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The Broad en Los Ángeles ironiza sobre el paso del tiempo en nueva exposición

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EFE

Al museo The Broad, una importante referencia del arte contemporáneo en Los Ángeles, se le conoce por sus largas filas en la calle para poder entrar, así que parece un lugar apropiado para acoger “A Journey That Wasn’t”, una nueva exposición que ironiza y reflexiona sobre el paso del tiempo.

Instantes congelados para siempre, el paso de la infancia a la vejez, la meditación sobre el discurrir de la vida, la historia enfrentada con el presente, mitos del pasado actualizados o el significado de la nostalgia son algunas de las ideas sobre el tiempo de una muestra temática que abrirá sus puertas el sábado.

“La paradoja del tiempo es que, por una parte, es un símbolo de que todos estamos en declive y eso lo hace agridulce. Pero, por otro lado, el tiempo pasa y nos pone bajo unas intensas series de condiciones cambiantes: ningún día es igual que otro, ningún momento es igual que otro”, dijo a Efe Ed Schad, uno de los comisarios de “A Journey That Wasn’t”.

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“Eso es exactamente lo que hace que la vida sea hermosa”, añadió Schad al aludir a la “pequeña cantidad de tiempo” de la que disponemos y a los “infinitos cambios” que suceden “segundo tras segundo”.

Más de cincuenta piezas, que combinan pintura, escultura, fotografía e instalaciones audiovisuales, componen una colección en la que el sentido del humor y la ironía se abren paso entre las miradas melancólicas al transcurrir del tiempo.

“Creo que (la exposición) va a los dos extremos emocionales. Hay trabajos que son muy pausados y contemplativos, a veces tristes o enfocados en elementos decadentes del tiempo. Y hay otros que son más lúdicos, experimentales y que usan el humor. Con suerte habrá un equilibrio”, dijo a Efe Sarah Loyer, también comisaria de “A Journey That Wasn’t”.

La exposición recibe al visitante con un gran díptico de Ed Ruscha titulado “Azteca / Azteca in Decline”, que con dos pinturas de más de ocho metros de ancho plantea cuestiones como los recuerdos y la transición del antes al después.

“Ed Ruscha estaba en la Ciudad de México y vio un mural a un lado de la carretera. Fue solo un vistazo: estaba conduciendo, no fue algo que estudiara. Así que parte (de la obra) es que está recreando esa pieza de memoria y sabemos que la memoria no es estable. Luego imagina el mural y su decadencia con el paso del tiempo”, explicó Sarah Loyer.

La repetición, el ritmo, lo imprevisto y espontáneo o el tiempo manipulado son protagonistas en una exposición que cuenta con otras obras muy destacadas como la pieza musical en colectivo “The Visitors”, de Ragnar Kjartansson, o el álbum fotográfico “Pine Flat Portrait Studio Series”, de Sharon Lockhart y que expone cómo crecen los niños de un pequeño pueblo de las montañas californianas.

También en la fotografía sobresalen las aportaciones de Andreas Gursky con espectaculares imágenes manipuladas y trucadas de las paradas en “pit lane” de la Fórmula Uno, que gracias a la pericia del artista se convierten en instantáneas perfectas con mil detalles en cada rincón.

La escultura hiperrealista de Ron Mueck, que presenta a una anciana reclinada, o las preguntas históricas y sociales de Goshka Macuga en “Death of Marxism, Women of All Lands Unite” o Anselm Kiefer en “Maginot” son otras obras estrella de “A Journey That Wasn’t”.

Inaugurado en el centro de Los Ángeles en 2015, The Broad ha convertido a la ciudad californiana en un punto de máximo interés para los amantes del arte contemporáneo junto a otros museos como el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles ( MOCA ), el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles ( LACMA ) o el Museo Hammer.

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