una prohibición temporal de los “scooters” durante seis meses. La prohibición también ha tenido lugar en West Hollywood.

“Nadie de esas compañías vino a presentar su modelo de negocio ni a sentarse a hablar con nosotros”, dijo el alcalde de la ciudad, John Duran. “Simplemente empezaron a desperdigar patinetes por las aceras”, agregó.

La polémica, similar a la ocurrida cuando Uber y Lyft irrumpieron en el mercado sin presentar sus planes a las autoridades, ha ido a más desde que los “scooters” se fueron abriendo paso en dirección al este desde Santa Mónica, donde Bird y Lime lanzaron sus programas piloto.

De hecho, Bird ya tuvo que pagar 300.000 dólares en multas tras una denuncia de Santa Mónica por operar sin licencias ni permisos adecuados.

En julio, Uber y Alphabet anunciaron que se habían unido a un grupo de inversores para inyectar 335 millones de dólares en la startup Lime, empresa valorada ya en más de 1.000 millones de dólares, mientras que Bird posee un valor actual superior a los 2.000 millones de dólares.

Ambas empresas ofrecen un servicio similar por el que el usuario paga entre 15 centavos y un dólar por minuto de alquiler de estos patinetes eléctricos a través de sus respectivas aplicaciones para móvil.

Estos vehículos, disponibles también en ciudades como San Diego, Washington DC, Dallas o Austin, alcanzan una velocidad de unos 25 kilómetros por hora y pueden ser estacionados en cualquier acera cuando termina su uso.

De noche, ambas compañías poseen empleados -muchos de ellos “millennials”- que se encargan de recoger, ordenar y recargar las baterías de los patinetes por la noche.

Tanto Bird como Lime confían ciegamente en su producto y, de hecho, ya han apostado por el mercado internacional, con presencia en ciudades como Berlín, Zúrich o París.

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