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Un “escéptico optimismo” rodea el retorno de los caídos en la Guerra de Corea

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EFE

“Siento un escéptico optimismo”. Así resume Pam Brekas el sentir de numerosas familias que esperan que el encuentro de este domingo entre las delegaciones estadounidense y norcoreana posibilite la vuelta a casa de los restos de cientos de militares de Estados Unidos fallecidos en la Guerra de Corea.

“Han mantenido reuniones muchas, muchas veces. Han alcanzado acuerdos sobre diversos temas muchas, muchas veces. Y tantas veces no ha sucedido nada... Tengo esperanza, pero siento un escéptico optimismo”, explicó a Efe Brekas, sobrina de uno de los 7.669 soldados estadounidenses cuyos restos aún no han sido recuperados.

Este domingo Washington y Pionyang tienen previsto discutir la entrega de los 200 restos que las autoridades asiáticas dicen custodiar, durante un encuentro que tendrá lugar en la aldea norcoreana de Panmunjom, situada en la frontera que divide las dos Coreas.

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Esta podría ser la primera entrega de este tipo desde 2007, cuando Corea del Norte permitió la repatriación de los restos de siete militares. De ahí el optimismo.

El escepticismo de Pam, no obstante, también está plenamente justificado debido a la montaña rusa en que se han convertido las negociaciones entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, marcadas por una espiral de elogios, cancelaciones, insultos y cartas de admiración.

Por este motivo, John Zimmerlee, cuyo padre, el capitán de las Fuerzas Aéreas John Henry Zimmerlee, desapareció a los 29 años cuando su avión fue derribado durante una misión nocturna en marzo de 1952, dice sentirse “ilusionado” aunque también desconfía del resultado final de las negociaciones.

“Si yo fuera Corea del Norte devolvería los restos como gesto de buena voluntad; estoy convencido de que no dañaría sus otros objetivos y ciertamente indicaría al mundo que desean cooperar (...). Pero sospecho que los están reteniendo porque hay algo en el acuerdo que no está yendo bien”, expresó Zimmerlee a Efe.

Sin embargo, en realidad, la incertidumbre actual no solo se debe a los norcoreanos, que en el último momento aplazaron el encuentro de Panmunjom previsto inicialmente para este jueves. Las declaraciones de Trump tampoco ayudan a tener claro cómo van las negociaciones.

Trump, que llegó a decir que “miles” de padres de los desaparecidos, quienes ahora rondarían los cien años, le habían pedido que trajera a casa los restos de sus hijos, aseguró poco después de reunirse con Kim en Singapur, el 12 de junio, que Pionyang ya había iniciado la devolución de “unos doscientos restos”.

El Pentágono se vio entonces obligado a desmentir tal extremo.

Zimmerlee disculpa, no obstante, al mandatario y considera que estos lapsus no son mentiras sino “errores” comprensibles en una persona que tiene que bregar con mil asuntos diferentes y agradece a Trump que haya abordado uno de los temas más espinosas de un conflicto al que muchos estadounidenses llaman “la guerra olvidada”.

Este agradecimiento también obedece al hecho de que en 2016 dos organizaciones no gubernamentales, el Centro Richardson para el Compromiso Global y la Coalición de Familias de Prisioneros de Guerra y Desaparecidos en Combate en Corea y en la Guerra Fría, alcanzaran en Pionyang un acuerdo para la repatriación de restos.

Aunque no se llegaron a precisar cifras, algunos familiares sospechan que se trataba de los mismos 200 restos mortales por los que pelea ahora Trump.

Hace dos años, el entonces presidente Barack Obama dio al traste con la operación al negarse a reconocer oficialmente este ofrecimiento como un “gesto humanitario”, dijo a Efe el presidente de la Coalición, Richard Downes.

En todo caso, Pam, cuyo tío, el soldado Wayne Barton Gill falleció con solo 20 años pocos días después de llegar a la península de Corea, apunta que más allá de la recuperación de los militares está la lenta tarea de su identificación, que puede tardar años.

De acuerdo con datos de la Agencia de Contabilización de Desaparecidos en Combate y Prisioneros de Guerra del Departamento de Defensa (DPAA, por sus siglas en inglés) a los que ha tenido acceso Efe, desde 1982 se han recuperado los restos de 670 soldados de la Guerra de Corea, de los cuales 211 aguardan desde hace años a ser identificados.

Mientras esta tensa espera llega a su fin, decenas de ataúdes enviados por el Pentágono aguardan en la zona no militarizada para albergar unos nuevos restos que poner en la eterna fila de las tareas de identificación.

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