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Anaya, el oponente de López Obrador que no pudo capitalizar el voto útil

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EFE

Ricardo Anaya, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), ha sido el principal oponente de Andrés Manuel López Obrador en las presidenciales, aunque las acusaciones de corrupción le han impedido capitalizar el voto contrario al líder izquierdista y virtual ganador.

“Ninguna democracia funciona sin demócratas y, porque creo en la democracia y soy un demócrata, digo hoy ante los y las mexicanas que la información de los resultados con la que cuento me indica que la tendencia favorece a Andrés Manuel López Obrador”, dijo Anaya en un mensaje poco después del cierre de urnas.

Recibido al grito de ¡Anaya, Anaya! en su casa de campaña de la Ciudad de México, el conservador explicó que habló por teléfono con el líder del izquierdista Morena para reconocer su triunfo.

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“Le expreso mi felicitación y le deseo el mayor de los éxitos por el bien de México”, apuntó el candidato conservador, que en las encuestas durante la campaña electoral se ubicaba en segunda posición.

Anaya (25 de febrero de 1979), de una alianza conformada por PAN, el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC), ha cosechado entre un 23 % y un 27 % de los votos, según los sondeos, quedando a 20 puntos de López Obrador, tal y como vaticinaban las encuestas.

Con la carrera de Derecho por la Universidad Autónoma de Querétaro, una maestría en la Universidad del Valle de México y un doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de este aspirante a la Presidencia de 39 años se dijo que era joven, preparado y exitoso.

En su campaña se mostró como el candidato que lucharía contra la corrupción, enjuiciaría al actual presidente, Enrique Peña Nieto, y propulsaría a México “de frente al futuro”.

Era el revés de López Obrador, a quienes sus detractores tachan de viejo -tiene 64 años-, de tener una visión del país anclada en el pasado e incluso de acercar la segunda potencia latinoamericana tras Brasil al chavismo.

Pese a todo ello, Anaya no pudo o supo capitalizar el llamado voto del miedo.

El aspirante, que comenzó su carrera política en el año 2000 y fue secretario de Gobierno en Querétaro de 2003 a 2009, ha padecido duras estocadas durante la campaña, especialmente por las acusaciones de corrupción.

Está siendo investigado por la Fiscalía General por supuesto lavado de dinero, en un ejercicio que muchos analistas, más allá de su veracidad, achacan a un uso político de las instituciones por parte del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Además, se filtró un vídeo donde un empresario revelaba una presunta financiación ilegal de su campaña y tráfico de influencias.

Ello dañó la carrera a la Presidencia de Anaya, que además ha batallado duramente contra José Antonio Meade, del PRI, quien peleaba el segundo lugar en un afán por atraer el voto útil.

Resta por ver el impacto que tendrá esta derrota en su meteórica trayectoria política, que lo llevó de diputado local en 2009 a subsecretario de Turismo en la presidencia de Felipe Calderón (2006-2012) y a obtener un escaño en la Cámara de Diputados federal, que encabezó de septiembre de 2013 a marzo de 2014.

En septiembre del 2014, con 35 años, Anaya tomó la presidencia del PAN, desatando con ello pugnas internas y alimentando su fama de estratega, frío y ambicioso.

En la escena política, sus detractores consideran que fracturó el partido y detonó la salida del partido de la ex primera dama Margarita Zavala, esposa de Calderón, que buscó su propia candidatura a la Presidencia, a la que luego renunció.

Con estos resultados electorales, el futuro de Anaya podría pender de un hilo ante un partido, el PAN, que no ha logrado lo que sí hizo en 2000 y en 2006, romper la hegemonía del PRI con la promesa de un cambio.

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