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Puertorriqueños afectados por María reclaman trato como demás estadounidenses

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EFE

Un centenar de puertorriqueños afectados por el huracán María, que azotó la isla caribeña hace seis meses, reclamaron hoy en Washington más asistencia federal para ser tratados de igual manera que los demás estadounidenses que también han sido víctimas de ciclones.

“Lo primero que pedimos (a la Casa Blanca y al Congreso) es que nos presten atención como ciudadanos americanos que somos, que envíen la ayuda y los trabajadores necesarios para reconstruir la isla”, señaló a Efe el puertorriqueño Rafael Ocasio, que se concentró hoy enfrente de la sede central de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA, en inglés).

Bajo una intensa y fría lluvia, Ocasio -que vivió el huracán en primera persona- se congregó junto a un centenar de puertorriqueños, activistas y varios congresistas para pedir más apoyo al Gobierno del presidente Donald Trump para resolver la crisis humanitaria que vive Puerto Rico, al cumplirse seis meses del paso de María.

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“Es realmente una desgracia ver la falta de acción; Estados Unidos es considerado el país más rico, poderoso y avanzado del mundo pero hemos tratado a Puerto Rico como si no fuera nada”, exclamó ante las personas congregadas el demócrata Luis Gutiérrez, miembro de la Cámara de Representantes de EEUU.

En su discurso, Gutiérrez aseguró que no descansará “hasta que cada boricua que se ha tenido que ir de la isla pueda regresar a su hogar con su familia”.

Este es el caso de Ocasio, que tuvo que abandonar Puerto Rico algunas semanas después del huracán e instalarse solo en la costa este del país porque estaba “afectado emocionalmente”.

“Unas 800 casas de mi zona se perdieron, vi techos volar durante el huracán. Fue muy triste ver a mi gente necesitada y desesperada y al final tuve que salir porque no podía más”, relató a Efe el boricua.

Además, Ocasio criticó duramente el sistema de petición de ayuda de FEMA, al que miles de puertorriqueños “no pueden acceder”.

“FEMA pide que lo hagamos por Internet, pero nosotros estamos en la isla sin servicio, sin energía, sin poder usar el teléfono. Es (un sistema) que lo pone muy cuesta arriba”, sentenció.

Tras el paso del huracán María, que se saldó con más de un centenar de víctimas mortales, la mayoría de los residentes en Puerto Rico se quedaron sin electricidad durante semanas y meses, aunque los últimos datos oficiales apuntan que más del 80 % de los puertorriqueños ya tienen acceso a ella.

Otra de las mujeres que tuvo que salir de la isla fue Daiza Aponte, una madre soltera de 29 años que ahora reside en un hotel en Brooklyn (Nueva York) con sus dos hijas.

“Tuve que salir porque a mi hija de un año le dio un paro respiratorio durante el paso de María; ahora estoy en Brooklyn sola, sin familia y no sé hasta cuándo me van a seguir aprobando las extensiones de ayuda para vivir en hoteles”, dijo entre lágrimas Aponte, que recordó que hay “miles” de compatriotas en la misma situación.

Según datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), el número de personas registradas para recibir asistencia financiera en Puerto Rico rebasa el de los huracanes Katrina, Irma y Sandy en conjunto.

Asimismo, más de 200.000 casas resultaron dañadas y más de 30.000 personas perdieron sus trabajos, con el subsiguiente éxodo de más de 200.000 puertorriqueños, tan sólo al estado de Florida.

“Eso fue un desastre sin precedentes y, aún así, el Gobierno federal y FEMA no han actuado correctamente y de la misma manera” que han hecho con otros lugares afectados por huracanes, como Florida y Texas, lamentó Laura Esquivel, directiva de la Hispanic Federation, organización que aboga por los derechos de los latinos.

De hecho, a pesar de que los daños calculados por las autoridades de Puertos Rico ascienden hasta los 95.000 millones de dólares, el Congreso ha aprobado hasta ahora dos paquetes de ayuda de 15.000 y 36.5000 millones, respectivamente, para asistir a la isla.

Por otro lado, los dirigentes de la isla caribeña solicitaron 17.000 millones para la recuperación de su red eléctrica, pero el Senado estadounidense únicamente aprobó 2.000 millones para esa finalidad.

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