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Ronny Jackson, el médico que trabajó para 3 presidentes y se rindió al Senado

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EFE

Tras días de filtraciones y turbias acusaciones, el designado por el presidente, Donald Trump, a dirigir el Departamento de Asuntos de Veteranos, Ronny Jackson , anunció hoy su retirada del proceso de aprobación debido a unas alegaciones que él considera “completamente falsas y fabricadas”.

Ni el respaldo de la Casa Blanca, ni su experiencia como médico personal de tres presidentes diferentes, tanto republicanos como demócratas, sirvieron a Jackson para sobreponerse a los informes que le acusaban de generar un entorno de trabajo tóxico.

Las alegaciones sobre la afición del galeno a la bebida en horario laboral, su aparente disposición a distribuir medicamentos sin receta o que una noche aporreara en un hotel una puerta tras la que se refugiaba una empleada durante un viaje presidencial, ya habían provocado el aplazamiento de su audiencia de confirmación ante el comité de Asuntos de Veteranos del Senado.

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A pesar de que este martes el propio Trump aseguró que Jackson contaba con su apoyo, a nadie se le escapó que al mismo tiempo el mandatario estaba invitando a su nominado a retirar su candidatura.

“Definitivamente cuenta con mi apoyo, pero si yo fuera él (...) no lo haría. Le he preguntado ¿para qué lo necesitas?. No quiero exponer a un hombre, que no es una persona política, a un proceso como este. Es demasiado feo y demasiado desagradable”, dijo Trump durante una rueda prensa concedida en la Casa Blanca.

Nacido en 1967 en Levelland (Texas), Jackson es un almirante que antes de ingresar en la Armada se graduó como biólogo marino en la Universidad de Texas A&M en 1991 y como médico en 1995 en la Universidad de Texas.

Ese mismo 1995 ingresó a la Armada como médico y siguió sus estudios con un programa militar de medicina submarina. Graduado con honores y destacado para la medicina submarina e hiperbárica, Jackson se desempeñó en los siguientes años como instructor de submarinismo y rescate y como médico submarino.

Trabajó en bases militares en Florida, Sigonella (Italia) y Virginia hasta que en 2001 empezó su residencia en emergencias médicas en un hospital militar de la Armada.

En 2005 lo enviaron a Irak a cargo de la unidad de reanimación en la base militar de Al Taqqadum, al oeste de Bagdad.

Estando en Irak, el entonces presidente George W. Bush lo reclutó como médico para la Casa Blanca, un cargo que ha mantenido con Barack Obama y Donald Trump en el poder y que aún conserva.

Tras más de una década en la Casa Blanca, su carrera como médico presidencial pasó al estrellado en enero, cuando ofreció una rueda de prensa para reportar los resultados de un examen médico al que Trump se sometió en medio de especulaciones sobre su estabilidad mental, alimentadas por el polémico libro “Fire and Fury”.

“No veo ninguna razón en absoluto para pensar que el presidente pueda tener ningún problema en absoluto con su razonamiento (...) Su mente es muy aguda, está intacta”, dijo Jackson, que evaluó la salud cognitiva de Trump después de que él mismo se lo pidiese.

También afirmó que Trump “está en forma para ejercer su deber (de presidente), durante el resto de su mandato e incluso durante el resto de otro mandato si fuera elegido” de nuevo en 2020.

Trump recompensó a Jackson nominándolo para secretario de Asuntos de los Veteranos, una cartera aparentemente de bajo perfil pero muy sensible y que gestiona el segundo mayor aparato burocrático del Gobierno: un presupuesto anual de 186.000 millones de dólares y una plantilla de 360.000 empleados dedicados sobre todo a la atención médica de los excombatientes.

Sin experiencia conocida en el campo de la gestión, Jackson estaba llamado a ser el próximo secretario de Asuntos de los Veteranos en sustitución de David Shulkin, el único sobreviviente de la era Obama cuya reputación había caído debido a varios escándalos.

Pese a que su nombramiento no ha resistido al escándalo desatado sobre su persona, Jackson sigue de momento como médico presidencial.

“El almirante Jackson es un doctor de la Armada de Estados Unidos asignado a la Casa Blanca y está hoy aquí trabajando”, aclaró esta mañana la portavoz del presidente, Sarah Sanders.

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