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El impulso por un TLCAN antes de la Cumbre de las Américas se modera

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EFE

Los ministros de Canadá, México y EEUU encargados de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se reunieron hoy en Washington, con expectativas moderadas un día después de que el presidente, Donald Trump, adelantase que podría haber un anuncio “bastante pronto”.

El objetivo parecía ser la Cumbre de las Américas del 13 y 14 de abril en Perú, que congregará a la mayoría de líderes del continente americano.

“Las conversaciones han sido intensas, ha habido progresos (...) Pero continuarán”, señaló Chrystia Freeland, la ministra canadiense de Asuntos Exteriores, a los periodistas a las afueras de la Oficina del Representante de Comercio Exterior en la capital estadounidense en un receso.

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Dado que no estaba previsto en la agenda, y tras siete rondas de conversaciones que no ofrecieron los frutos esperados, la inesperada cita entre Freeland, el representante de Comercio Exterior de EEUU, Robert Lighthizer; y el secretario mexicano de Economía, Ildefonso Guajardo, había revitalizado las tenues esperanzas de acuerdo.

Especialmente, después de las optimistas palabras del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, quien afirmó el jueves que se estaba avanzando en las negociaciones de manera “muy significativa”.

“Ahora mismo, estamos teniendo un momento muy productivo”, llegó a sostener Trudeau, tradicionalmente prudente en este tema.

Incluso fuentes cercanas a la negociación habían apuntado que el Gobierno de Trump parecía haber relajado ligeramente sus exigencias acerca del porcentaje de componentes automovilísticos que deberían ser estadounidenses, uno de los capítulos de mayor fricción para alcanzar un acuerdo.

Y horas después, Trump confirmaba el impulso generado con la expectativa de lograr un pacto en principio para presentar en la Cumbre de las Américas de la próxima semana en Perú y anticipaba noticias al respecto “bastante pronto”.

Aunque, inmediatamente, llamaba a la cautela ante la renegociación de un pacto comercial que ha calificado repetidamente como un “desastre” para las empresas y trabajadores estadounidenses.

“(Mis asesores) me dijeron ‘Oh, tengamos TLCAN antes de la cumbre’. Y Les dije ‘No os apuréis. Lo haremos con calma. No hay prisa’. O lo hacemos bien o lo finalizamos”, explicó el mandatario estadounidense en una mesa redonda en Virginia Occidental.

Los expertos ya habían advertido que los progresos realizados desde que se inició la renegociación del TLCAN, en vigor desde 1994, eran insuficientes para apuntalar un acuerdo sólido en las reuniones de esta semana en Washington dada la complejidad del pacto.

El canciller mexicano, Luis Videgaray, se reunió también estos días en la Casa Blanca con el asesor y yerno del presidente Trump, Jared Kushner, como parte de las “conversaciones en marcha sobre las relaciones entre EEUU y México”, indicó a Efe una fuente del Consejo de Seguridad Nacional.

Según confirmó hoy el Gobierno mexicano, las reuniones de Guajardo se dieron por concluidas con el encuentro trilateral en el que se acordaron “dos puntos para dar un impulso” al proceso.

Esto es, mantener una comunicación permanente entre los tres ministros sobre las negociaciones y que los equipos negociadores se reúnan en los próximos días para profundizar el trabajo técnico, con la intención de encontrar los equilibrios que permitan avanzar el proceso en su “totalidad”.

“Todavía tienen que pasar muchas cosas en esas negociaciones”, subrayó Joyce Chang, jefa de investigación de JP Morgan, en una conferencia en la sede del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre las perspectivas económicas regionales.

Uno de los principales elementos que ha elevado la incertidumbre es la proximidad de las elecciones presidenciales en México, que tendrán lugar el 1 de julio, y donde no parece haber un favorito claro.

A juicio de Eric Farnsworth, vicepresidente del centro de estudios Council of the Americas, esto hace México esté “probablemente más dispuesto” a llegar a un acuerdo, mientras que Canadá no tiene tanta “urgencia política” y cuenta “con más flexibilidad sobre los tiempos”.

“Pase lo que pase”, explicó Farnsworth a Efe, “las dudas que las negociaciones han arrojado y la indeterminación sobre el rumbo en el futuro ya han comenzado a tener un impacto sobre las decisiones de inversión y la cadena de suministros”.

Al complicado horizonte se sumó ayer el discurso inusualmente duro del presidente mexicano Enrique Peña Nieto, quien urgió a Trump a no dirigir su “frustración” contra México, después de uno de los habituales arrebatos de ira en Twitter del mandatario estadounidense, sobre la necesidad de un muro fronterizo para frenar continuo flujo de droga e inmigrantes ilegales desde su vecino del sur.

“(México) Se ríe de nuestras tontas leyes de inmigración. Tienen que acabar con el gran flujo de droga y gente o voy a acabar con TLCAN. ¡NECESITAMOS UN MURO!”, escribió el presidente estadounidense a comienzos de semana.

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