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Producción de miel sagrada de los mayas migra de los bosques a zonas urbanas

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EFE

Las abejas meliponas producen una miel que los antiguos mayas consideraban sagrada por sus propiedades medicinales. Lamentablemente, resulta difícil encontrar colmenas naturales debido a la depredación que sufre la selva maya, por lo que parte de su producción se ha trasladado a las zonas urbanas.

La bióloga Gretel Castillo cuenta a Efe que aunque es “difícil encontrar nidos de meliponas naturales en la selva por la depredación y la tala de los bosques que ahuyentan las colonias”, afortunadamente, cada día crece el interés de los jóvenes en continuar esta tradición ancestral en la ciudad.

La abeja melipona se caracteriza, entre otras cosas, por no tener aguijón. En Yucatán se registran, según la especialista, 2.949 colmenas de este tipo de abejas, en las que trabajan 87 apicultores en 24 municipios.

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De las 46 especies que existen en la península de Yucatán, la Melipona beecheii es la más utilizada para la producción de miel maya.

“La característica principal de los meliponinos es que no tienen aguijón y su miel es rica en nutrientes y antioxidantes con alto poder medicinal que sirven para curar úlceras gástricas, cataratas, conjuntivitis, carnosidad, manchas de piel, quemaduras, tos, asma y otros males respiratorios”, explica la especialista.

La joven tiene en su hogar un jobón, un tronco que usaban los mayas como colmenas y que, asegura, “vale oro”.

Además, tiene 25 colmenas de trigona nigra, beecheii, scaptotrigona, nano trigona y plebeia, cinco de las 47 especies que existen en la península.

Castillo se muestra alegre de que las nuevas generaciones comiencen a tener interés por la producción de miel de meliponinos, cuyo precio por litro va de 1.200 a 1.500 pesos ( entre 60 y 75 dólares al cambio).

“La producción de miel de melipona tiene muchos beneficios y podría ser un detonante para la economía de la región”, comenta.

Asimismo, aclara que las colmenas de meliponinos se dan desde México hasta Costa Rica. No obstante, la de la península mexicana de Yucatán “es de muy alta calidad porque las abejas visitan flores endémicas curativas y árboles frutales que florecen todo el año”.

Ella descubrió su amor por las abejas sin aguijón gracias a Javier Quezada y Jorge González, catedráticos de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).

Durante sus años de estudio, Gretel y varios compañeros se dieron cuenta que “tener un meliponario sí resulta, económicamente hablando”.

No obstante, lamenta haber conocido algunas personas que tuvieron que abandonar sus jobones “porque no obtuvieron ganancias a corto plazo”.

Las abejas meliponas “son muy delicadas” y, cuando no hay floración, no pueden ser alimentadas con azúcar como ocurre con otras especies de abeja, por lo que los meliponarios requieren de mayor atención.

La especialista en parasitología agrícola revisa cada semana los suyos, los limpia para proteger los nidos “bebés” y cuida de que no les afecte ninguna plaga que pudiese dañar las colmenas.

También verifica la regulación de la temperatura, comentando que, en épocas de mucho calor, las protege con cajas de cartón.

De las cinco especies que maneja, su favorita es la plebeia “porque es milimétrica”, aunque tiene respeto por la scaptotrigona, que libera una feromona “con olor a coco rancio” que a algunas personas les puede causar alergia.

Por su parte, el secretario de desarrollo rural del estado de Yucatán, Pablo Castro Alcocer, asegura a Efe que las autoridades trabajan para rescatar este tipo de abejas, cuyos beneficios irían a parar directamente al productor y su familia, quienes comercializan la miel en zonas turísticas y en tiendas naturistas.

Exportar miel de melipona es algo que ve complicado, ya que “generalmente las colmenas producen 1 litro por año”.

“Además, la extracción es muy difícil, se requiere mucha habilidad”, agrega.

La dependencia a su cargo brinda asesorías a los meliponicultores mediante cursos de buenas prácticas de producción de miel.

El objetivo es capacitar a 120 meliponicultores este año, algunos de los cuales podrían recibir otros beneficios del “Programa Peso a Peso”, en el que pagarían únicamente 175 pesos (8 dólares al cambio) por cada caja de madera para trabajar con la especie nativa, siendo el precio real de 350 pesos (unos 18 dólares al cambio).

Castro Alcocer concluye señalando que los jóvenes y las prácticas modernas de manejo pueden ser valiosas opciones para salvar una actividad que considera patrimonio de la historia ancestral de México.

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