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La intensa sequía afecta a miles de personas y al sector agrícola en Honduras

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EFE

La ciudad de Choluteca, en el sur de Honduras, vuelve a padecer una fuerte sequía que afecta a sus 200.000 habitantes y al sector agrícola, al no poder utilizar como quisiera el agua del río Choluteca, que desde hace años esta bajo una concesión de uso privado.

Durante los meses de abril y mayo, el río Choluteca se mantiene prácticamente seco, lo que impacta negativamente en las necesidades de agua de los habitantes, limita la producción agrícola y eleva los costos de actividades como la caña de azúcar que, justamente en esos meses, requiere de importantes cantidades de agua para riego.

Quintín Soriano, alcalde de Choluteca, en el departamento del mismo nombre, explico a Efe que si el río estuviera bajo control de la municipalidad se tomarían dos kilómetros de su cauce para hacer “canales como hay en todas partes del mundo” para paliar la grave sequía de la zona.

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De esa forma cuando llueve una buena cantidad de agua se conservaría y la ciudad siempre tendría el líquido que tanta falta hace en la árida región del sur de Honduras, agregó Soriano, quien este año ha iniciado su cuarto período consecutivo como jefe del gobierno local.

Soriano indicó que la persona a quien se le ha dado en concesión la explotación del río, “por dinero”, lleva varios años, y que eso no es algo que viene del presente gobierno que preside Juan Orlando Hernández, y que el Choluteca, que nace en el centro del país, es el único río entregado a particulares bajo esa modalidad.

“Este señor tiene casi cinco años de tener la concesión, a saber, por cuánto tiempo la hizo, ahora estamos pendientes nosotros de que no se le renueve”, enfatizó Soriano.

Sin embargo, el alcalde expresó que las denuncias que ha hecho sobre el problema que tiene el municipio de Choluteca se han quedado “como en el aire”, y que “no hay voluntad política” para resolverlo.

Además, en su opinión, uno de los sectores productivos, las empresas azucareras que operan en la zona, “han perforado demasiados pozos” para riego de sus cultivos de caña.

“Y no es que yo estoy en contra de estas empresas, que son las azucareras (...), pero han perforado demasiados pozos, eso es un problema, hay azucareras que tienen 500 pozos, eso es un delito ecológico porque nos están robando toda el agua”, recalcó.

Al margen de qué sector productivo, ya sea agrícola, ganadero o industrial, el consenso generalizado en Choluteca y municipios vecinos es que el principal problema del sur es el agua.

“En la región sur el problema número uno se llama agua. Todo se resume en tratar de hacer un proyecto macro en la región tendente a que el problema del agua se resuelva de una vez por todas”, dijo a Efe el expresidente de la Asociación de Ganaderos de Choluteca Francisco Argeñal.

Agregó que la ciudad y el departamento de Choluteca tienen un “río caudaloso” que, irónicamente, “causa perjuicio en los meses de invierno porque el agua se va directo al mar (al Golfo de Fonseca, Pacífico) y lo que causa son inundaciones”.

En efecto, debido a la acelerada deforestación y otros problemas ambientales, en invierno el río deja más destrozos que beneficios, algo de lo que han sido testigos miles de damnificados de la ciudad de Choluteca y otros municipios como Marcovia.

Argeñal coincide con el alcalde y representantes de otros sectores productivos del sur en que la solución es construir al menos una represa grande en el sector de Morolica, lo que además generaría electricidad, abastecería de agua a muchas comunidades, serviría para riego de zonas productivas y promovería el turismo.

El viejo pueblo de Morolica fue soterrado por el devastador huracán Mitch a finales de 1998, por lo que sus pobladores fundaron la Nueva Morolica en una parte más alta para vivir seguros.

Argeñal señaló que una represa en Morolica sería un proyecto que ahora quizá tendría un coste de unos 1.000 millones de dólares, el doble de lo que hubiera costado desde que se comenzó a promover, en el decenio de los 80 del siglo pasado.

Y al ver la experiencia con iniciativas similares en el país, un proyecto como este podría enfrentar una fuerte oposición de las comunidades.

El sur de Honduras, donde la sequía ha transformado el paisaje y han desaparecido muchas ganaderías y cultivos de granos básicos para dar paso al melón, sandía, ocra y la industria del camarón, entre otros, lo conforman los departamentos de Choluteca y Valle, el primero fronterizo con Nicaragua y el segundo con El Salvador.

En La Palma, jurisdicción de Pespire, al norte de Choluteca, el campesino Miguel Andino relató a Efe que con su familia están “sufriendo la sequía”, y que por ese problema las cosechas de las siembras de maíz, de subsistencia, “no se dan como se deben de dar”.

Una manzana de maíz (menos de una hectárea), con suerte puede darle a Andino ocho quintales (sacos de 45,4 kilos), de los que dos son para el dueño de la tierra que se la presta para que siembre.

En Apacilagua, unos 30 kilómetros al este de Choluteca, “la principal prioridad es el agua”, dijo a Efe Nery Geovany Aguilera, esposo de la vicealcaldesa, Lesy Yadira Estrada.

En este municipio de 9.075 habitantes, incluidos los de sus siete aldeas, todos los años se viven al menos “tres meses críticos de sequía”, lo que además perjudica a los campesinos y ganaderos, añadió Aguilera, quien señaló además que la esperanza del pueblo es una vertiente natural situada en una montaña a 26 kilómetros.

La sequía es tan severa en el sector de Apacilagua, que varias cabezas de ganado han muerto en días recientes, dijo Aguilera, en cuya comunidad, reciben agua “cada ocho días, durante dos horas”.

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