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Los aranceles de Trump confunden a los productores de acero y aluminio

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EFE

La polémica decisión del presidente, Donald Trump, de imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio, ha creado confusión entre los principales productores de estos productos a nivel mundial.

Al anunciar repentinamente su idea, Trump avanzó que algunos países aliados en materia comercial y de seguridad nacional, como México y Canadá, entre los principales exportadores de estas materias primas a EEUU, quedarían exentos de estos gravámenes.

A esa lista se añadieron posteriormente los países de la Unión Europea (UE), Australia, Corea del Sur, Brasil y Argentina, con los que la Administración Trump está en negociaciones individuales.

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“Los países que recibieron exenciones temporales probablemente enfrentarán las demandas de Estados Unidos para la adopción de restricciones voluntarias a la exportación (VER, en sus siglas en inglés)”, indicó a Efe la economista Monica de Bolle, investigadora del centro de estudios Peterson Insitute for International Economics.

De hecho, el Gobierno estadounidense hizo público este martes que alcanzó un preacuerdo comercial por el que Washington eximirá a Seúl de sus aranceles al acero siempre que Corea del Sur reduzca sus exportaciones de este producto a EEUU al 70 % del volumen promedio vendido entre 2015 y 2017.

Según la experta en comercio internacional, los otros países eximidos de las tarifas arancelarias recibirán próximamente demandas similares para obligarles a que aminoren sus exportaciones.

“La posible alteración será generalizada, y es difícil saber exactamente cómo los países se verán afectados”, consideró De Bolle.

Por otro lado, están las naciones que Trump no incluyó en su listado de aliados, entre las que se encuentran grandes productores de acero y aluminio como Rusia, China, Japón y Taiwán, entre otras.

La Casa Blanca argumentó que este movimiento proteccionista está basado básicamente en proteger la seguridad nacional y la economía de EEUU, acogiéndose a una disposición del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) de 1974 y de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que sucedió a dicho pacto en 1995.

“No podemos tener un país que se pueda defender a sí mismo y prosperar sin una industria de aluminio y acero potente”, alegó entonces Peter Navaro, asesor comercial del presidente estadounidense.

Para Charles Boustany, presidente del Centro de Innovación y Comercio de la Oficina Nacional de Investigación Asiática (NBR), la justificación de Trump “no tiene sentido alguno” por sí misma, y más aún, sin condonar la subida des aranceles a Japón.

“Una de las cosas que más me sorprendió y que no tiene sentido alguno es justificar los aranceles por motivos de seguridad nacional y dejar fuera de las exenciones a un país aliado como Japón, clave en su región”, señaló a Efe el experto.

Boustany, ex congresista republicano de EEUU, criticó la “irresponsabilidad” del magnate neoyorquino en ese sentido y dijo que esta decisión “puede acarrear problemas” en las relaciones con Asia en un futuro próximo.

“Estrictamente hablando, EEUU produce suficiente acero y aluminio por sí solo como para cubrir las necesidades de su industria de defensa, por lo tanto, apelar a la seguridad nacional no tiene sentido”, añadió De Bolle, que tampoco ve con buenos ojos el alegato de Trump.

Sea como fuere, la realidad es que Rusia, China, Japón y Taiwán, todos ellos dentro de los primeros exportadores de acero y aluminio a EEUU, y muchos otros países ya afrontan sanciones del 25 % y el 10 %, respectivamente, desde el pasado 23 de marzo.

Los analistas coinciden en que estos países tendrán que trabajar arduamente para encontrar otros mercados a los que exportar sus bienes, una tarea “muy difícil” dado el tamaño del mercado estadounidense.

Sin embargo, China, que ya ha sufrido otras agresivas sanciones por parte de EEUU, como derechos compensatorios y medidas antidumping, ya está enviando su aluminio y acero a otros lugares, principalmente a países de Latinoamérica.

Este es el camino que deberán seguir los estados que no fueron eximidos por Trump y aquellos que sí lo fueron y que sean obligados a restringir sus exportaciones a EEUU, un panorama confuso creado por el atípico presidente, cuyo país venía siendo en las últimas décadas un adalid del libre comercio.

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