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Huir de la muerte, salir de la cárcel, evitar la deportación

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EFE

El periodista Emilio Gutiérrez Soto lleva casi diez años peleando, primero en su huida de la muerte, tras las amenazas del Ejército mexicano; después en la cárcel, al enfrentarse a las autoridades migratorias de EE.UU., y ahora con la deportación, en una lucha constante por lograr un estatus de asilo.

Está exhausto, agotado de “un tortuoso camino” que ahora vuelve a empezar, después de que hace apenas unos días saliese de la prisión en la que estaba confinado junto a su hijo, Óscar, en El Paso (Texas) ante la incapacidad de las autoridades federales por demostrar por qué le tenían encerrado y una corte de apelaciones reabriera su solicitud de asilo.

Y es que, aunque ahora sea libre sobre el papel, el periodista mexicano lleva mucho tiempo “cautivo”.

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“Aunque estemos afuera, seguimos siendo cautivos de un sistema migratorio”, explica en entrevista con Efe, tras colgar una llamada con sus abogados, con quienes ahora prepara la primera audiencia de su caso. Otra vez.

Tras años de lucha solicitando asilo, un juez se lo denegó, pero su perseverancia ha dado frutos, y logró que una corte de apelaciones de Virginia reabriera su expediente cuando estaba al borde de la deportación.

Gutiérrez Soto huyó de México tras recibir reiteradas amenazas por parte del Ejército mexicano cuando empezó a criticar sus actuaciones intimidatorias en sus textos, durante el mandato del expresidente Felipe Calderón (2006-2012).

Pero las amenazas de muerte y el allanamiento de su hogar en México no fueron argumentos suficientes para la Justicia estadounidense, que no comprendió que, como periodista, se jugaba la vida.

“Tal vez les faltó el entendimiento de parte de la Fiscalía o del juez sobre lo que realmente ocurre en mi país, donde reina la impunidad respecto a la muerte violenta de más de 120 periodistas en estos años”, explica el reportero.

Ahora toca volver a empezar, preparar de nuevo sus alegaciones, volver a presentar pruebas, testigos expertos, con la incertidumbre de que todo el camino andado, y sufrido, acabe por devolverle al mismo punto de partida.

“Es muy difícil dejar a la familia, dejar a los amigos, dejar el pequeño patrimonio que uno ha podido lograr con tanto esfuerzo. Y llegar a un lugar donde, en primer lugar, nos espera la cárcel”, asegura.

“Yo casi estoy seguro que ICE (las autoridades migratorias de EE.UU) tiene una negra intención respecto a nuestro caso. Si no hay algo realmente sustancial contra nosotros, nos hubieran entregado. (...) Nosotros en febrero del año pasado estábamos ya en una lista de posibles deportados cuando aun no habíamos acudido a la última corte sobre nuestra situación”, argumenta.

El caso de este periodista mexicano ha despertado la atención internacional, y su trabajo en México ha sido reconocido por el National Press Club de Washington, quien además le ha ayudado a documentar su situación para defenderse en los juzgados.

Ahora, tras su nueva liberación, Gutiérrez Soto ha sido becado para formar parte de la promoción 2018-2019 del programa de becas para periodistas Knight-Wallace en la Universidad de Michigan, donde se centrará en asuntos vinculados a la libertad de prensa y la seguridad de los periodistas a nivel mundial, algo que ha sufrido en sus propias carnes.

“Más bien también me toca empezar desde cero con el periodismo. Al menos actualizarme, casi no sé qué es eso de las redes sociales”, dice con esperanza sobre un futuro mejor, junto a su hijo, en Michigan.

No obstante, se manifiesta tremendamente preocupado por la situación que atraviesa el periodismo y los continuos ataques que sufre la prensa, especialmente tras la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos.

“Es lamentable que se jacta de libertades, libertades que deben tener en nuestro caso, como periodistas, un sustento en la verdad, se tome ese riesgo por parte de las autoridades”, asegura.

“Porque una sociedad mal informada -recuerda-, es una sociedad antidemocrática”.

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